Cannes 2025: El viaje de aceptación de Hafsia Herzi y la desquiciada decadencia USA según Ari Aster

Cannes 2025: El viaje de aceptación de Hafsia Herzi y la desquiciada decadencia USA según Ari Aster

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Querido Teo:

La cuarta jornada del Festival de Cannes demuestra que las estrellas no lo son todo. “Eddington” de Ari Aster ha sido el bautismo de fuego en la sección oficial para uno de los directores más estimulantes del panorama contemporáneo. Una pena que esta vez le haya tocado con, indudablemente, su peor película. Empieza a preocupar la deriva del director que deslumbró con “Hereditary” (2018) o “Midsommar” (2019) y al que parecen haber sentado mal las consecuencias pandémicas (la psicosis colectiva desencadenada desde entonces está muy presente en su nuevo trabajo). Mucho más apreciable “La petite dernière” de Hafsia Herzi que podría salir de aquí con el premio a la mejor actriz.

“La petite dernière” (Hafsia Herzi) // Sección Oficial

La habitualmente actriz Hafsia Herzi debuta en la sección oficial de Cannes con su tercer largometraje en el que adapta la novela de Fatima Daas después de que con los dos anteriores estuviera en secciones paralelas. Un viaje de autodescubrimiento de la propia autora en el que narra el despertar lésbico de una joven parisina de 17 años y de origen musulmán frente al peso de la tradición, lo que se espera de ella y lucha por su identidad.

Una chica modelo, buena estudiante y la pequeña de tres hermanas, que vive en los suburbios y que sigue los patrones previstos por una familia y una sociedad eminentemente patriarcal que tiene claro el papel que debe desempeñar la mujer; principalmente formar una familia y cuidarla como bien le insinúa su madre e insiste un novio que quiere formalizar la relación que mantiene.

Fatima, en cambio, se siente diferente y por ello vive más cómoda jugando al fútbol, vistiendo ropa que no es de la destinada a una chica de su edad, teniendo amigos chicos y saliéndose de los hábitos y costumbres de una joven como ella. Algo que no se quedará en un efluvio pasajero sino en la determinación de una identidad y personalidad que emergerá y abrazará cuando ingrese en la Universidad de París y haga nuevos círculos y amistades; más aperturistas de mente descubriendo que hay más gente como ella introduciéndose en fiestas, escarceos y reuniones en los que encuentra cobijo y definición.

Nadia Melliti está estupenda dando complejidad al personaje con una cámara que la abraza y le da alas en una historia abordada con sensibilidad con unos primeros planos arrebatadores; desde los contenidos a los pasionales; los temerosos y los determinados; los rebeldes y desolados. Y es que Melliti no logra sólo ser Fatima sino también hacer entender su lucha por sacar cabeza en un mundo en el que no encaja para poder ser ella misma. El enfoque abraza lo íntimo y lo sensual en el contraste entre la vibrante heterogeneidad de la noche parisina y la batalla interior que lidia la joven; desde esas fiestas desinhibidas con su nuevo grupo de amigas (que hacen gala sin complejos de su sexualidad) hasta una conversación en la cocina con su madre en el que las lágrimas acumuladas dicen mucho sin necesidad de palabras.

“La petite dernière” se resuelve con cariño y respeto convirtiendo una historia propia en un alegato universal de descubrimiento y aceptación entre encuentros furtivos, bailes, rezos, miradas y silencios. Una catarsis identitaria en la que muchos han encontrado elementos del Abdellatif Kechiche de “La vida de Adèle” (2013) resolviéndose con enorme sutileza y emoción el viraje de una joven que sale del nido (y yugo familiar y tradicional) para encontrar su lugar en un mundo hostil del que tiene que defenderse y erigirse tanto por su condición de mujer, de musulmana y de lesbiana.

