Querido primo Teo:
Los Oscar se han convertido en un negocio en el que a lo largo de los últimos años Hollywood ha invertido una cifra aproximada a los 500 millones de dólares, aunque ganar la estatuilla no siempre resulta ser sinónimo de éxito porque no ayuda a atraer nuevos espectadores. El concepto de la promoción ha existido desde que los Oscar se asentaron en la industria, pero las campañas propiamente dichas se iniciaron hace cuatro décadas. Son imprescindibles porque de lo contrario en los premios entrarían las cuatro producciones que se pueden permitir el lujo de acaparar la atención mediática y títulos tan modestos como “Bestias del sur salvaje” ni siquiera se contemplarían como una opción y, tal y como dijo Susan Sarandon en el pasado Festival de Cannes, si no hubiesen hecho una campaña por encima de sus posibilidades por “Pena de muerte” Sean Penn no habría sido nominado al Oscar. En los últimos años, con la crisis de los medios de comunicación tradicionales y la explosión de los multicanales de información, la carrera al Oscar se ha radicalizado y es lo más parecido al camino a la Casa Blanca. Y la ampliación del número de académicos, muchos de ellos viven fuera de los Estados Unidos, va a hacer que la inversión publicitaria que se va a realizar a partir de los próximos meses sea muchísimo mayor.