Si ya nos turbó en "Atracción fatal", Adrian Lyne fue algo menos inquietante pero igual de erótico en "Infiel", película que en definitiva contaba un triángulo amoroso a raíz de un encuentro callejero entre una mujer que parece tener la vida perfecta y un bohemio encantador pero enigmático. En esta película, Adrian Lyne sigue jugando con el sexo y la obsesión como elemento destructivo de un matrimonio como ya lo contara en la mencionada "Atracción fatal" y en "Una proposición indecente".
El encuentro entre Connie y su futuro amante, que se dedica a la compraventa de libros y que presenta un acento francés que actúa como el detonante que influye en el impulso de la mujer, para iniciar una serie de encuentros sexuales sin mucha más explicación que el desarrollo de los instintos más básicos y primarios. Cómo una mujer que no es infeliz en su matrimonio, que lo tiene todo, encuentra un aliciente a una vida demasiado planificada con la aparición de este "encantador de serpientes". Y es que Diane Lane (nominada al Oscar por su trabajo) lograba que, en ningún momento, el espectador sea capaz de reprochar su actitud. Cómo con la inocencia y la confusión del nuevo sentimiento se ve involucrada, casi sin haberlo previsto, en un thriller erótico que ya no es capaz de parar. Precisamente ese es el género en el que encuadra Lyne esta película que debe mucho a "La mujer infiel" de Claude Chabrol: "Fue una de mis películas favoritas, una especie de obra de Hitchcock en la que un marido se da cuenta poco a poco de que su mujer está teniendo una relación amorosa. Siempre me ha encantado y la tomé como referencia para esta película, eso sí, muy libremente".
Sobre todo en su primera mitad donde el film es más erótico y menos thriller, que es en lo que deriva después cuando entra en juego el marido despechado, la cinta es un continuo retrato de juegos y tocamientos eróticos entre la sexy cuarentona que es Lane y el atractivo francés que es Olivier Martinez. Una pareja de alto voltaje pero que teniendo en cuenta quien era el tercero en discordia perdía gas, porque… ¿acaso alguien se cree que una mujer puede ser infiel a Richard Gere?. Sólo nos explicamos que así fuera por el poco favorecedor tinte que lucía en esta película para disimular sus canas…
A los 96 años ha muerto el inolvidable y por siempre eterno actor Héctor Alterio. Argentina y España quedaron unidas más allá del charco gracias a su talento y recuerdo en trabajos que demostraron que el cine no entiende de patrias sino de emociones, memoria y dignidad a la hora de tender puentes a través del cine. Como elementos principales tuvo su innegable carisma, una voz llena de matices y una capacidad de que las emociones traspasarán la pantalla a través de una mirada limpia y expresiva. Una larga vida en la que se dedicó hasta el último día al oficio al que tanto amaba y al que contribuyó a elevar a altas cotas siendo merecedor por todo ello del Goya de Honor en 2004.
Hay actores que traspasan lo que es una vida para formar parte de nuestros recuerdos para siempre. Es algo que va más allá de cualquier premio e, incluso, de la propia existencia ya que trascienden por siempre gracias a la pantalla. Es el caso de un Dick Van Dyke que celebra 100 años de vida en vida. Un nombre icónico de la industria del entretenimiento que bien merece del que se hable de él y se le reivindique cuando todavía puede recibir esa gratitud de su público por tantas risas y buenos ratos compartidos. Un rostro muy querido por su vitalidad, ironía y ligereza siendo un torrente de optimismo frente a la adversidad. Se una a una lista de centenarios compuesta por Kirk Douglas, Olivia de Havilland, Bob Hope y Gloria Stuart o las todavía vivas Eva Marie Saint y Lee Grant.
Las primeras páginas del guion literario de esta serie indicaban lo siguiente: "Un amanecer que parece no querer llegar del todo, envuelto en un gris espeso, como si la ciudad estuviera reteniendo el aliento. La cámara avanza lentamente por un polígono industrial casi vacío. El sonido es mínimo: un viento leve, metal vibrando en alguna parte, una puerta mal encajada que golpea a intervalos irregulares. Los edificios que rodean la escena tienen el aspecto típicamente londinense de principios de los ochenta: ladrillo desgastado, cristales empañados, carteles viejos que nadie se preocupa ya en retirar.
No hace tanto tiempo pero ya parece que hace un mundo cuando quien más quien menos presentaba al mundo las 30, 40 o 50 películas destinadas a estar presentes en la carrera al Oscar 2026. El paso del tiempo, la selección natural, el pinchazo de calidad de algunos títulos y cierto ensimismamiento tendente a apoyar a los favoritas de turno, ha desembocado en lo que podría haber sido una carrera entre dos para terminar definiéndose, de manera poco sorprendente a estas alturas, en un paseo militar para Paul Thomas Anderson. La emoción quizá ya no está en la zona alta pero sí reside en películas que pelean por los puestos bajos de mejor película con el fin de que les den al menos la opción de poder decir que han sido nominadas al Oscar. Con las recientes nominaciones de Critics’Choice y Globos de Oro, ¿podemos ya dar por aseguradas al menos a 8 de las 10 futuras nominadas al Oscar?