“Sexo, mentiras y cintas de videos” supuso el descubrimiento de Steven Soderbergh tras algunas películas caseras, la explosión de la vena menos puritana de la fina Andie McDowell y el triunfo de la ruptura de tabúes en un Festival tan cinéfilo como el de Cannes donde esta película consiguió la Palma de Oro. La película supuso toda una revolución en su fecha de estreno, 1989, y logró convertirse en la primera comedia (acogida por la industria tras su éxito en el circuito independiente) totalmente desinhibida en el tema sexual.
La película es la historia de una mujer con varios traumas sexuales que descubre como su marido está siéndole infiel con su hermana. La aparición del mejor amigo del marido, un apasionado de grabar en video las confesiones femeninas más íntimas, es la válvula de escape perfecta para que nuestra protagonista de rienda suelta a toda esa represión sexual.
Sorprende como el sexo está tan presente en una película sin apenas desnudos. Sobrevolando en el ambiente de una manera sutil y excitante. Todo porque se cuenta de una manera más terapéutica y profunda con la relación que se establece entre la mujer puritana que ve al sexo como algo sucio y como una obligación de la vida conyugal y el tipo que es incapaz de mantener una relación seria con una mujer manifestándose como impotente y encontrando sólo el placer cuando él domina la situación y graba en su objetivo las confesiones de las féminas. Por ello, el personaje interpretado por James Spader encuentra el placer masturbándose mientras proyecta las cintas en las que las mujeres le han relatado como fue su primera vez o cual fue el sitio más extraño en el que tuvieron una relación sexual.
Además de todo lo que supuso en el ámbito sexual (con una gran influencia de la represión en la Usamérica asolada por el SIDA y del fetichismo tecnológico como arma del voyeur), “Sexo, mentiras y cintas de video” fue una inesperada revelación en su momento, siendo el primer gran descubrimiento de un Festival que después pasaría a ganar mucha dimensión como el caso de Sundance. Spader, además, se convirtió a su manera en mito erótico siendo su papel cinematográfico más recordado antes de pasar a ser el abogado Alan Shore en la serie "Boston Legal". Soderbergh haría carrera después de esto, ganando incluso un Oscar al mejor director, pero dos décadas después no ha vuelto a tocar ni de refilón el tema sexual. Siempre tendrá el pretexto de ser prácticamente imposible el tratarlo de una manera tan amplia y didáctica como su primer gran éxito. Más teniendo en cuenta que el título de la película forma parte de la galería de títulos de culto parodiados hasta el infinito.
Un año de enormes y sentidas pérdidas cinematográficas nos tenía preparada otra noticia luctuosa añadida de sordidez truculenta. Es lo que acompaña a la muerte del director, guionista, productor y actor Rob Reiner cuyo cuerpo, además del de su esposa Michele Singer, ha sido encontrado acuchillado en su mansión de Brentwood (California). A Rob Reiner debemos algunas de las películas más generacionales de una época que le hizo encadenar unos años dorados entre mediados de los ochenta y los primeros noventa. Tenía 78 años y era hijo de un tótem del espectáculo estadounidense como Carl Reiner (figura a la que admiraba tanto como intimidaba y sobre la que pudo emerger) y la cantante y actriz ocasional Estelle Reiner para la que contó en la escena más reconocible de una de sus grandes obras, “Cuando Harry encontró a Sally” (1989), absoluto clásico de la comedia romántica contemporánea en el que precisamente se conocieron Rob Reiner y Michele Singer iniciando su propia historia de amor que llevó a que fruto de su flechazo incluso la cinta terminara con un final más esperanzador del previsto.
"Los pecadores" es la única película que de momento está impidiendo el monopolio de "Una batalla tras otra" en los premios de la crítica. La cinta de Ryan Coogler ya ganó en Washington y suma cuatro galardones en las categorías de película, dirección, fotografía y música. Por otro lado tampoco sorprenden los premios interpretativos para Ethan Hawke ("Blue moon"), Rose Byrne ("Si pudiera, te daría una patada"), Stellan Skarsgård ("Valor sentimental") y Amy Madigan ("Weapons").
A los 96 años ha muerto el inolvidable y por siempre eterno actor Héctor Alterio. Argentina y España quedaron unidas más allá del charco gracias a su talento y recuerdo en trabajos que demostraron que el cine no entiende de patrias sino de emociones, memoria y dignidad a la hora de tender puentes a través del cine. Como elementos principales tuvo su innegable carisma, una voz llena de matices y una capacidad de que las emociones traspasarán la pantalla a través de una mirada limpia y expresiva que, gracias a sus ojos azules, podía ser tierna, pícara o inquietante. Una larga vida en la que se dedicó hasta el último día al oficio al que tanto amaba y al que contribuyó a elevar a altas cotas siendo merecedor por todo ello del Goya de Honor en 2004.
Hay actores que traspasan lo que es una vida para formar parte de nuestros recuerdos para siempre. Es algo que va más allá de cualquier premio e, incluso, de la propia existencia ya que trascienden por siempre gracias a la pantalla. Es el caso de un Dick Van Dyke que celebra 100 años de vida en vida. Un nombre icónico de la industria del entretenimiento que bien merece del que se hable de él y se le reivindique cuando todavía puede recibir esa gratitud de su público por tantas risas y buenos ratos compartidos. Un rostro muy querido por su vitalidad, ironía y ligereza siendo un torrente de optimismo frente a la adversidad. Se una a una lista de centenarios compuesta por Kirk Douglas, Olivia de Havilland, Bob Hope y Gloria Stuart o las todavía vivas Eva Marie Saint y Lee Grant.