"Tres amigas"

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El argumento: Joan ya no está enamorada de Victor y sufre por no estar siendo honesta con él. Alice, su mejor amiga, la tranquiliza asegurándole que ella misma no siente pasión por su pareja Eric y sin embargo su relación va viento en popa. Ella ignora que él tiene una aventura con Rebecca, su amiga común... Cuando Joan decide finalmente dejar a Victor y éste desaparece, las vidas y las historias de las tres amigas dan un vuelco.

Conviene ver: “Tres amigas” es un nuevo ejercicio elegante, melancólico y romántico de Emmanuel Mouret, un nombre cada vez más asentado en la cinematografía gala aportando un estilo de cine muy cercano al de Éric Rohmer, en el reflejo de las relaciones amorosas, y del Woody Allen de la década de los 70 y 80, ante la reflexión existencialista, romántica y aguda de sus diálogos. Se puede revisitar una filmografía en la que destacan “El arte de amar” (2011), “Las cosas que decimos, las cosas que hacemos” (2020) y “Crónica de un amor efímero” (2022) a la ahora se suma una cinta que parte de de tres amigas con problemas en sus respectivas relaciones de pareja. La película, protagonizada por Camille Cottin, Sara Forestier e India Hair, es un ejercicio desenfadado e inteligente sobre la amistad y la fidelidad en nuestro tiempo pero con un calculado estudio de personajes encuadrados en un entorno burgués en el que tienen citas en museos, charlas al lado de una copa de vino y pasean por la ciudad de Lyon en la que se desarrolla la película mientras hablan de lo divino y lo humano en una atmósfera cálida y sugerente. En este caso partiendo de una de las mujeres que ya es consciente de que no puede seguir con su marido, aunque le siga queriendo, hablando de hasta qué punto hay que conformarse con un amor convencional fruto de la complicidad generada a lo largo del tiempo o no hay que renunciar a sentir estímulos pasionales que rompan la rutina y hagan sentir seguir vivo. Un enredo juguetón y melancólico sobre personajes complejos que lidian con sus ambiciones, traumas y contradicciones abrazando lugares, espacios, sonidos, sensaciones y diálogos en una sinfonía perfectamente hilvanada a pesar de su apariencia cadenciosa y espontánea. Emmanuel Mouret brilla en el retrato de las relacione humanas sabiendo manejar la historia con ritmo, salpicando la historia con ironía y humor y sabiendo desarrollar la definición de los personajes lo que permite hacerle jugar con las situaciones pero siempre de manera coherente y acertada sin ser excesivo (a pesar de las muchas situaciones que se suceden y los temas relevantes que se ponen sobre la mesa) y sin traicionar la esencia de esos personajes. La película se impregna por ello de un tono de dulce y reparadora comedia al tratar con cariño y respeto a los personajes que ha construido sin enjuiciarlos en ningún momento ya que, a pesar de ciertas mezquindades y errores, nunca aparece la maldad y Mouret invita a entender y comprender optando por relativizar, restar gravedad a las situaciones que nos rodean y poniendo en valor lo verdaderamente importante desde la perspectiva de cada uno y con la pareja como una metáfora de las diatribas e imperfecciones de la propia sociedad.

“Tres amigas” habla de sentimientos y errores enarbolando el papel de la palabra y de expresar esas sensaciones a través de diálogos y confesiones de manera precisa y fluida volviendo a brillar en la dirección de actores logrando constituir prácticamente una compañía teatral que le acompaña título a título destacando en este caso el papel de Vincent Macaigne, el marido que ha pasado a ser el descartado en el corazón de su esposa pero que aporta gran sensibilidad derivado en ausencia fantasmal a la hora de poner los pies en la tierra frente a las evocaciones románticas en la que los deseos se confunden y lleva a que se cometan errores y confusiones fruto de dejarse llevar por el deseo más genuino. Historias interconectadas sobre relaciones abiertas y la honestidad de los sentimientos partiendo de cómo una de las amigas abandona a su marido y cómo esto remueve en un torbellino romántico, un rompecabezas pasional y un juego de lealtades la convivencia de estas amigas, pero en las que los giros no adoptan un tono efectista sino que contribuyen a una función de agradecida ligereza despreocupada frente a los vaivenes del corazón y un deseo aspiracional que lleva a plantearse si de verdad se valora lo que se tiene y si al final la felicidad radica en la seguridad del conformismo insatisfecho o en la búsqueda de algo inalcanzable que lleva a una permanente búsqueda anclado en el cosquilleo de una expectación siempre esperada pero nunca materializada. La puesta en contraposición del amor que estimula y al que hay que entregarse frente a la connotación caótica del mismo y cuya pulsión hay que neutralizar para mantener una vida estable. Dos perspectivas para dos amigas complementadas con una tercera que oculta a las otras que está manteniendo una relación con el marido de una de ellas (aquella que vive tranquila y resignada a lo que tiene sin esperar más pero sin percibir ni por un momento la existencia de esa relación secreta). ¿Es más importante por tanto el amor o la amistad? ¿A quién se debe más fidelidad a la pareja o a una amiga? Una disección de la pareja en su ámbito más amplio, desde el fulgor del inicio a la costumbre acomodaticia, que contribuye a cómo uno es capaz de conocerse a sí mismo y a lo que quiere realmente en esta vida y que lleva a abrazar y a saber enfrentarse a miedos, insatisfacciones y expectativas con el fin de, ante todo, ser consecuente con uno mismo para ejercer el derecho a ser feliz sin provocar daños a los demás conectando con el lado más íntimo de unos personajes que frente al convencionalismo de lo que se espera de uno no quiere renunciar a ser capaz de seguir sintiendo.

Conviene saber: A competición en el Festival de Venecia 2024.

La crítica le da un OCHO