El injerto neuronal que me impide contar finales de películas no me duele cuando soy metafórico. La peli de Visconti fue el final del Adagietto de la Quinta Sinfonía de Mahler como música exclusiva de melómanos, para pasar a ser más sobada que la mano de un candidato. También fue el “final”,grandioso final, de su actor protagonista. Era un tipo poco corriente el tal Dirk Bogarde.
Se había convertido en un galán de comedias románticas en los años cuarenta gracias a su aspecto agradable y trabajó con gente como George Cukor o Charles Vidor, y fue pareja de la actriz bisexual Capucine, incluso estuvieron a punto de casarse a pesar de que ella prefería las mujeres y Bogarde era homosexual. Aunque ese no era un grave problema para ninguno de los dos, no funcionó. Capucine acabó años después tirándose desde la octava planta de un hotel.
Dirk era sensible y educado desde niño, el padre era editor de arte del periódico “The Times” y su madre actriz. Había progresado en el cine sin destacar demasiado, pero con cierta popularidad. Cuando ya no podía ser contratado como galán por su edad, cuando los años sesenta revolucionaron Inglaterra y luego el resto de Europa, se compró una alquería en el sur de Francia y se mudó a una vida más armoniosa. Al terminar “Muerte en Venecia”, supo intímamente – diría él mismo- que nunca podría hacer algo mejor, y que en adelante caminaría tranquilamente hacia abajo. Su papel le ayudó a hacer “Portero de noche” con Liliana Cavani, peli polémica todavía entre los más psicos de La Clínica.
También trabajó con Alain Resnais o Fassbinder, pero no volvió a tener un aparato cinematográfico semejante al que montaba a su alrededor Visconti. Bertrand Tavernier le filmó en su último trabajo en 1990, y dos años después es nombrado Sir y en 1996 sufre un ataque que le deja inválido. Entonces es coherente con su papel de vicepresidente de la Asociación de Eutanasia Voluntaria, y firma una orden para que no le resuciten en caso de otro.
El otro final que cuenta Visconti es el de su propia clase social, el de su propia familia que, un año después de la estancia de Thomas Mann, desembarcó en las mismas playas, con las mismas casetas y legiones de criados y niñeras. Faltaba poco para que la I Guerra Mundial cambiara Europa y el mundo. El Lido fue uno de los últimos lugares en querer verlo.
Venecia era el punto de encuentro entre Europa y Oriente, el lugar de cita protegido de las grandes familias, de los habituales del Hotel des Bains donde, como escribe Thomas Mann, "se escuchaba hablar a media voz las principales lenguas de la tierra”. Se veían norteamericanas altas y más esbeltas que el resto de las mujeres; rusos rodeados de sus numerosas familias; niños alemanes con sus institutrices francesas que se retiraban antes de que comenzaran los bailes, en especial el Chez vous del Excelsior.
“Muerte en Venecia” es más de una muerte diario. Un viajero famoso entonces, Paul Morand, describió la ciudad poco tiempo después de que se fuera el último verano de paz: "El Palacio de los Dogos agrietado, San Marcos asfixiado bajo cinco metros de bolsas de arena retenidas por tablones y mallas de acero; ¡habían desaparecido los caballos de la Cuadriga!". Y también habían desaparecido los Diaghilev, los Nijinski, los Cocteau y los Proust que, con pantalones de franela blanca y una gardenia o un nardo en el ojal pasaban por la plaza mientras las orquestas tocaban los valses de Strauss”.
La guerra barrería la Belle Epoque, transformaría la manera de vivir y pensar de los europeos, y para muchos la comodidad pasó a ser un recuerdo lejano y la seguridad un sueño.
Y el sueño que persigue ese protagonista es ese Tadzio, de juventud bella y efeba. El personaje fue interpretado por el actor sueco Björn Andrésen. El joven polaco al que interpretaba en la película de Visconti era el contrapunto que dejaba evidente el paso del tiempo y la vejez del protagonista. El tiempo ha pasado y su imagen es muy distinta a la de la película de comienzos de los 70. No pudo resistir convertirse en un icono gay tras la película y terminó relegado a producciones de serie B en su país. Ahora tiene 54 años y siguiendo anclado en ese personaje ha participado en algunos documentales y especiales sobre la película o sobre la figura de Visconti.
