"Lilo y Stitch"
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El argumento: Narra la historia de una niña hawaiana solitaria y un extraterrestre fugitivo que la ayuda a recomponer su familia rota.
Conviene ver: Veintitrés años después de haber conquistado a toda una generación con su mezcla de ternura, originalidad y un poderoso mensaje sobre la familia elegida, abordando temas como la soledad y el duelo, “Lilo y Stitch" regresa a la gran pantalla en formato "live action". Disney continúa así su ambiciosa estrategia de adaptar sus clásicos animados con el reto de reimaginar uno de los títulos más entrañables de su catálogo. La premisa se mantiene fiel: Lilo, una niña hawaiana de seis años, solitaria y creativa, que llora la muerte de sus padres, adopta en una perrera a Stitch, una criatura alienígena diseñada para la destrucción, creyendo que es un perro. A partir de este improbable encuentro, nace un vínculo profundo sostenido por el concepto de "ohana" (familia, en su acepción más inclusiva), que subraya la necesidad universal de pertenecer, amar y ser amado. En su debut cinematográfico, la joven Maia Kealoha aporta autenticidad y frescura al personaje de Lilo, logrando transmitir tanto su fragilidad como su espíritu combativo. Chris Sanders, coguionista de la película original, retoma la inconfundible voz de Stitch, manteniendo intacto ese equilibrio entre el caos y la ternura que hizo del personaje un icono. También destaca la presencia de Zach Galifianakis como el excéntrico doctor Jumba, aunque su interpretación cae por momentos en una caricatura algo forzada. Sydney Agudong, como Nani, cumple con solidez en el rol de hermana mayor, aunque no alcanza la carga emocional de su contraparte animada. Sin embargo, no todo en esta nueva versión fluye con la misma gracia. El film llega acompañado de decisiones polémicas, en especial en lo que respecta al reparto. Las acusaciones de colorismo y la percepción de una pérdida de fidelidad cultural han generado un debate en torno a la representación y el respeto por las raíces hawaianas del relato. La elección de algunos actores con tonos de piel más claros que los personajes originales ha sido vista por parte del público como una dilución de la identidad del film. Desde el punto de vista técnico, el Stitch digital convence en su diseño, aunque su integración con el entorno real resulta desigual en algunas escenas. La dirección artística hace esfuerzos por conservar la atmósfera tropical y doméstica del film de 2002, pero en ocasiones se siente más como un decorado que como un entorno vivido. El ritmo narrativo, más lineal y menos ágil que el original, tiende a perder fuerza emocional en momentos clave. A pesar de sus limitaciones, esta nueva versión de “Lilo y Stitch” logra rescatar la esencia del vínculo entre sus protagonistas y nos recuerda, una vez más, que "ohana" significa familia… y que la familia nunca te abandona ni te olvida. El resultado es una película que conmueve por momentos, pero que difícilmente dejará la misma huella imborrable que su antecesora animada.
Conviene saber: Este remake en acción real corre a cargo de Dean Fleischer-Camp (“Marcel, la concha con zapatos”).
La crítica le da un SEIS