"Menudas piezas"

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El argumento: Candela cometió el error de pensar que el ascensor social solo funciona en una dirección, la de subida. Y ahora, tras un traumático e inesperado divorcio, pierde su trabajo en un colegio de élite. Por eso Candela tiene que volver al barrio del que salió y pedir ayuda a su hermana y su padre, esos a los que lleva años mirando por encima del hombro. Es hora de recolocar las piezas en el tablero, empezar de cero y buscar una segunda oportunidad. Pero la única que encuentra es dar clases en su antiguo instituto a estudiantes con problemas de integración. Pasa de la crème de la crème, a la crème de la mediocridad. Lo que Candela no se espera es que con ellos aprenderá que lo importante no es quién fuiste ayer, sino quién eres hoy; que un grupo de perdedores por los que nadie da un duro pueden acabar siendo campeones de España; y que, en el ajedrez, como en la vida, no importa si eres rey o peón, porque al final de la partida, ambos acaban en la misma caja.

Conviene ver: “Menudas piezas” es una de esas cintas que enarbola el papel del compañerismo, la integración y la educación pública adoptando un rol amable y entretenido cuando unos jóvenes inadaptados, perdedores y arrinconados por la propia sociedad, acaban siendo campeones de España de ajedrez. La educación como ascensor social para unos chicos sin recursos que están en el instituto y que reciben a una nueva profesora que regresa, no sin pesar, al barrio obrero del que procede tras divorciarse y perder su trabajo en un centro de élite obligándola a reinventarse después de jugar a ser una pija con ínfulas que pensaba que había dejado atrás su pasado pero al que, por mucho que quiera, sigue perteneciendo. Alexandra Jiménez sigue demostrando su vis cómica en una apuesta divertida que opta por un humor universal dirigido al gran público para conectar con un amplio espectro y conectando con su punto de ternura y de esperpento frente al cinismo y el prejuicio. Estupendos también María Adánez, Francesc Orella, Luis Callejo y Miguel Rellán así como el grupo de chicos, en su mayoría debutantes, que captan el tono de la cinta y contribuyen a darle alma. Peca de previsible y poco ambiciosa en su puesta en escena pero es cine de superación que se ve con una sonrisa dando una lección vital algo ilusoria pero edificante de que, frente al tablero de la vida, todos partimos desde un mismo punto.

Conviene saber: Nueva comedia de Nacho G. Velilla (“Fuera de carta”, “Que se mueran los feos”, “Perdiendo el norte”, “Por los pelos”).

La crítica le da un CINCO