Ya no consideramos como algo inusual tener presencia española en los Oscar. Es más, es algo ya muy habitual. Año tras año y en la categoría que sea siempre puede aparecer algún español dispuesto a cumplir el sueño usamericano en la gala de los Oscar. Este año tendremos a Penélope pero también estará (salvo sorpresa mayúscula) un cortometraje. “Alumbramiento” de Eduardo Chapero-Jackson, uno de los cortos españoles más premiados de todos los tiempos.
“Alumbramiento” describe los últimos 15 minutos de la vida de una anciana rodeada de su familia. El corto no sólo se centra en la agónica mujer sino también en el vacío emocional en el que están inmersos sus familiares. No es autobiográfico pero el origen del corto reside en la muerte de los abuelos del director ocurrida hace tres años: "No es una experiencia personal, sino la síntesis de muchas historias sobre la manera de enfrentarse a la muerte y cómo perder los miedos ante ese momento. Dirijo mi mirada a esa zona oscura a la que todos tenemos miedo. Es esto, creo, lo que ha emocionado a los espectadores”.
“Alumbramiento”, protagonizado por Marivi Bilbao, Cristina Plazas y Marta Berenguer, ya triunfó en Venecia y en los premios del cine europeo en 2007 y ahora está dispuesta a dar el salto a Hollywood. En sus pases en Los Ángeles y Nueva York el corto parece haber gustado mucho a los académicos y por ello nosotros apostamos a que lo veremos como uno de los cinco candidatos. Sería ya el quinto corto español nominado de toda la historia tras “Esposados” de Juan Carlos Fresnadillo, “7:35 de la mañana” de Nacho Vigalondo, “Binta y la gran idea” de Javier Fesser y “Éramos pocos” de Borja Cobeaga. Hasta ahora no ha habido suerte pero Chapero-Jackson está dispuesto a hacer historia.
Durante todo este tiempo de premios Chapero-Jackson no se ha quedado degustando el éxito reposadamente sino que ha seguido trabajando. Ya tiene listo su tercer corto llamado “The End” en el que recrea un apocalíptico futuro marcado por la falta de agua en el que los grifos funcionan con monedas, los botellines de agua se guardan como tesoros bajo llave, los camiones cisterna son custodiados por policías y las armas se utilizan para defender tan sagrado líquido.
Además su intención es que 2009 sea el año de su salto al largometraje con una película de aventuras a la que llamará “Verbo”.
“Alumbramiento” va a por todas y esperemos que los titulares en España se fijen mañana también en él como flamante nominado al Oscar y no sólo en Penélope. Este madrileño de 37 está dispuesto a saltar del anonimato y esperamos que lo haga a lo grande a través de la vía en la que mejor se expresa, el cortometraje. Ya lo dice en estas declaraciones: "No es que quiera sobrevalorar el cortometraje, pero el cine está más vivo creativamente en el corto. El largometraje está más supeditado a intereses lógicos de mercado y, por ello, en ocasiones, se crea una dinámica más conservadora".
Guillermo del Toro está acostumbrado a convivir entre demonios, monstruos y personajes de fantasía. Por eso no es de extrañar que declare que, aunque no cree en el misticismo de los fantasmas, sí que está convencido de la existencia de estos. Todo ello ha desembocado en una filmografía que ha sido un universo de criaturas extrañas al que ha impreso como pocos de sensibilidad y romanticismo. El mexicano ha logrado con "Frankenstein" completar el proyecto de una vida alcanzando una obra cumbre que supone el mejor tributo al impacto que le supuso la obra de Mary Shelley ya desde que era niño y también rubricar la depuración máxima de lo que es Del Toro como cineasta.
Nunca olvidarás a la chica para quien hiciste tu primera casete de canciones. Nunca olvidarás al chico que te la grabó. Esta es la idea que da forma a una serie de televisión que homenajea a la gran revolución musical que cambió la manera del romance. Ni flores, ni bombones, ni siquiera joyas. Ninguna forma anterior de cortejo supera la revolución que significaron las cintas de casete. Si se tienen de cincuenta años para arriba es fácil que formen parte de nuestra historia romántica. El salto al gran público llegó en la segunda mitad de los años setenta. Fue entonces cuando los casetes se convirtieron en el medio más práctico y barato para grabar música.
La SEMINCI de Valladolid ha vuelto a ser por segundo año consecutivo un obligado peregrinaje en la carrera al Oscar. Si el año pasado el equipo de José Luis Cienfuegos ofreció el primer pase en España de "The brutalist", en un momento en el que la cinta de Brady Corbet avivada por la expectación era considerada la novena maravilla del mundo, y porqué no la primera si tenemos en cuenta el formato de VistaVision, en esta ocasión han repetido la jugada con la película más deseada del momento y que hasta ahora sólo había pasado por Telluride, Toronto y Londres. "Hamnet" ha sido el plato fuerte como proyección especial de la 70ª edición del Festival de Valladolid con coches, autobuses y trenes en dirección al Centro Cultural Miguel Delibes que, si bien no deja de ser un escenario algo anticlimático al ser un auditorio y no una sala de cine o un teatro, ha sido el lugar en el que vivir uno de esos éxtasis fílmicos que tardan en olvidarse por la emoción arrebatadora que desprenden y en la que nos hemos sentido como ese público del Globe skakesperiano extendiendo nuestras manos ante un sentimiento que traspasa y que deriva en un mar de sollozos y moqueos.