Montgomery Clift

Hollywood canalla: Montgomery Clift, belleza al borde del abismo

Hollywood canalla: Montgomery Clift, belleza al borde del abismo

Querido primo Teo:

Este 17 de Octubre Montgomery Clift habría cumplido 100 años. El suyo fue uno de los rostros más hermosos que ha podido tener la gran pantalla. Era una belleza al borde del abismo porque ha sido uno de los seres más torturados que ha poblado la siempre pacífica comunidad de Tinseltown, algo que este cachorro del Actor’s Studio (uno de los más dotados de su generación) supo aprovechar muy bien en su carrera con impresionantes trabajos en “De aquí a la eternidad” (1953) y “¿Vencedores o vencidos?” (1961). En una época en la que se exigía un modelo de conducta a las estrellas cualquier sospechoso de ser homosexual era perseguido. Clift vivió atormentado por su condición sexual y anestesió todo ese dolor con el alcohol que le llevó a tener un aparatoso accidente de tráfico que dañó seriamente su cara y le sumergió todavía más en un infierno personal. Devorado por el agua de fuego y los fármacos falleció a la temprana edad de 45 años de un ataque al corazón y a nadie le sorprendió, el suyo ha sido considerado el suicidio más largo de la Historia de Hollywood.

Recordando clásicos: Montgomery Clift, el actor atormentado

Recordando clásicos: Montgomery Clift, el actor atormentado

Querido primo Teo:

Nacido como Edward Montgomery Clift el 17 de Octubre de 1920 en Omaha, Nebraska. Era el menor de tres hermanos (tenía un hermano Brooks Clift, un año mayor, y una hermana melliza llamada Roberta, nacida unos minutos antes que él). Su padre, William Brooks Clift, hizo mucho dinero gracias a la banca, pero se volvió pobre con la llegada de la Gran Depresión. Su madre, Ethel Anderson Fogg, fue una mujer nacida fuera del matrimonio (fue adoptada por los Fogg, posteriormente a los 18 años, se enteró de que sus verdaderos padres fueron Woodbury Blair y María Anderson, que pertenecían a acaudaladas familias, entre los que había políticos y generales de la Guerra de Secesión), luchó por ser reconocida por sus padres biológicos y se propuso criar a sus hijos como si fuesen aristócratas. En 1928, Monty viajó con sus hermanos y su madre por Europa, gracias a esto hablaba con fluidez alemán, francés e italiano.