Cannes 2025: Resiliencia iraní frente al patriarcado y la odisea fílmica y sensorial de Bi Gan
Querido Teo:
Vamos tocando el final de Cannes y en la décima jornada dos películas se suman a la competición. Si bien “Mother and child” es un drama familiar frente a una sociedad patriarcal con sus picos y valles en el caso de “Resurrection” de Bi Gan estamos ante una de esas proezas desbordantes de las que tradicionalmente queda rendido el sector más cultureta y de autor con el que se asocia un festival como el de Cannes.
"Mother and child" (Saeed Roustaee) // Sección Oficial
Mahnaz, una enfermera viuda de 40 años, tiene que lidiar con su rebelde hijo, Aliyar, quien ha sido expulsado de la escuela, y con la presión social que le empuja a tener que casarse de nuevo. Las tensiones familiares alcanzan su punto álgido durante la ceremonia de compromiso con su nuevo novio, Hamid, y ocurre un trágico accidente. Tras el incidente, Mahnaz se verá obligada a afrontar la traición y la pérdida, y a embarcarse en una búsqueda de justicia.
“Mother and child” abraza por momentos el telefilm comenzando a fuego lento pero, tras un giro dramático, la cinta vuela gracias al trabajo de su protagonista como una mujer atrapada entre un matrimonio concertado y los convencionalismos de lo que la sociedad espera de ella. Un drama que, al acelerar, y pasar del retrato social a la estridencia melodramática, logra terminar en alto pero también deja temas sin cerrar sobrevolando una sensación de fatalismo ante una sociedad raída por los mandatos patriarcales que deja a las mujeres como meras sufrientes de sus tragedias.
"Mother and child" puede ser una de las "tapadas" del palmarés del sábado. Potente drama que va de menos a más y que tras su giro dramático vuela alto en la lucha de una madre soltera por hacer justicia frente a un sistema patriarcal que sólo sufre ser un melodrama demasiado afectado e intenso por momentos que abusa de ruido, travellings y efectismos intentando asentar un empaque que no remacha y es que, como bien enseñó Jafar Panahi en la otra película iraní a competición, la sencillez y el minimalismo puede ser virtud. Parinaz Izadyar está soberbia pero aunque lo intente al conjunto le falta contundencia.
"Resurrection" (Bi Gan) // Sección Oficial
“Resurrection” llega a Cannes como todo un acontecimiento siendo la tercera película de Bi Gan y añadiéndose a la competición a pocos días de comenzar el certamen, no sólo por apurar el montaje al máximo sino por la necesidad de conseguir los permisos de las autoridades chinas para que la película pudiera proyectarse. La espera ha valido la pena.
En un mundo donde la humanidad ha perdido la capacidad de soñar, una criatura permanece cautivada por las ilusiones que se desvanecen en el mundo onírico. Este monstruo, perdido en sus ensoñaciones, se aferra a visiones que nadie más puede ver, hasta que aparece una mujer. Dotada del excepcional poder de percibir estas ilusiones tal como son, decide adentrarse en los sueños del monstruo, decidida a descubrir la verdad que se esconde en su interior y que no es otra cosa que los que sueñan están destinados a la finitud pero también a transportarse a otras realidades a través de sus sueños y sus fantasmas.
A sus 35 años Bi Gan, que ya deleitó en Cannes con su eterno plano secuencia de una hora de duración en 3D para “Largo viaje hacia la noche” (2018), es ya más una realidad prometedora que una ilusoria esperanza para la cinematografía china en particular y la cinematográfica en general.
Estamos ante una magnífica travesía metacinematográfica llena de ambición que rinde homenaje con melancolía y desbordante planificación a un siglo de cine, creando algo completamente nuevo y fascinante. Un canto poético lleno de melancolía y que nos estimula, despereza y nos lleva hacia la luz frente a una rutina aborregada y convencional. El cine como nuestra propia resurrección frente los sinsabores de una vida que no está a la altura de la capacidad que tiene el arte para elevarnos y transportarnos.
Todo ello partiendo de un teatro entre sombras que interpela al propio espectador y a través de imágenes impactantes a lo largo de seis capítulos, cada uno evocando uno de los cinco sentidos humanos, logrando desconcertar pero también abrumar y cautivar entre expresionismo alemán, cine negro, referencias vampíricas, melodrama y escenas de acción entre gángsters en calles mojadas e iluminadas por luces de neón y contando como guía con los monstruos más iconográficos generados por la pantalla. Una película que no es necesario entender porque su liga está en otro ámbito apostando por el riesgo y la fuerza visual de sus imágenes a la hora de mostrar como el cine ha definido nuestra mirada del mundo.
Bi Gan se luce en todo momento y hace fluir una toma larga e ininterrumpida que va de una paleta de rojo a azul, de la noche al amanecer, en un ejercicio para muy cafeteros en el que hay que rendirse a la proeza visual de un realizador que crea un imaginario visual fascinante como oda al cine con Lumière, Murnau, Lynch o Wong Kar-wai, desde los tiempos de “El regador regado” (1895) del primero hasta las narrativas distópicas actuales, sobrevolando con elegancia fantasmagórica por el cine negro, la acción y el drama romántico como una febril artesanía que conecta con los sueños más profundos y que, a pesar de sus múltiples referencias, es capaz de crear algo diferente y único indescifrable e incapaz de definir, abarcar y digerir.
Viaje apabullante e inabarcable de 160 minutos, lleno de riqueza visual explorando ideas, caminos y estímulos, entre el enigma y la distopía, como un ballet en espiral hacia el horizonte, llevándonos a la inmersión del propio lenguaje por antonomasia de los sueños, el del cine, abrazándolo a la fantasía propia de una imaginación sin límites que eleva en la pantalla lo que es la definición de un arte dispuesto a seguir evolucionando hasta el fin de los días y que, con películas como ésta, reafirma su enorme capacidad de estimular y fascinar a lo largo de los años.
Otras películas
* En Quincena de Cineastas se ha visto “Yes” de Nadav Lapid. Una sátira musical de dos horas y media que sigue confirmando a este director de origen israelí como visceral, inconformista e inclasificable.
* En Quincena de Cineastas también ha participado "Les filles désir" de Prïncia Car, una cinta sobre la emancipación femenina durante un verano en las calles de Marsella.
* La Quincena de Cineastas de esta edición se ha clausurado con “Sorry, baby” de Eva Victor, una cinta que explora las secuelas de una agresión sexual en tono de dramedia con naturalismo y habilidad. Se llevó el premio al mejor guión en el Festival de Sundance.
Nacho Gonzalo