“Eddington” (Ari Aster) // Sección Oficial

Ari Aster va cuesta abajo y sin frenos con "Eddington", western "noir", pandémico y fatalista que alcanza momentos grotescos sin sentido y te incomoda por una aspereza tonal que potencia el malestar y el desaguisado. Una cinta que nos muestra el enfrentamiento entre dos de las fuerzas vivas de la zona, un pueblo indeterminado en Nuevo México; el sheriff (Joaquin Phoenix) y el alcalde (Pedro Pascal). Una lucha por el poder en épocas de “fake news”, negacionismo, cambio climático e inseguridad ciudadana.

Una mirada a la paranoia desatada en un Estados Unidos en el que los defensores del Make America Great Again (MAGA) han desenterrado y avivado la cultura de la ley del más fuerte frente a un sistema que desprotege y que representa un sheriff acobardado y amoral representado por un pasadísimo Joaquin Phoenix dentro del nivel de una cinta que no entiende de sutilezas.

Una sátira en forma de comedia negra que quiere abrazar referencias como las de los Coen o Sam Peckinpah sin conseguirlo por su autoindulgencia y tedio en el que, eso sí, la imprevisibilidad (pero también el caos) reina por bandera tirando de imaginaría visual pero también descuidando a unos personajes que pululan por un desarrollo en el que no hay nada consistente ya que sorprende que Pedro Pascal y, especialmente, Emma Stone y Austin Butler se hayan prestado a papeles tan anecdóticos y desagradecidos. No ayuda tampoco una definición plana en la que sólo conocemos algo de la personalidad del personaje de Joaquin Phoenix, el auténtico dominante de la función, como ese sheriff timorato e inseguro que se niega a ponerse mascarillas y que convive con una mujer insatisfecha y la madre de ésta.

Se entiende que Ari Aster pretende mostrar con “Eddington” la desolación contemporánea de un mundo a la deriva, especialmente la deconstrucción del sueño americano y la desmitificación de la incapacidad imperante a través de ese sheriff bobo y desbordado que tiene que cuidar de su condado pero no lo puede hacer ni de él mismo, cultivando su éxito en fomentar las teorías de la conspiración, el individualismo frente al colectivo como garante y el defender la justicia por su mano, pero la cinta no funciona ni como crítica social bañada de sátira ni como febril y desmelenado caos que es lo que acaba siendo una película entre disparos, explosiones, sangre y drones en un Estados Unidos desquiciado e imbuido de fanatismo y que se deshilacha mientras la gente ve la vida a través de una pantalla y vídeos de Instagram.

Un batiburrillo pesadillesco sobre el mundo del que formamos parte y que especialmente es un azote con más mala baba que inteligencia a la psicosis colectiva del declive del sueño americano entre personas aisladas que construyen su propia narrativa, gurús cantamañanas y corruptos ambiciosos. Una película larga, desbarrada y con exceso de subtramas que conforma un tostón áspero, incómodo de ver y con nula capacidad de empatía con sus personajes que hacen naufragar a la cinta por ser mucho menos inteligente de lo que se cree y por, en definitiva, no tener ninguna gracia ni tampoco personalidad más allá de un maridaje de referencias que ni encajan ni funcionan más allá del mensaje desolador que arroja un mundo de ruido, odio y violencia que no ha hecho que ir a peor en los últimos años y del que, viendo la película, se entienden muchas cosas sobre lo que nos llega de la política y la sociedad estadounidense. Una visión sociológica y paradigmática que no justifica una película que, como el propio sistema que refleja, hace aguas.

“The plague” (Charlie Polinger) // Una cierta mirada

En un campamento de waterpolo masculino, un preadolescente de doce años con ansiedad social se ve arrastrado a formar parte de una cruel tradición que ataca a un marginado con una enfermedad llamada “La plaga”. Pero a medida que se difuminan los límites entre el juego y la realidad, teme que la broma pueda estar ocultando algo real.

