"La vida de Pi"
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El argumento: Tras un naufragio en medio del océano Pacífico, el joven indio Pi, hijo de un guarda de zoo que viajaba de la India a Canadá, se encuentra en un bote salvavidas con un único superviviente, un tigre de bengala con quien labrará una emocionante, increíble e inesperada relación.
Conviene ver: "La vida de Pi" es una gozada visual en 3D a cargo de Ang Lee. Una aventura fascinante sobre la supervivencia con toques de "Big fish", “Slumdog millionaire” y “Cometas en el cielo” que aparecen en una cinta que debate sobre la importancia de la fe sin dogmatizar en ningún momento y en la necesidad de la humanidad de buscar respuestas sobre la existencia. El mensaje que se da sobre las distintas religiones pretende enriquecernos como personas y no provocar la división que los fanatismos de las mismas provocan. El apartado técnico es impecable y es comparable al alarde de Martin Scorsese con “La invención de Hugo” en la definición de su maraña estética dándole un aporte lirista y preciosista a esta fábula digna del mejor realismo mágico. La parte de la infancia del personaje es muy bonita y reconfortante recordando al toque de fábula de "Amélie". Mención especial a la fotografía de Claudio Miranda y a la magistral expresividad que se logra del tigre digital Richard Parker y los distintos animales, uno de los grandes atractivos del film, junto a ese inmenso y atractivo océano que juega con las luces y la oscuridad que van de la realidad a la ensoñación. El guión no naufraga en las procelosas aguas por las que desfila desde el drama intimista hasta la lucha por la supervivencia. Buen desarrollo narrativo, a pesar de algunas escenas que podrían sobrar y que son demasiado largas y que algunos compararán despectivamente con la filosofía zen y simbólica de Paulo Coelho lo que provoca que no haya tanta empatía con la historia. El naufragio está muy bien rodado creando esa sensación de angustia, pero se le dedica demasiados minutos al personaje a la deriva conviviendo con el tigre. El reparto no tiene muchas oportunidades de lucirse con breves intervenciones (atención al casi cameo de Gérard Depardieu) pero Suraj Sharma e Irrfan Khan están convincentes interpretando al protagonista en las distintas edades. Emociona, pero a la película le falta una chispa de sentimiento que la haga más recordable ya que pierde ritmo en algunos momentos y no llega a definir muy bien ese mensaje de defensa de la fe y de la presencia de la reencarnación en las dos versiones que el protagonista cuenta sobre la historia para hacer creer al periodista en Dios. Ang Lee vuelve a demostrar su gran versatilidad en una película que deslumbra y, sobre todo, hechiza como experiencia visual y cinematográfica desembocando en un final más que evocador en un conjunto en el que se nota el esfuerzo desempeñado y en el que el realizador taiwanés se luce en la dirección llevando al cine una historia muy difícil de adaptar
Conviene saber: Adaptación de la novela de Yann Martel.
La crítica le da un OCHO