Visconti se ha hecho con “Muerte en Venecia” el álbum familiar de recuerdos más caro y majestuoso de la historia. A pocas cintas les encaja más la ocurrencia de que es una película que ver antes de morir. Puedes hacerlo esta noche a las 22:00 en TCM (dial 46 de Digital +).
sin lugar a dudas esta es una obra de arte de la mas excelsa yexquisita calidad, no puedo menos que rendir un emocionado y sencillo homenaje a su autor y aquellos que intervinieron en el rodaje, por siempre gracias.
David Bowman
15 años atrás
Pues sí.
Muchas gracias por tan acertado como ilustrativo comentario.
diego duran
15 años atrás
No me canso de ver esta pelicula que es sencillamente hermosa y digna de constar en las primeras 50
A los 96 años ha muerto el inolvidable y por siempre eterno actor Héctor Alterio. Argentina y España quedaron unidas más allá del charco gracias a su talento y recuerdo en trabajos que demostraron que el cine no entiende de patrias sino de emociones, memoria y dignidad a la hora de tender puentes a través del cine. Como elementos principales tuvo su innegable carisma, una voz llena de matices y una capacidad de que las emociones traspasarán la pantalla a través de una mirada limpia y expresiva gracias a sus ojos azules. Una larga vida en la que se dedicó hasta el último día al oficio al que tanto amaba y al que contribuyó a elevar a altas cotas siendo merecedor por todo ello del Goya de Honor en 2004.
Hay actores que traspasan lo que es una vida para formar parte de nuestros recuerdos para siempre. Es algo que va más allá de cualquier premio e, incluso, de la propia existencia ya que trascienden por siempre gracias a la pantalla. Es el caso de un Dick Van Dyke que celebra 100 años de vida en vida. Un nombre icónico de la industria del entretenimiento que bien merece del que se hable de él y se le reivindique cuando todavía puede recibir esa gratitud de su público por tantas risas y buenos ratos compartidos. Un rostro muy querido por su vitalidad, ironía y ligereza siendo un torrente de optimismo frente a la adversidad. Se una a una lista de centenarios compuesta por Kirk Douglas, Olivia de Havilland, Bob Hope y Gloria Stuart o las todavía vivas Eva Marie Saint y Lee Grant.
Las primeras páginas del guion literario de esta serie indicaban lo siguiente: "Un amanecer que parece no querer llegar del todo, envuelto en un gris espeso, como si la ciudad estuviera reteniendo el aliento. La cámara avanza lentamente por un polígono industrial casi vacío. El sonido es mínimo: un viento leve, metal vibrando en alguna parte, una puerta mal encajada que golpea a intervalos irregulares. Los edificios que rodean la escena tienen el aspecto típicamente londinense de principios de los ochenta: ladrillo desgastado, cristales empañados, carteles viejos que nadie se preocupa ya en retirar.
No hace tanto tiempo pero ya parece que hace un mundo cuando quien más quien menos presentaba al mundo las 30, 40 o 50 películas destinadas a estar presentes en la carrera al Oscar 2026. El paso del tiempo, la selección natural, el pinchazo de calidad de algunos títulos y cierto ensimismamiento tendente a apoyar a los favoritas de turno, ha desembocado en lo que podría haber sido una carrera entre dos para terminar definiéndose, de manera poco sorprendente a estas alturas, en un paseo militar para Paul Thomas Anderson. La emoción quizá ya no está en la zona alta pero sí reside en películas que pelean por los puestos bajos de mejor película con el fin de que les den al menos la opción de poder decir que han sido nominadas al Oscar. Con las recientes nominaciones de Critics’Choice y Globos de Oro, ¿podemos ya dar por aseguradas al menos a 8 de las 10 futuras nominadas al Oscar?
sin lugar a dudas esta es una obra de arte de la mas excelsa yexquisita calidad, no puedo menos que rendir un emocionado y sencillo homenaje a su autor y aquellos que intervinieron en el rodaje, por siempre gracias.
Pues sí.
Muchas gracias por tan acertado como ilustrativo comentario.
No me canso de ver esta pelicula que es sencillamente hermosa y digna de constar en las primeras 50