"Un paseo con Madeleine"

La web oficial.

El argumento: Madeleine abandona su hogar para ingresar en una residencia de ancianos, al otro lado de París. Un taxista viene a recogerla y ella le pide que pase por unos lugares de la capital que han marcado su vida.

Conviene ver: “Un paseo con Madeleine” cuenta poco en apariencia pero mucho en profundidad, algo que los franceses (a la hora de tratar temas universales y sociales) siguen siendo únicos envolviendo de ternura entrañable la denuncia y la reivindicación. Aquí es el caso del arrinconamiento de los ancianos tanto por familiares como por una sociedad excluyente preocupada más de los jóvenes (aunque tampoco en exceso) que de una generación de la que se aprovecha poco su conocimiento y se piensa que ya están pidiendo la hora ante la llegada de la sentencia final por la que todos pasamos. Es por ello que no deja de ser entrañable como vemos a una mujer que, antes de verse obligada a ingresar en una residencia, hará un recorrido en taxi por los lugares que han marcado su vida compartiendo experiencias con el conductor, un tipo gris y hastiado que aprenderá a valorar lo que tiene tras esas horas que les marcarán a los dos y que les llevarán hasta bien entrada la noche. Un “Paseando a Miss Daisy” por los recuerdos de “Canción de Navidad” que se aborda con mimo, elegancia, encanto y amargura reivindicando lo que tienen que decir las personas de la tercera edad y como del escepticismo inicial del taxista (que tanto nos representa a todos en un día a día marcado por la rutina y las prisas) se pasa a todo un canto a la vida. Un viaje de confidencias y sin ruido por la noche parisina en el que hay humor, ironía, frescura y drama ante las reflexiones y revelaciones a las que aboca la vida si nos paramos a pensar en el amor, la muerte, la vejez y el arrepentimiento de lo que quedó por hacer por no haberse atrevido a dar el paso. Una película que es toda una revelación ya que uno podría esperar una comedia algo tontorrona o liviana y se encuentra con toda una enseñanza vital que no esconde el dramatismo en los flashback que nos llevan por la vida nada fácil de una mujer que habla con la experiencia de tanto sacrificio e injusticia y la paz que dan los años decidiendo poner una sonrisa a la vida y a decidir cómo vivirla tras sufrir un amor truncado, la violencia machista o las consecuencias de la Guerra de Vietnam. Choque generacional, puentes de entendimiento a través de la conversación y la empatía y el buen trabajo de la refrescante lucidez de la nonagenaria Line Renaud y del eficaz Dany Boon como taxista malcarado que vuelve a creer en la vida en una carrera en la que el contador se pone a cero al ser un punto de inflexión que le marcará para siempre y que, en definitiva, le enseñará la suerte que tiene y que hasta ese momento no ha sabido ver. Un canto de esperanza vitalista que empuja siempre a seguir adelante en lo que termina siendo una fábula deliciosa y que, tras generar una gran empatía con el espectador durante ese viaje con un París que luce como el tercer protagonista de la historia, termina arrebatándonos llevándonos a la sonrisa bañada de lágrimas por los buenos valores que desprende confiando todavía en los actos y gestos de las buenas personas que son los que hacen que pasar por este mundo valga la pena. Que sencillez, que lección de vida. Que el prejuicio de su ligereza entrañable no nuble toda la carga dramática de una historia que es un impulso a siempre mirar hacia adelante y valorar lo que se tiene. 

Conviene saber: La cinta está dirigida por Christian Carion (“Feliz Navidad”, “El caso Farewell”, “Perdido”).

La crítica le da un SEIS