Un potente thriller psicológico adolescente entre las aguas de una piscina de entrenamiento y los vestuarios en el que se van tejiendo los paradigmas de poder en una historia previsible pero solvente gracias a la entrega del acertado reparto juvenil (encabezado por Everett Blunck) y de la atmósfera que consigue la cinta. El acoso escolar y la necesidad de aceptación explorando una vertiente quizá demasiado morbosa y sádica en un título que tiene mucho de “El señor de las moscas” y que termina restando impacto por el hecho de querer abrazar e “body horror” de manera demasiado evidente pero con la que sí que logra atormentar los peores fantasmas de los que pudieron pasar por algo parecido.

Una cinta que supone la forja de un director como Charlie Polinger que apunta maneras contando en el reparto con Joel Edgerton como principal reclamo dando vida al entrenador con ademanes de "La chaqueta metálica".

“La ola” (Sebastián Lelio) // Cannes Première

En el campus estallan oleadas de cambio, y entre las ocupaciones y concentraciones se encuentra Julia, una estudiante de música que se une a la causa para denunciar el acoso y los abusos que han soportado durante demasiado tiempo. Pero mientras canta y baila al ritmo de los cánticos, un episodio no resuelto la atormenta: un confuso encuentro con Max, el ayudante de su profesor de canto. ¿Qué ocurrió aquella noche? ¿Fue una cita más? ¿Dijo que sí? ¿O fue algo mucho peor? Arrastrada por la euforia colectiva y por sus propios fantasmas, Julia se convierte en el corazón del movimiento. Su testimonio, íntimo y complejo, se convierte en una ola que empuja, sacude y trastorna una sociedad polarizada.

Un musical poderoso, libre y atonal que muestra la rabia de esas jóvenes que de manera firme se rebelan frente al patriarcado instaurado a lo largo de las generaciones con rabia, música y baile en un vibrante pero irregular trabajo que no deja claro su posicionamiento pero que sí que se preocupa de no ser dogmático y poner frente al espejo tanto a la política del silencio amparada a lo largo de los años como a una turba que puede arrastrar sin las pruebas necesarias sólo por una interpretación de aquello que se está dispuesto a creer viento a favor en una época de confusión e indignación por respaldar y canalizar.

Sebastián Lelio ofrece una cinta valiente y arriesgada, demostrando su talento como su bizarrismo, expresándose a través de movimientos de danza moderna a lo “West Side Story”, y resortes por momentos guiñolescos, durante las protestas universitarias chilenas y que examina cada matiz de la lucha estudiantil, denunciando y rebelándose en un poderoso acto final para una cinta siempre vibrante en ritmo pero que, precisamente por ello, al estar tan en alto puede terminar agotando y haciendo perder contundencia. Destaca Daniela López en el papel de Julia, una joven que se convierte en líder de todo un movimiento haciendo emerger la voz pero también las dudas de una sociedad que parece actuar en cada momento según sople o no el viento con los peligros que ello conlleva.

Otras películas

* Kristen Stewart debuta como directora en Una cierta mirada con “The chronology of water”, impresionista historia de abusos y redención que se pasa de artificio visual y sonoro enarbolando un gran ritmo lleno de estímulos en los que la acción nunca para pero que termina manteniéndose por el aplomo, fuerza y audacia que imprime la realizadora y por la interpretación de Imogen Poots. Tampoco le ha favorecido una duración de 128 minutos. Se basa en la novela Lidia Yuknavitch donde detallaba los abusos sexuales que sufrió durante años a cargo de su padre y cómo fue lidiar con ello truncando su prometedora carrera de nadadora.

* En Semana de la Crítica se ha visto “Kika” de Alexe Poukine, cinta belga en la que, embarazada de su segundo hijo y tras perder a su pareja, una joven decide ganar dinero rápido en el mundo de la prostitución. Una dramedia que no pretende cargar tintas ni posos muy profundos moviéndose entre la ligereza y el fatalismo con loable solvencia.

Vídeo

Nacho Gonzalo

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