Conexión Oscar 2019: El top 10 de lo visto en el Festival de Toronto

Conexión Oscar 2019: El top 10 de lo visto en el Festival de Toronto

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Querido Teo:

Quizás el Festival de Toronto de este año no arroje muchas películas para la Historia pero sí que hay títulos de los que vamos a seguir hablando los próximos meses con posiblemente dos películas que hayan destacado sobre las demás. Una por calidad (y por convencer y emocionar a la crítica desde su proyección en Venecia) y la otra por sus evidentes hechuras de fenómeno. Con esto y las 15 mejores interpretaciones que (a nuestro juicio) hemos visto ya está todo listo para esperar este domingo el veredicto del Premio del Público, el primer reconocimiento importante de la temporada de premios.

10º “Hotel Bombay” de Anthony Maras

“Hotel Bombay” es el modélico debut en la dirección de Anthony Maras que narra con nervio y con una tensión trepidante los hechos acontecidos en el que los huéspedes del hotel Taj Mahal Palace, en el Bombay de 2008, viven momentos de terror cuando un grupo de terroristas paquistaníes invade el lugar y mantiene a las personas como rehenes durante 68 horas en un corre que te pillo laberíntico por unas instalaciones que pasan del lujo exótico a ser el escenario del horror, la sinrazón y el puro extermino enarbolando la bandera del fanatismo religioso dirigido hacia los llamados “infieles”. Desesperados, un grupo de funcionarios y huéspedes toman coraje para intentar revertir la situación logrando salvar vidas a pesar de que el suceso se saldó con más de un centenar de víctimas mortales. Una película que funciona a las mil maravillas representando el pavor absoluto en dos horas que no dan tregua y que acercan a la película a un ritmo digno del mismísimo Paul Greengrass. Además del ritmo bien llevado, el interés por la historia se nutre de centrarse en determinados personajes bien dibujados, incluso en el lado terrorista cuando uno de ellos pide dinero a su familia en una llamada que suena a despedida, y que van desde valientes empleados a huéspedes que sacan lo mejor de ellos para salvar a los demás.

9º “¿Podrás perdonarme algún día?” de Marielle Heller

“¿Podrás perdonarme algún día?” es un demoledor retrato de dos fracasados y solitarios estafadores literarios de poca monta en una propuesta con ambientación jazzistica en fondo, ácida en dosis justas y nebulosa en su devenir aun aspirando redención por parte de unos personajes marcados por el estigma, destacando una homosexualidad que ante la represión les ha convertido en series asociales y endogámicos, brillando en ello unos estupendos Melissa McCarthy y Richard E. Grant, ambos muy nominables, a los que viéndoles en esta cinta cuesta mucho pensar que no vayan a ser candidatos fijos en todos los premios importantes de la próxima temporada. “¿Podrás perdonarme algún día?” no va a lo obvio y se adentra en la tristeza perenne en una ciudad de seres deambulantes y tiempo plomizo, siendo inteligente y cáustica así como dolorosa con regusto a alcohol, con unos personajes bien definidos y que permiten la mejor interpretación de sus actores. Por si faltaba algo de humor, los títulos de crédito finales son el remate perfecto para irse con buen sabor de boca al conocer algo más de la singular personalidad de esa Lee Israel, una mujer que ante las dificultades y sus trapicheos siempre parecía estar cargada de razón.

8º “Silvio (y los otros)” de Paolo Sorrentino

Paolo Sorrentino ha presentado “Silvio (y los otros)”, biopic sobre el ex primer ministro italiano y empresario Silvio Berlusconi, centrada en la figura de Il Cavaliere a partir del año 2000 y que narra una historia de ficción, a partir tanto de diversos eventos personales y políticos como de hechos “probables o inventados” como así rezan unos títulos de crédito iniciales en el que se escurren responsabilidades, aunque todos sepamos de quién está hablando y la personalidad del mismo sea conocida y haya quedado más que patente en los noticiarios de todo el mundo como representante de la Italia pomposa, corrupta y mafiosa. Y es que de Sorrentino hay que comprarlo todo aunque viva en un continuo “grandes éxitos”, o más bien personalidad, que le lleva a ser extremo pero sacando la gran belleza a la que hace referencia su oscarizado título y que ha sido un punto álgido pero también de inflexión en el resto de trabajos que han venido después y que van de “La juventud” a “The young Pope”, pasando ahora por un ejercicio más desmelenado y grotesco que nunca a la hora de retratar a machete y sin concesiones no sólo a Berlusconi sino a esa Italia de los 90 pomposa, lujuriosa y astracanada. En “Silvio (y los otros)” demuestra su genialidad en un continuo disfrute de los sentidos, muchas veces esperpéntico, otras simplemente zafio o asqueroso, pero en todas ellas tocando siempre la nota exacta para que el conjunto sea una sinfonía poderosa, ampulosa y genuina.

