"Diamante en bruto"

"Diamante en bruto"

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La web oficial.

El argumento: Liane, de 19 años, atrevida y tenaz, vive con su madre y su hermana pequeña bajo el sol polvoriento de Fréjus, en el sur de Francia. Obsesionada por la belleza y la necesidad de ser “alguien”, ve en los realitys la oportunidad de ser amada... El destino le sonríe cuando se presenta para participar en “La isla de los milagros”.

Conviene ver: “Diamante en bruto” nos presenta a Liane, de 19 años, que vive con su madre y su hermana en Fréjus, en el sur de Francia. Obsesionada por sus aspiraciones de belleza y estrellato, hace audiciones para un reality show llamado “La isla de los milagros” en el que coincidirá con otros participantes en Miami. Conectando en parte con “Reality” (2012) de Matteo Garrone, “El país de las maravillas” (2014) de Alice Rohrwacher, “American honey” (2016) de Andrea Arnold o “How to have sex” (2023) de Molly Maning Walker nos encontramos con una joven que encuentra en ese aspiracional programa televisivo una vía para huir de su descarnada y desestructurada realidad marcada por la marginalidad de la clase obrera a la que pertenece y poder, para ella, definirse como persona y convertirse en alguien a través de esta vía. Una ansia de fama para poder mostrar al mundo quien es uno de verdad necesitando la validación externa frente al vacío existencial y los reproches y marginación de un entorno que le hace sentirse invisible.

Ecos de fama frente a la desesperanza pero con la espiral de unas redes aniquiladoras a nivel psicológico que sólo quieren más y más "clicks", interacciones y seguidores cuando en el mundo de TikTok la apariencia de éxito, baile y desenfreno y la viralidad de Instagram se erige como elemento de validación frente a un padre ausente, una madre en el paro, un futuro incierto y una obsesión por el cuerpo que ya les ha hecho ser víctimas de retoques (uñas perfiladas, cejas delineadas, operaciones de estética, etc…) fruto del rápido descontento en los que se hace recaer a los jóvenes desde temprana edad si no cumplen el canon físico establecido. Una búsqueda de afecto y reafirmación generando deseo aunque sea a costa de la dignidad de uno mismo y de un cuerpo que se exhibe como mercancía para encontrar un lugar en la sociedad no a base de esfuerzo sino de encontrar una plataforma para el breve éxtasis placentero de sentirse popular.

Malou Khebizi convence como esa joven sobreexpuesta a ojos de los demás, tanto aquellos que la siguen en redes como aquellos que la escrutarán al máximo para saber si es digna para formar parte de ese reality. Una cámara nerviosa transmite la tensión y el devenir desesperado de una joven que, entre la llamada del casting y la que le tiene que confirmar su participación o no en el concurso en el que ha depositado todas sus esperanzas de futuro y razón de ser, navega por una red de trapicheos en grandes almacenes, fiestas desenfrenadas y vacías, así como otros peligros de la noche que la cámara prefiere dejar fuera de campo pero haciendo consciente de semejante deriva. Una crudeza que intenta rebajarse, no con mucha suerte, con recursos líricos que abrazan el simbolismo impostado sobre un cuerpo al que pretende dominar maquillándolo y realzándola pero al que en realidad desconoce.

“Diamante en bruto” apuesta por el realismo de una cámara observacional heredera de los hermanos Dardenne, Andrea Arnold y Sean Baker y muestra con un montaje vigoroso la dependencia tecnológica en un mundo con jóvenes sin rumbo, el vaporoso amor propio regado sólo de "clicks" y vídeos monetizados y la hipersexualización de los cuerpos que lleva a que por un lado se sea comprometido con el #MeToo pero que por otro las redes sociales o las aplicaciones citas sigan tirando de carne cual subasta y como símbolos de significación y reafirmación a la hora de definir una identidad y encontrar un lugar en el mundo. Sólo hasta que se pase de moda y uno se dé cuenta de que todo ello no ha servido para nada más que para ser un borrón de lo que fue y un simulacro de lo que pretendió convertirse ante lo efímero de unos seguidores a los que se confunde con personas que te quieren cuando en realidad sólo buscan morbo y que no dudarán en pasar a otra cosa cuando uno ya deje de resultar interesante a ojos de los cánones imperantes y vertiginosos.

Una interesante ópera prima, que quizá va de más a menos quedándose sin resuello a mitad de metraje y que tampoco saber ir más allá de otras películas similares ahondando en clichés propios del cine social, pero que es un azote a tiempos de cosificación de los cuerpos, sobreexposición en redes y fama efímera, sabiendo mostrar de mantera tan certera como compleja las consecuencias de un mundo frío en el que la identidad y personalidad se arroja al sumidero convirtiéndose uno en víctima de los tiempos y en objeto bien de deseo o bien de burla a ojos de los demás. Una huida hacia delante de un origen que se quiere dejar atrás pero que lleva a firmar un pacto con el diablo borrando lo que uno es para ser esclavo de un cuerpo y de una intimidad vendida al mejor postor en pro de una fama cada vez con el listón más bajo y con moral más perniciosa como desesperada vía para ser valorada y querida por el gran público frente a un afecto del que siempre se ha estado carente y en permanente búsqueda.

Conviene saber: La ópera prima de Agathe Riedinger compitió en el Festival de Cannes 2024 y en el Festival de Valladolid 2024 y obtuvo 2 nominaciones en los César 2025 en las categorías de mejor ópera prima y mejor actriz revelación.

La crítica le da un SEIS

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