In Memoriam: Treat Williams, un tipo recurrente

Querido Teo:

Un fatídico accidente de moto en Vermont ha truncado la vida del actor Treat Williams a los 71 años, uno de esos nombres que no tuvo el suficiente carisma y suerte para ser estrella pero que siempre despertaba complicidad cuando se le veía en pantalla. Más televisión que cine y más serie B que grandes títulos pero aun así una carrera en la que hay que destacar “Hair” (1979), “Estamos muertos… ¿o qué?” (1988), “Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto” (1995) o “Deep Rising: El misterio de las profundidades” (1998).

Desde luego en cine su trabajo más recordado será el de ese joven a las puertas de Vietnam en el musical hippy por antonomasia, “Hair” (1979) de Milos Forman. También rodó con otros grandes; un capitán lleno de enredos en “1941” (1979) de Steven Spielberg, un policía inocente que combate contra la corrupción en “El príncipe de la ciudad” (1981) de Sidney Lumet, un personaje breve pero trascendental en “Érase una vez en América” (1984) de Sergio Leone o el productor ejecutivo de “Un final made in Hollywood” (2002) de Woody Allen. Incluso tuvo un papel sin acreditar en “Star Wars: El imperio contraataca” (1980) de Irvin Kershner.

Otros papeles a mencionar son los del gay deseado en la comedia de enredo “El Ritz” (1976), “Marathon man” (1976), “Un millón de dólares en el aire” (1981), “The phantom (El hombre enmascarado)” (1996), “La sombra del diablo” (1997), “En lo profundo del océano” (1999), “127 horas” (2010), “Howl” (2010) o “La huida (Deadfall)” (2012).

Fue candidato en 3 ocasiones al Globo de Oro (como estrella emergente por “Hair” en 1980, como actor de drama por “El príncipe de la ciudad” en 1982 y como actor de miniserie o telefilm por “Un tranvía llamado Deseo” en 1985). Por “Seducida” (1985) fue candidato al Independent Spirit Awards y por el telefilm “Los reyes de la noche” (1996) nominado al Emmy.

Pero si hay un papel por el que se metió al público en el bolsillo fue el de Andy Brown, doctor neoyorquino viudo que intentaba encontrar un nuevo sentido para su vida y la de sus dos hijos mudándose a un pueblo de las montañas de Colorado en “Everwood”, serie de culto para una generación durante cuatro temporadas entre 2002 y 2006.

Un tipo campechano y proactivo que despertaba tanto pasiones entre el vecindario por su trato, empeño y bonhomía como recelos por parte del otro médico del lugar, mucho más férreo y tradicional. Por este trabajo consiguió 2 nominaciones al Gremio de Actores (SAG) y el cariño definitivo de la profesión.

Nacho Gonzalo