7º “First man” de Damien Chazelle

“First man” no cae en lo peor que le podría haber pasado, ser el clásico biopic de superación a través de la historia de todo un héroe americano como Neil Armstrong, el hombre que dio un gran paso para la humanidad desde la superficie lunar encabezando con esa operación espacial la posibilidad de recuperar la moral y la esperanza de todo un país en su poderío. Y es que muchos se temían que eso pudiera ocurrir ante los mimbres del proyecto que Chazelle logra hacer suyo siendo su película menos entretenida de ver, ya que no permite ese montaje ágil, dinámico y electrizante al que nos tiene acostumbrados, pero en la que sí que estamos ante la historia de un corriente usamericano en el que, como todos sus personajes, el empeño y obsesión le llevará a cumplir su sueño (o misión en este caso). En “First man” vemos a un Armstrong, que a pesar del necesario laconismo que le imprime Ryan Gosling, es un tipo que logra transmitir su sentido de responsabilidad y sacrificio por una empresa mayor. Una persona que no destaca por sus habilidades sociales pero sí por esa nobleza, empeño y profesionalidad que tanto valora y con la que pretende representar el concepto del “buen americano”. El profeta Chazelle rueda como pocos, y demuestra su dominio en una gran película de Estudio, e incluso se permite cierto detalle emocional cuando Armstrong está ya en la luna ante un cráter que termina de desatar toda la emoción contenida y que nos recuerda en cierta manera a la reciente “La llegada”.

6º “Climax” de Gaspar Noé

A mediados de los años noventa, veinte jóvenes bailarines de danza urbana que se habían reunido para unas jornadas de tres días de ensayos en un internado en desuso situado en el corazón de un bosque, hacen su último baile común y luego festejan una última fiesta de celebración alrededor de una gran fuente de sangría. Pronto, la atmósfera se vuelve eléctrica y una extraña locura los atrapará toda la noche. Les parece obvio que han sido drogados, pero no saben por quién o por qué. “Climax” tiene todo el exceso y desenfreno psicotrópico que apasiona al personal director. A pesar de sus imágenes excesivas y barbitúricas, marca de la casa, el demoledor final nos lleva a que emerja una interesante reflexión sobre el hedonismo y la adicción de vivir al límite siendo una propuesta estimulante y rompedora digna de alabar y claramente genuina en una época en la que todo ya parece contado de todas las formas posibles.

5º “Green book” de Peter Farrelly

Una buddy movie con sabor clásico pero llena de ingenio y buenos diálogos en esa road movie sobre una improbable amistad por la USA marcada por la música y la discriminación racial y social en la que los negros no podían utilizar la misma tela de los trajes para hombres blancos de la clase alta ni poder compartir urinarios, sólo por poner un par de ejemplos que quedan patentes en la cinta. Divertidísima, y sin ser nada original es tremendamente efectiva a la hora de poder funcionar tanto con crítica como público con todos los mimbres que tiene de su lado sobre un guión basado en una historia real escrita por el propio Farrelly junto a Brian Hayes Currie y Nick Vallelonga (hijo de uno de los personajes) y con Viggo Mortensen y Mahershala Ali sencillamente brillantes y carismáticos, el primero estando más divertido y desenfadado que nunca y el segundo siendo todo clase y ternura, recuperando también a la actriz Linda Cardellini.

4º “Identidad borrada” de Joel Edgerton

La cinta se revela como un gran y emotivo drama sobre el despertar sexual y aceptación de un joven gay enviado a terapia de reconversión, algo que el cine ha tratado poco hasta ahora ya que ha derivado de personajes armarizados y caricaturescos primero a los densamente complejos después pero ya con su condición revelada y sin intención de erradicarlo, más allá de moverse (o no) clandestinamente en sus relaciones. En esta ocasión estamos ante un ejercicio lleno de sobriedad elegante y arriesgada que la acerca más al cine europeo que al que nos suele venir de USA con escenas duras y sin cortapisas que narran la realidad de ese joven en un centro en el que se coarta de manera irracional e infructuosa una característica de la personalidad que no es sujeta a reseteo por mucho que así lo creyeran estas mentes preclaras. La película se adentra en el microcosmos de ese centro de terapia con sus personajes ambiguos y represivos, dogmáticos y tan poco científicos como humanos. En definitiva el resultado es frustración, vaivenes de identidad que lleva a esas cuatro paredes a ser casi escenario de una nueva versión de “Alguien voló sobre el nido del cuco", y personajes que sólo piensan en cumplir lo que les han enseñado que es lo correcto en una propuesta formalmente arriesgada y con escenas más valientes de lo previsible como hemos reseñado. Lucas Hedges, Nicole Kidman y Russell Crowe llenos de fuerza y verdad deben ser nominaciones fijas al Oscar.

