San Sebastián 2024: La muerte digna según Costa-Gavras, luz romántica y lírica frente a la desolación, hastío vital y juguetón fenómeno televisivo

San Sebastián 2024: La muerte digna según Costa-Gavras, luz romántica y lírica frente a la desolación, hastío vital y juguetón fenómeno televisivo

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Querido Teo:

Costa-Gavras mantiene su lucidez intacta en una película que se suma a la competición como es "El último suspiro" y que se permite hablar de la muerte con madurez y esperanza. También a competición la cinta china "Bound in heaven" de Xin Huo, el retrato de un hastío vital reflejado en la amargura virulenta de la protagonista de "Mi única familia" de Mike Leigh y la entrañable "El hombre que amaba los platos voladores" de Diego Lerman.

"El último suspiro" (Costa-Gavras) // Sección Oficial

“El último suspiro” es una madura y certera película que habla sobre la muerte con franqueza, honestidad y sin pesadumbres o sentimentalismo. Un tratado a través de las conversaciones, encuentros y experiencias de un médico de cuidados paliativos y un escritor interesado en el final de la vida tras un duro diagnóstico. Es lúcida y valiente a la hora de hablar de un tema complejo y esquivo con coherencia y sensibilidad, sin ningún tipo de artificio, confrontando dudas, anhelos, miedos e inseguridades. Una película sencilla pero capaz de transmitir con poco con un gran componente humanista y sin lecciones moralistas ni enjuiciamientos a la hora de dar valor a esos pacientes a los que se les invita a saborear el tiempo que les queda dando valor a los pequeños grandes placeres y dejando de lado preocupaciones y sufrimientos.

Dénis Podalydès y Kad Merad son el rostro y la palabra que debate sobre ello acompañados de la elegancia de Charlotte Rampling que con sólo una escena ya demuestra su contundencia y clase como actriz, de la ternura y determinación de Françoise Lebrun y con una Ángela Molina que imprime a la película un gozoso soplo de aire fresco como una gitana que encara la despedida cantando acompañada de su familia. En el reparto también encontramos a Marilyne Canto, Hiam Abbass y Karin Viard.

“El último suspiro” encierra cierto valor divulgador pero también vitalista a la hora de hablar, tanto a través de conversaciones como de silencios, de un tema que lleva siendo protagonista para la condición humana desde sus inicios por lo que es una película muy interesante a la hora de poner sobre la mesa algo que se ha tratado mucho pero de lo que se ha hablado poco por mucho lenguaje eufemístico y por el miedo a la sociedad a afrontarlo como algo colectivo desde el momento que se comunica hasta la llegada del momento final por el hecho de pensar que ocultarlo o arrinconarlo es hacer como si no existiera.

Una película que propone empatía y comprensión y por tanto invita no sólo a afrontarlo sino a perder ese miedo y poner el tema en un punto predominante desde la sociedad como colectivo partiendo de la manera de afrontar la llegada de la muerte y llegando a la manera de acompañar a los demás en ese trance y el necesario valor de la muerte digna poniendo al ser humano por encima de cualquier creencia religiosa o imposición moral y llenando al trance de humanidad y compasión.

Costa-Gavras sorprende aprovechándose de su veteranía y lucidez para presentar una cinta que defiende la muerte como una etapa para vivir con amor y nostalgia en lugar de tristeza y soledad, más si el destino da tiempo para poder preparar el momento libre y personal de la despedida pero sustentado en una sociedad que, desde los gobiernos y administraciones hasta familiares y cuidadores, también nos prepare emocional y físicamente para ese definitivo viaje.

"Bound in heaven" (Xin Huo) // Sección Oficial

Una mujer atrapada por la violencia. Un hombre con una enfermedad terminal. Dos almas solitarias se entrelazan estrechamente tras un encuentro fortuito. La tragedia pronto los devorará. Sin embargo, encuentran el uno en el otro la única luz en la oscuridad de sus vidas. Basada en la novela homónima de Li Xiuwen, estamos ante un intenso melodrama romántico lleno de épica y tragedia que transcurre a lo largo de tres años en tres diferentes ciudades entre golpes, trayectos en moto, encuentros sexuales, canciones de karaoke y fuegos artificiales. 

La historia parte de una mujer cuestionada por la policía por la muerte de su marido a manos de su supuesto amante retrotrayéndonos posteriormente al Shanghái de 2010 en la que Xia You busca entradas de reventa para un concierto de la famosa cantante y ocasional actriz Faye Wong conociendo fortuitamente a un chico, Xu Zitai, que se dedica a estas cosas y que, al ya no disponer de entradas, le dejará pasar entre bambalinas. Un "Bonnie y Clyde" oriental en el que, además de huir por la muerte del marido abusador que descubre a ambos en el pueblo de él, sufren los estragos de la enfermedad, un cáncer terminal del que el chico nunca ha querido tratarse para poder aprovechar la vida hasta la última gota.

