"La ballena (The whale)"

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La web oficial.

El argumento: Un solitario profesor de inglés con obesidad severa intenta reconectar con su hija adolescente en una última oportunidad de redención.

Conviene ver: “La ballena (The whale)” es el regreso de Darren Aronofsky cinco años después de “Madre!” (2017), cinta polémica con la que rompió relaciones con Paramount Pictures y que pudo haber sepultado su carrera. Ahora vuelve con un proyecto más pequeño y de autor contando con el respaldo de A24, que adapta la obra de teatro de Samuel D. Hunter (que también escribe el guión) centrándose en un profesor torturado de más de 250 kilos que ha querido ocultarse de los demás comiendo hasta que su cuerpo reviente y justo cuando parece que no quiere seguir viviendo encuentra algo que pueda darle un significado a su existencia, una vía para su redención reconectando con su hija adolescente.

Si con “El luchador” Darren Aronofsky rescató a Mickey Rourke, en “La ballena (The whale)” ha hecho lo mismo con Brendan Fraser en su primer protagonista en más de una década poniendo en él mucho de su declive lo que genera una honda empatía al espectador por lo que fue privado a una de las estrellas populares más queridas del cambio de siglo que fue apeada de ello por el destino, malas decisiones y la crueldad de la industria. El actor ha estado varios años retirado del primer plano debido a sus problemas de salud, que se derivan de las lesiones provocadas durante el rodaje de “La momia 3” (2008) y emocionales, tras las burlas por haber denunciado hace casi una década a quien fuera presidente de la Asociación de prensa extranjera en Hollywood por haberle tocado el trasero durante una entrega de premios, fue antes del #MeToo y o no había conciencia sobre el tema o solamente se admite el testimonio de quienes se consideran más débiles. El director ha conseguido que el proyecto viera la luz tras una década en la que incluso se barajó a Tom Ford como director y James Corden como protagonista.

“La ballena (The whale)” es un melodrama depresivo y tremendista que no puede ocultar su origen teatral (lastrando el ritmo cinematográfico con un único y asfixiante escenario) que falla en su desarrollo supeditándolo todo a una interpretación cargada de humanidad realizada por Fraser, estando realmente más inspirado en los momentos más sutiles que en los puramente grandilocuentes. Un retrato descarnado de la soledad a través de un tipo que ya no se esfuerza por vivir y que, enfermo y cansado, conectado a oxígeno y en un espacio minúsculo, se regodea en su amargura aislado del mundo salvo las clases de Literatura Inglesa que da a través de Zoom, y en las que encuentra el catalizador para huir de todos sus demonios personales, aunque sus alumnos no puedan verlo ya que no quiere que nadie lo vea así.

“La ballena (The whale)” habla de una sociedad que margina por defecto al diferente, al que no encaja en un determinado rol físico o forma de ser, mientras potencia la comida basura y no ayuda en un momento en el que la ansiedad y la depresión afloran cada vez más ante nuestros ojos aunque sea más cómodo mirar para otro lado y no tender la mano cuando se necesita, más en un país como Estados Unidos en el que tan difícil es acceder a la sanidad y en el que sólo se valora a los asociados con el éxito. La pérdida, la religión, el deseo y las relaciones paternofiliales se dan cita también en un drama rutinario, tosco y superficial que, en cambio, logra conmover gracias a la humanidad que imprime Brendan Fraser poniendo mucho de animal herido basándose para ello en unos ojos azules que desarman y que lo dicen todo con gran sensibilidad.

Una propuesta de intensidad desgarradora entre cuatro paredes (con un impresionante trabajo del espacio a través del encuadre 1.33:1 y la fotografía de Matthew Libatique) que vale la pena no sólo por Brendan Fraser sino por una estupenda Hong Chau sobre un reparto en el que también están Sadie Sink y Samantha Morton. Por otro lado no se puede negar la catarsis que ha supuesto esta cinta para un actor que pone aquí mucho de sus propios demonios personales en un viaje de miedo, arrepentimiento y dolor. Un viaje hacia la miserabilidad de la trastienda humana dotándole de una forzada empatía y con algún recurso efectista pero que vuelta alto gracias a un Brendan Fraser que pone cuerpo, prótesis, alma y mirada tan limpia como atormentada en una de esas interpretaciones inolvidables.

Conviene saber: A competición en el Festival de Venecia 2022 y 3 nominaciones a los Oscar 2023 (actor, actriz de reparto y maquillaje y peluquería).

La crítica le da un SIETE

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