"La terra negra"
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El argumento: María trabaja con su hermano Ángel en un negocio familiar, el molino industrial del pueblo, que abandonó hace años. Ella, desterrada de todo, trabaja metódicamente para sobrevivir mientras los amigos de Ángel contemplan con satisfacción el regreso de María, saboreando su fracaso vital. Ángel contrata a Miquel, y entre él y María nace una admiración mutua. La presencia del extranjero causa temor porque Miquel ha estado en la cárcel y además hay algo místico en él capaz de influir en los demás.
Conviene ver: "La terra negra" se presenta como un drama rural con ecos de western crepuscular, deudor del cine contemplativo de Víctor Erice, Theo Angelopoulos y Robert Bresson. La historia sigue a Miquel (Sergi López), un enigmático forastero que llega a una pequeña localidad marcada por la precariedad y los silencios, donde su presencia altera sutilmente la vida de los habitantes. Aunque se perciben ciertos guiños al wéstern, como la llegada del antihéroe y la tensión contenida, el film de Alberto Morais se mueve en un territorio más introspectivo y litúrgico, dividido en dos partes, "Dies irae" y "Via crucis", con música de Bach que refuerza su aire ritual. El poder de Miquel sobre los demás nunca se explica, acentuando la sensación de misterio y distancia que recorre toda la obra. Las interpretaciones, deliberadamente rígidas, contribuyen a la atmósfera hierática de los personajes, que parecen tan inmóviles como los hierbajos y árboles del paisaje. Esta elección, aunque coherente con el estilo sobrio y austero de Alberto Morais, puede resultar fría y dificultar la empatía del espectador. La narración avanza a un ritmo muy lento, centrada en gestos mínimos y silencios prolongados, lo que, si bien refuerza la densidad atmosférica, exige paciencia y atención constante, y puede percibirse como un impedimento para quienes buscan un desarrollo más dinámico o emocionalmente inmediato. A pesar de estas limitaciones, la película mantiene un interés estético y narrativo, con una fotografía de tonos ocres y grises que convierte el paisaje en un personaje activo y refleja la dureza de la tierra y de las relaciones humanas que se erosionan en ella. La tensión dramática recae en los protagonistas, particularmente en Laia Marull, cuya interpretación sobria y profunda logra transmitir la carga de los fantasmas familiares, mientras Sergi López aporta al personaje de Miquel un aura perturbadora y ambigua. En conjunto, "La terra negra" es una obra exigente y severa, con un ritmo contemplativo que puede incomodar por su lentitud y rigidez interpretativa, pero que ofrece una experiencia cinematográfica intensa, cargada de atmósfera y densidad, y confirma a Morais como un autor que explora los pliegues más sombríos del alma humana.
Conviene saber: Nuevo trabajo de Alberto Morais que compitió en el Festival de Málaga 2025.
La crítica le da un SEIS