3º “El blues de Beale Street” de Barry Jenkins

“El blues de Beale Street” es una sonata jazzística, apoyada en una banda sonora que recuerda a la de Bernard Herrmann en “Taxi driver”, en el Harlem de los 70 impregnada de poética belleza y drama por las relaciones truncadas por el prejuicio. La película más accesible y redonda de Barry Jenkins y sostenida por la fuerza de superación de sus personajes y es que, a pesar de todo lo que padecen a su alrededor, todos ellos en su filmografía se agarran como pueden a cualquier atisbo de esperanza. Hay que destacar las estupendas revelaciones de Stephan James y KiKi Layne manteniendo con fuerza y verdad los habituales primeros planos del director en el limpio y doloroso rostro de los mismos, interpretando a estos Romeo y Julieta del Harlem que también sufren enfrentamiento (o más que ello roce) entre sus seres queridos en una de las secuencias más logradas de la cinta en el que se produce el encuentro de ambas familias políticas y que es puro teatro filmado digno de Tennessee Williams a través de catarsis emocionales con unos padres temerosos ante los peligros que puede tener la relación. La cinta supone una propuesta cuidada y elegante, de fina sensibilidad e intimismo, hecho que no hay que confundir con frialdad, en la que poco a poco va calando de manera melancólica esta triste historia que te deja roto pero que también te empuja a concluir que siempre hay una buena razón para salir adelante y levantarse al día siguiente.

2º “Ha nacido una estrella” de Bradley Cooper

Lo que destaca de esta nueva versión de “Ha nacido una estrella” es la brutal química y magnetismo de Bradley Cooper y Lady Gaga que se manifiesta sobre todo en una primera hora magistral en la que ponen todas sus cartas sobre la mesa y convirtiéndolo en pura dinamita cinematográfica. Es verdad que la segunda parte decae porque ya sabemos lo que ocurre, y el lucidor aspecto musical queda en un segundo plano ante el distinto viaje emocional que emprende cada uno de ellos, pero sin duda estamos ante uno de los éxitos de esta temporada con una banda sonora que se convertirá en todo un pelotazo compuestas por canciones originales entre las que destacan la que ya daba por sí fuerza al trailer (y que culmina esa hora de puro disfrute que reseñábamos con la actuación en directo de ambos) y un número final a cargo de Lady Gaga con todo un teatro expectante y que podría recordar por su fuerza al Audition de Emma Stone en “La la land” en el que el rostro y los ojos de la artista lo dicen todo. Lo destacable en este caso es que Lady Gaga deja atrás el mito que le rodea y vemos a la persona que hay detrás, construyendo un personaje del que nos creemos que venga de un entorno difícil y algo choni buscando su oportunidad, que le llega cuando el personaje de Bradley Cooper la descubre en el club de mala muerte en el que actúa en ocasiones. Desde luego “Ha nacido una estrella” es otro gran ejemplo del reverdecer del cine musical como fenómeno para el público. Concebida para eso y para que los Oscar y la taquilla puedan volver a ir de la mano en esta actualizada revisión del clásico mito de los demoledores y oligofrénicos vaivenes del mundo del espectáculo.

1º “Roma” de Alfonso Cuarón

“Roma” es un homenaje a una generación de mujeres con las que gente como Cuarón se criaron por aquella época en un país de relaciones familiares solidarias, vecinales y muy de piel. “Roma” ha provocado que todo lo que se hubiera dicho hasta el momento sobre ella sepa a poco. El discurrir natural con el día a día de la vida en un hermoso homenaje a México y a unas mujeres fieles, abnegadas y frágiles que al final como todos sólo precisan ser queridas. Y es que son ellas las que, a pesar de vivir como una más de esas familias, también tienen sus propias historias, problemas y situaciones en los que el desamor, la soledad o la muerte sobrevuelan en todo momento y son precisamente en esos en los que necesitan mayor necesidad de cobijo y en los que ni los distintos orígenes, religiones o condiciones sociales nos hacen diferentes a la hora de enfrentarnos con algunos de esos temas fundamentales de la vida. Eso es lo que lleva a la cinta a emerger como un discurrir natural, ni cadencioso ni efectista, simplemente cotidiano con las peleas familiares del día a día, los celos entre hermanos, las ocurrencias de la abuela, viajes a la playa, la particularidad del vecindario o ese coche que nunca puede entrar a la primera en el garaje y que simboliza que el padre de familia ya ha llegado a casa. Todo ello termina germinando en varias subtramas, sustentada una de ellas en el empeño de la madre en sacar a su familia adelante, y enarbolando siempre la bandera de la sonrisa y la fuerza frente a los problemas, y la otra en el temor de Cleo a quedar desamparada ante una noticia inesperada que puede cambiarle la vida. Al final la película, casi sin darnos cuenta, y cerrando cabos en una modélica media hora final llena de naturismo y pasmosa facilidad en su sensibilidad narrativa, deja claro que en los grupos que formamos (sean familiares o no) es la unión y el amor el que hace la fuerza.

Nacho Gonzalo

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