In Memoriam: José Luis Borau, valor cultural
Querido Teo:
El director José Luis Borau ha fallecido esta tarde en Madrid a los 83 años por un cáncer de garganta. Uno de los veteranos más polifacéticos de nuestra industria y un gran valor cultural para nuestro país ocupando el sillón B en la Academia de la Lengua Española tras el fallecimiento hace cinco años de Fernando Fernán Gómez. También productor, guionista y actor ocasional en alguna cinta como el médico de "Mi querida señorita", el Gobernador Civil de "Furtivos", que tenía que haber interpretado José Luis López Vázquez, o en “Todos a la cárcel”. Su mayor éxito profesional fue “Furtivos” con una inconmensurable Lola Gaos, cinta que ganó la Concha de Oro a la mejor película en el Festival de San Sebastián en 1975 y que supuso todo un golpe en la mesa contra un franquismo que daba sus últimos coletazos y que, a través de su mecanismo de censura, impuso 40 cortes a la película crítica y valiente contra el régimen y fiel reflejo de la España más negra. Otros títulos destacados son “Hay que matar a B.”, su incursión USA en "Río abajo" contando con David Carradine, “Tata mía” con una estupenda Imperio Argentina, "Niño nadie", y “Leo”, por la que ganó el Goya a la mejor dirección en 2001. Premio que sonó a honorífico al ser el presidente de la institución entre 1994 y 1999. Para el recuerdo su imagen con las manos blancas en contra de la actividad terrorista de ETA en la edición de 1998. También dirigió la exitosa serie televisiva “Celia”. Se destaca de él su espíritu comprometido y tranquilo. Ayer mismo el director de la RAE, José Manuel Blecua, anunció la creación de un nuevo premio de guión José Luis Borau y la apertura de una biblioteca de cine que llevará su nombre.
Este zaragozano que estudió Derecho tuvo en el cine su gran amor. “Al cabo de un siglo largo de vida, el cine ha marcado la forma de hablar y de escribir con huellas más abundantes y profundas de lo que pudiera parecer a simple vista”. Así arrancó en 2008 su discurso de entrada en la RAE, poltrona desde la que defendió su amor por la cultura con mayúscula.
Nacho Gonzalo