Cine en serie: "Sneaky Pete", buenos timadores
Querido Teo:
Hablemos de los buenos, no de los que aparecen en las portadas de los medios a diario, que son muy inferiores al timador reflejado en la ficción. He vuelto a sentirme conquistado por la capacidad de Bryan Cranston, el protagonista de "Breaking bad" que, guste más o menos, nos regaló una de las grandes interpretaciones de los últimos años. En uno de los primeros capítulos de "Sneaky Pete", la serie que él mismo dirige junto al guionista creador de "House", y que se ve en Amazon, Cranston está unos diez minutos hablando, solo, sin más apoyo que su cuerpo y su discurso de ex policía mafioso capaz de cortarte un dedo por una deuda de juego; corrijo, él no se mancharía de sangre, pero lo ordenaría como el que pide un refresco; en el último de los que cierran esta primera temporada, uno de los mejores capítulos clímax que recuerdo, vuelve a regalar una secuencia de las que harían aplaudir al equipo que trabaja en el rodaje.
Los guionistas americanos mantienen una tradición iniciada en el cine, el timador que tima al timador, el ladrón que roba al ladrón. Es la condición necesaria para identificarnos con sus habilidades al aplicar "el prisionero español" o "el turco", dos timos sofisticados y perfectamente diseñados que exigen ejecuciones impecables.
"Sneaky Pete", o Pete "el escurridizo", es muy consistente, avanza a mayor ritmo en cada capítulo, con situaciones cada vez más al límite, resolviéndolas con mucha solidez y una mezcla de actores veteranos y jóvenes, incluyendo a la adolescente "prima" de Pete, que se revela como una futura y excelente timadora, en una familia que se dedica a depositar fianzas a encausados necesitados de efectivo en una pequeña ciudad próxima a Nueva York.
Pete es capaz de embaucar a cualquiera, y su problema es habérselo hecho al personaje de Cranston. Pete roba a la gente, pero muestra la posibilidad de que pueda evolucionar para convertirse en una buena persona, lo contrario al personaje de "Breaking bad", donde Walter White es una buena persona que se convierte en mala. El capítulo final tiene el aroma de los grandes momentos del cine de timos, el salón de apuestas de "El golpe" o la "Casa de juegos" de David Mamet.
Los grandes timos saltan al cine debidamente decorados, como el de Frank Abagnale, que canjeó cheques falsos por 2´5 millones de dólares ("Atrápame si puedes"), o el de Nick Leeson, un bróker británico que con 27 años provocó la quiebra de la banca Barings, dejando un agujero de 1.400 millones de dólares ("El gran farol"). El mayor timo de nuestra historia reciente, el de Fórum Filatélico, reunió algunas condiciones cinematográficas, como la partida de sellos que el timador Guijarro adquirió en Alemania y que abierta en la aduana resultó ser una caja de papeles de periódico, la primera pista que condujo al descubrimiento de la estafa, pero todos ellos quedan muy lejos de la habilidad que exhibe la ficción… con la excepción del caballo de Troya…. El primer timo de la Historia.
Carlos López-Tapia