Cine en serie: "Mix Tape", amor y nostalgia en el bolsillo
Querido Teo:
Nunca olvidarás a la chica para quien hiciste tu primera casete de canciones. Nunca olvidarás al chico que te la grabó. Esta es la idea que da forma a una serie de televisión que homenajea a la gran revolución musical que cambió la manera del romance. Ni flores, ni bombones, ni siquiera joyas. Ninguna forma anterior de cortejo supera la revolución que significaron las cintas de casete. Si se tienen de cincuenta años para arriba es fácil que formen parte de nuestra historia romántica. El salto al gran público llegó en la segunda mitad de los años setenta. Fue entonces cuando los casetes se convirtieron en el medio más práctico y barato para grabar música.
Coincidieron varios factores:
Allá por 1963, en Eindhoven, Holanda, la empresa Philips tenía un problema: querían que la gente grabara sonido en casa, pero las bobinas de cinta abiertas eran un engorro. Grandes, delicadas y con pinta de laboratorio, no invitaban precisamente a grabar tu programa de radio favorito ni mucho menos a meterlas en el coche.
Ahí entró Lou Ottens, ingeniero de Philips y tipo con fama de práctico. Un día, harto de tanto carrete y cable, cogió un trozo de madera, lo recortó y dijo: "El cartucho de cinta debería tener este tamaño, como para caber en el bolsillo de una chaqueta". Ese bloque de madera fue el prototipo de lo que acabaría siendo la Compact Cassette.
La idea era brillante: una cajita de plástico, con la cinta protegida dentro, que podías meter y sacar sin mancharte los dedos ni tener que rebobinar bobinas gigantes. Además, el propio Lou Ottens empujó para que Philips liberara la licencia del invento, de modo que cualquiera pudiera fabricarlas. Esa decisión fue clave: sin "royalties" caros de por medio, las cintas se extendieron por todo el mundo.
El resultado fue que a partir de mediados de los sesenta comenzaron a aparecer grabadoras domésticas y, ya en los setenta, radiocassettes y coches con reproductor integrado. En los ochenta, con la llegada del Walkman de Sony, la cinta se convirtió en el pasaporte a la intimidad musical: escuchar tus canciones favoritas por la calle, grabar de la radio, hacer tu propia “mixtape” para impresionar a alguien…
Y Ottens, cuando le preguntaban en entrevistas por su creación, solía decir que nunca imaginó que millones de personas alrededor del mundo acabarían enamorándose, llorando o declarando sus sentimientos con una cajita de plástico que nació de un bloque de madera en su mesa de trabajo.
En todo el mundo lo bastante rico para subirse al asunto, tuvo un recorrido sentimental y se creó una cultura que comenzaba grabando música de las emisoras de radio, con pinchadiscos que se subían a las canciones para "ensuciar" una grabación limpia que perjudicaba a las discográficas, y que también mantenía los regalos y sobres bajo cuerda que ensuciaron el oficio.
Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo han contado que, a principios de los noventa, se cortejaron intercambiando cintas decoradas a mano, con títulos y listas de canciones. Lindo dice que aún conserva alguna. Para su generación ese recuerdo es una puerta a la adolescencia. Porque antes de internet, antes del CD barato, lo que se compartía para enamorar era una cassette grabada con paciencia, con los dedos listos en los botones de REC y PAUSE.
"Mix Tape" recupera esa liturgia. Alison, interpretada por Teresa Palmer, y Dan, interpretado por Jim Sturgess, no se mandan emoticonos. Se graban canciones. Cada tema dice lo que ninguno se atreve a poner en palabras. Como sucedía en los setenta y los ochenta. Una cinta podía empezar con Bizarre love triangle, de New Order, con su "Cada vez que te veo caer", y acabar en Love will tear us apart, de Joy Division, con su aviso de "El amor nos separará". Era la forma de tender un puente sin llamar por teléfono.
El espectador veterano reconoce la escena del coche con casetero y cinta atascada. Reconoce el bolígrafo BIC usado para rebobinar y ahorrar pilas; y reconoce, sobre todo, el ritual de regalar una cinta como si fuera un secreto compartido. Lo curioso es que la serie logra que los más jóvenes lo entiendan también. No es arqueología, es lenguaje emocional.
Palmer lo recuerda en entrevistas. Dice que en su adolescencia hacía y recibía cintas y CDs grabados a mano. Sturgess lo confirmó: hacer una "mixtape" es declararse sin abrir la boca. Esa complicidad se ve en pantalla. Y ahí está el mérito de la serie, que no se limita a poner música clásica del "indie" británico, sino que usa cada tema como latido narrativo. The Stone Roses con Fools gold, The Cure con Close to me, The Church con Under the milky way. No es adorno, es argumento.
La serie, hecha entre la industria de Irlanda y la de Australia, ganó el TV Spotlight Audience Award en el South by Southwest (SXSW) 2025. La crítica ha destacado la química de los protagonistas y el equilibrio entre drama y nostalgia. Pero el mayor premio es el reconocimiento del espectador que alguna vez fabricó una cinta con carátula dibujada. Porque esa persona entiende que una cassette es más que plástico y cinta magnética. Es tiempo invertido, es gusto personal compartido, es vulnerabilidad entregada en una caja de plástico.
"Mix Tape" enlaza con una memoria colectiva. Desde Lou Reed entregando una cinta a Andy Warhol como gesto íntimo, hasta Rob Sheffield contando su historia de amor en "Love is a Mix Tape". Desde los punks de Ian MacKaye grabando directos en garajes hasta la pareja Muñoz Molina y Lindo dibujando portadas domésticas. Todo cabe en ese mismo hilo.
La serie funciona porque recupera esa memoria y la convierte en relato audiovisual. Cuatro episodios que se ven como quien escucha dos caras de una cinta. Lado A, promesas. Lado B, consecuencias. Amor y desamor en 50 gramos. Con momentos de humor, como el rebobinado con bolígrafo, y con momentos de emoción, como la duda de si poner a The Cure en la primera pista o guardarlos para el final.
"Mix Tape" no es sólo un guiño a la nostalgia. Es una historia universal sobre la música como lenguaje de afecto. Te recuerda que nunca olvidarás a quien te grabó una cinta. Ni a quien se la grabaste. Y que, en el fondo, seguimos esperando o recordando a alguien que nos ponga o que nos puso en la memoria una canción y nos haga completar una frase, un estribillo.
"Mix Tape" puede verse en España en Movistar+
Carlos López-Tapia

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