"Breaking bad" es una de estas series de las que no se ha oído mucho por estos lares pero de las que merece poner el foco de nuestra atención. Una de estas combinaciones de drama y humor negro que suelen dar buen resultado. Los Emmy le han dado más popularidad destacando el trabajo de sus dos actores en las nominaciones de este año: Bryan Cranston y Aarón Paul. El primero ya ganó el año pasado el Emmy al mejor actor de drama batiendo a auténticos miuras como Jon Hamm de “Mad Men”, Michael C. Hall de “Dexter”, Hugh Laurie de “House”, Gabriel Byrne de “En terapia” y James Spader de “Boston Legal”. Este año vuelve a ser candidato y este actor ha encontrado un auténtico cambio de registro después de estar encasillado durante siete temporadas como padre de Malcolm en la serie homónima.
Cranston interpreta a Walter White, un hombre corriente que cumplidos los 50 años recibe la noticia de que tiene un cáncer de pulmón terminal, hecho que hará que de un giro de 180 grados a su vida. Lo más drástico será fabricar con sus antiguos alumnos de la clase de química un laboratorio clandestino, dentro de una caravana destartalada, para fabricar droga para su venta. Además de para llevar mejor la penuria y los dolores de la enfermedad, será la mejor manera que encuentra para enriquecerse y que así su familia tenga un buen sustento para cuanto éste falte. Su especialidad serán las metanfetaminas, lo que le da más dinero para así dejarlo en herencia a su mujer embarazada y su hija adolescente.
Y es que el como la droga puede provenir de la gente más corriente e insospechada es algo que ya ha tratado el mundo de las series. “Weeds” es el principal ejemplo que tras cinco temporadas sigue siendo una de las mejores comedias del momento. La principal diferencia es que si la protagonista de “Weeds” entra en contacto con estas sustancias como resultado a una anodina vida dentro del típico barrio residencial usamericano de clase media alta, en “Breaking bad” es el detonante para jugar con buen humor negro dentro de la buena acción para la que la droga es producida. Precisamente su creador, Vince Gilligan, uno de los guionistas más destacados de “Expediente X”, compara las dos series: “Weeds es más una mirada a los barrios residenciales y sus vallas blancas. Breaking bad es un estudio sobre un tipo soso que, de repente, vuelve a sentirse vivo al final de su vida y se reinventa a si mismo”. Y tiene razón porque “Breaking bad” es una serie más alocada y con un aroma más agridulce.
Además de la buena interpretación de Bryan Cranston, que tiene un trabajo complejo tocando todos los extremos que tiene una enfermedad como el cáncer a pesar de la motivación con la que disfruta como fabricante de drogas, la serie no tiene desperdicio con un planteamiento inicial que podría ser digno de los hermanos Coen. Te diré que la primera escena de la serie encontramos al protagonista corriendo por el desierto de Nuevo México en calzoncillos y con una máscara de gas alejándose de una caravana en la que hay dos cadáveres y un tipo inconsciente. ¿Qué puede salir de eso?. Tendrás que metértela en vena para saberlo.
La serie sólo presenta un problema y ese es que es evidente que estaba planteada para sólo una temporada o como mucho dos. El destino marcado de Walter no permite una trama muy larga pero el buen funcionamiento de la misma, habiendo conseguido un público fiel además de buena acogida crítica, ha sido suficiente para que AMC la haya renovado por una tercera temporada. Este canal ha encontrado un gran complemento a “Mad men”, su serie estrella y no parece dispuesto a terminarla todavía. Más cuando el final de la segunda temporada emitido el pasado Mayo en USA dejó al público en tensión con un final abierto pero que no terminó de ser redondo precisamente por la sensación de que el final de la serie estaba escrito para la segunda temporada pero que la renovación obligaba a postergarlo hasta cuando los jefes manden.
En todo caso, hay que alegrarse de poder seguir disfrutando de una serie que tiene sus mejores bazas en esa evolución de Walter de ser anodino a ser casi un carismático líder de la droga, muy demandada y pura debido a sus grandes conocimientos químicos, acompañado de su inseparable exalumno Jesse, un tipo igual de interesante que el profesor de química. Un auténtico desgraciado con el que es muy fácil acabar empatizando.
Aprovecha mientras preparan la tercera temporada para echarle un ojo a la serie. Una primera temporada de sólo siete capítulos (fue una de las damnificadas de la huelga de guionistas) y una segunda temporada de trece capítulos que aunque presente un ritmo lento para nada tienen que confundirse con aburrido. Que el piloto no te engañe y te despiste. Llegas al tercer capítulo y ya me dirás si después de la conversación del sótano no puedes dejar de seguir viéndola.
"Esta es la historia de un barco. Un barco que arrastró la marea hasta la orilla y que cambió muchas vidas. Como la de una mujer llamada Janet y de Samuel..." a lo que el estupendo narrador que nos va guiando por la serie añade otros cuatro personajes dignos de estar en algún elenco de los cerebros de los Coen o de Tarantino: el capo de una banda llamado "El Sastre", su principal ejecutor enamorado de la cerámica, un policía tontorrón y su madre, que hace un pan de plátano excelente. ¿Violencia? Coen y Tarantino, no debo deciros más, salvo que la gente de efectos especiales ha tenido mucho trabajo y los actores se lo han pasado muy bien.
Otro año más de música, otro año más de bandas sonoras, y otro año más en el que juntaré en la sección de manera totalmente subjetiva las 10 (mas 2 extras) composiciones que más me han gustado en el 2023. Todo hay que decirlo, siempre me arrepiento un poco de dejar de lado las bandas sonoras de las series, que siempre están al mismo o a mejor nivel que el de las películas, por lo que este año las incluiré con todo el mérito del mundo. Pero antes de pasar a la lista, recordar que estos fueron los tops de 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021 y 2022.
* La figura de Paul Auster no ha sido ajena al cine y con su muerte a los 77 años deja un vacío importante siendo uno de los grandes escritores de Estados Unidos de las últimas décadas. En su haber títulos como “La invención de la soledad” (1982), “La trilogía de Nueva York” (1985-1986), “El país de las últimas cosas” (1987), “Leviatán” (1992), “Tombuctú” (1999), “El libro de las ilusiones” (2002), “La noche del oráculo” (2003), “Brooklyn follies” (2005), “Viajes por el scriptorium” (2006), “Un hombre en la oscuridad” (2008) o “Sunset Park” (2010). Un escritor amante de las libertades y defensor de los derechos civiles que se mostró tajante con políticas absolutistas de países como China o Turquía en contra de la libertad de expresión (a los que se negó a visitar) y que encabezó marchas contra Donald Trump.
Niccolò Ammaniti es uno de los autores italianos más apreciados en el extranjero. Sus libros se han traducido a más de cuarenta idiomas pero también es conocido en el cine italiano e internacional por sus guiones, sus obras llevadas al cine e incluso por haber participado como actor. No se prodiga demasiado y por tanto recibe mucha atención cuando lo hace. Ganador del premio literario más importante de Italia hace años, ahora entra en un terreno muy actual: el debilitamiento de las democracias por el desgaste del oleaje mediático politizado. Lo hace a través de una mujer, la esposa del primer ministro de Italia.