Hay veces que no puedes escapar a los designios de Satán y en “Reaper”, aunque sea en clave de comedia, eso queda demostrado. La serie estrena esta semana su segunda temporada tras un importante parón debido a la huelga de guionistas. “Reaper” fue una de las revelaciones de 2007/2008 conformando una fiel legión de fans de corte juvenil que se engancharon a esta serie tras el descanso de “Smallville” en la cadena The CW, dedicada a una audiencia joven y con pasión por lo fantástico.
“Reaper” cuenta la historia de un joven de 20 años algo inquieto por la poca preocupación que han demostrado sus padres por él. Nunca han estado pendientes y no han participado en sus decisiones vitales. Por ello dejó los estudios y ha terminado en un trabajo con contrato basura y con el único objetivo de poder viciarse con su hobby favorito, los videojuegos. El día en que cumple 21 años descubre la causa de este comportamiento, que no es otro que el hecho de que sus padres vendieron su alma al diablo. Sam comprende entonces como su vida ha estado marcada por este designio, mientras su hermano Kyle si que era tratado como un auténtico hijo.
Satán aparecerá en escena para aclarar las cosas a Sam y pedirle sus servicios. A partir de ahora, y al pertenecerle su alma, el diablo obligará a Sam a actuar de justiciero rastreando las almas malévolas que han escapado del infierno. Con el encanto diabólico que sólo puede tener Satán, Sam se verá atraído por su misión y formará toda un equipo con la ayuda de sus compañeros de trabajo, aunque su auténtica identidad estará oculta para evitar que eso ponga en peligro una incipiente historia de amor con su atractiva compañera de trabajo, Andi.
Bret Harrison interpreta a Sam pero el rostro más conocido es el de Ray Wise que encarna a un Satán atrayente y maquiavélico. Wise es conocido sobre todo por su participación en “Twin Peaks” y también lo hemos visto en “Buenas noches y buena suerte” de George Clooney.
La serie es divertida aunque algo repetitiva. Tiene en su contra que el resto de capítulos de la primera temporada ya no ha estado al nivel de un sensacional capítulo piloto que estuvo dirigido por Kevin Smith, y que ha sido el principal causante de que esta serie se haya ganado una segunda temporada. Ray Wise es un Satán perfecto y algún golpe irónico la hace más que digna, teniendo un gran público juvenil apoyado por el atractivo de sus jóvenes protagonistas.
Hoy el canal AXN estrena la segunda temporada compuesta por 13 capítulos y seguramente la veamos muy pronto en La Sexta ya doblada al español, canal que emitió la primera temporada.
El viajero que baja en la estación florentina de Santa Maria Novella con la serie "El monstruo de Florencia" todavía fresca en la retina se encuentra con una ciudad que brilla bajo la misma luz dorada que filmó Stefano Sollima, pero que esconde, en sus colinas y caminos, un temblor persistente. Mensajes de megafonía, pasos y maletas rodantes parecen no tener relación con los crímenes que sacudieron la Toscana entre los años setenta y ochenta y, sin embargo, basta alejarse un poco del centro para sentir que el paisaje sigue hablando, aunque en voz baja. Al fin y al cabo el monstruo todavía podría seguir vivo, un anciano que mira desde una ventana.
Nunca olvidarás a la chica para quien hiciste tu primera casete de canciones. Nunca olvidarás al chico que te la grabó. Esta es la idea que da forma a una serie de televisión que homenajea a la gran revolución musical que cambió la manera del romance. Ni flores, ni bombones, ni siquiera joyas. Ninguna forma anterior de cortejo supera la revolución que significaron las cintas de casete. Si se tienen de cincuenta años para arriba es fácil que formen parte de nuestra historia romántica. El salto al gran público llegó en la segunda mitad de los años setenta. Fue entonces cuando los casetes se convirtieron en el medio más práctico y barato para grabar música.
La estación de Perpiñán una noche de finales de los noventa. Los trenes llegan con el rumor metálico que va quedando en la memoria del ferrocarril. El barrio se queda suspendido en la rutina de última hora… pero falta alguien. Ni grito ni alboroto, es una ausencia que se extiende por los pasillos y deja a la ciudad con una pregunta incrustada. Cuando se encuentra una primera respuesta, desnuda, mutilada, eviscerada.... algo nunca visto en el país desde hace décadas, la pregunta alcanza otros tonos. La serie francesa "Les disparues de la gare", con el título español "La estación de las chicas perdidas", empieza ahí, en esa interrupción de la normalidad que lo cambiará todo.
Es de esas series que uno ve con la sensación de estar en una clase de Historia… pero en la que el profesor se ha tomado dos pintas antes de empezar a hablar. Porque claro, la Irlanda del XIX no era un pub de Dublín abierto las veinticuatro horas, aunque la serie se empeñe en convencernos de lo contrario. Y encantados, ojo, porque... ¿Quién le dice que no a un barril de licencias creativas? Como escribió un cronista, John Stevenson, en 1862: “En Irlanda el día no se mide en jarras de cerveza, sino en rezos y en jornadas de trabajo interminables”.
como se baja esto