"Bound in heaven" es un melodrama romántico y desolador con mucho de fatalismo que encoge el alma a pesar de una estructura confusa y un desarrollo irregular pero sostenido en preciosas escenas de gran carga poética. La ópera prima de una directora que viene del campo del guión y que parte de una relación tóxica para construir el encuentro de dos personas desamparadas en un recorrido contrarreloj que conmueve y emociona por la fuerza del espíritu que desprende.

"Mi única familia" (Mike Leigh) // Sección Oficial

"Mi única familia" es el nuevo drama social de Mike Leigh en el que se introduce en el hastío de la clase obrera a través de Pansy, una mujer arrollada por la vida que responde como un gato herido a los avatares de la vida arañando con su carácter a todo el que se cruza en su paso, llevándose la peor parte una familia que no sabe que hacer con ella para que encuentre algo de esperanza y no se regodee en el dolor y la frustración. Un personaje desbordante, que hace arte del reproche y el azote dialéctico, pero que transmite un agotamiento al espectador que ella misma no es capaz de reconocer a pesar de los intentos de una hermana, madre soltera que regenta una peluquería, que no le tiene en cuenta muchas cosas de lo que dice mientras que su marido y su hijo ya han tirado la toalla con ella y quedan como meros autómatas inanes ante su arrollador carácter.

Un ama de casa cansada, malhumorada y resentida, harta de años de cuidar a los suyos sin que nadie le pregunte como ésta, y que vive lastrada por el miedo a su entorno y la desconfianza hacia los demás bien sean captadores de ONG o dependientas de supermercado tratando con desprecio a todo el mundo por unas razones que el guión sugiere más que define preocupándose más por el presente de poder encajar en la sociedad actual si se vive de esta manera que por el origen que lo ocasionó todo que, evidentemente, no deja de ser un cúmulo de cosas.

Un ecosistema en el que el racismo, la hipocresía y el individualismo campa a sus anchas con la sanidad y la educación pública también haciendo aguas. Pansy vive en una periferia londinense en la que sólo queda sobrevivir y en el que la salud mental parece algo de lo que sólo pueden preocuparse los ricos y es por lo que la protagonista deambula carcomida por su cansancio y dolor sólo queriendo acostarse, cerrar los ojos y que todo pase.

Marianne Jean-Baptiste logra con maestría que un personaje tan insoportable termine siendo conmovedor viendo en sus ojos la frustración de una vida insatisfecha en la que todo vino rodado porque era lo que tocaba viviendo una infancia en la que tuvo más responsabilidades de la que le correspondía, sufrió el duelo de una madre y es parte de un matrimonio convencional e insatisfecho. Dolor y desilusión para una persona que necesita ayuda pero que no la pide por miedo a mostrar una debilidad que le han enseñado que no se puede permitir por su condición de mujer, negra y pobre.

Una película más existencial que narrativa lo que lleva a que esa hora y media termine doliendo y que a pesar de la finura quirúrgica de Mike Leigh en su guión uno quede también derrotando por una crítica social contundente sobre nuestro tiempo pero que a nivel cinematográfico no puede evitar terminar perdiendo fuelle cuando detrás de esos gritos lo que asistimos es a un tratado sobre la depresión contemporánea que remueve y golpea pero que no termina de conmover ante lo extremo del personaje y lo desolador del conjunto.

"El hombre que amaba los platos voladores" (Diego Lerman) // Sección Oficial

Diego Lerman y Leonardo Sbaraglia rescatan la historia del periodista José de Zer, artífice de uno de los momentos más delirantes vividos en la televisión argentina. 1986. El periodista José de Zer junto al Chango, su camarógrafo, emprenden el viaje hacia La Candelaria (Córdoba) tras recibir una propuesta extraña por parte de dos personajes sospechosos. Al llegar al pueblo no hay mucho que valga la pena, tan solo un pastizal quemado en medio de los cerros. Lo que vino a continuación fue la labor de un genio mitómano con un talento oculto: la creación audiovisual de presencia alienígena más recordada de la historia de la televisión argentina.

Una película de humor naif y entrañable que adopta ademanes de falso documental para adentrarse en la pasión con la que emprendió el periodista esta aventura televisiva tan paranormal como ingenua. Es por eso que en su tono no se erigen como incoherentes ciertas decisiones contando con la entrega del reparto encabezado por Leonardo Sbaraglia. Una parodia que en realidad muestra las entretelas de un fenómeno televisivo de su país que fue capaz de hacer historia. 

Nacho Gonzalo

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