Querido primo Teo:
En estos días se está desarrollando la 76ª edición del Festival de Cannes en donde está quedando demostrada la devaluación del que es el certamen cinematográfico más importante del mundo en el que, hoy por hoy, las obras maestras y las interminables ovaciones tienen el mismo valor que una acción en bolsa del principal grupo mediático español, por debajo de los cincuenta céntimos. Desgraciadamente vivimos en unos tiempos dominados por la posverdad, en los que la información ha quedado en manos de una corte aduladora, histérica y tóxica que vive del postureo y al margen de la realidad y en el cual lo objetivo ha sido sustituido por los sentimientos. Es el fenómeno eurofan llevado a cualquier terreno. Formar parte de un acontecimiento, como si fuera a pasar a la posteridad, y presumir de ello en redes lleva a la tontería de ovacionar hasta el fin y catalogar de obras maestras a títulos que no superarán el paso del tiempo, y a esto me refiero lo que nos lleva a actualizar nuestro timeline de las redes. De obras revolucionarias y oportunas premiadas en Cannes van nuestros clásicos y joyas de la semana.