Las cinco secuencias de... Ridley Scott

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Querido primo Teo:

Ridley Scott ha asumido el reto de llevar la historia de Napoleón Bonaparte a la gran pantalla, algo que no logró Stanley Kubrick tras un largo período de investigación y solamente el tiempo dirá si esta aproximación que tiene en Apple TV+ su versión íntegra de más de cuatro horas llega a la altura de la mastodóntica obra que el francés Abel Gance estrenó en el glorioso año para el cine de 1927. Con 86 años el director británico Ridley Scott presume de su hiperactividad y de descansar solamente un día entre película y película. Curtido en la publicidad, ha logrado desarrollar a lo largo de casi medio siglo una carrera cinematográfica que se ha caracterizado por sus picos y sus valles. Algunas de sus obras han marcado un punto de inflexión en el séptimo arte que le han permitido, aunque le pese, ser un viverrentas. Nominado al Oscar como director en tres ocasiones, por “Thelma & Louise”, “Gladiator” y “Black Hawk derribado”, es un buen momento para repasar los grandes hitos de su trayectoria.

"Los duelistas" (1977)

Nacido en South Sields, en el seno de una familia vinculada al mundo de la exhibición cinematográfica, tomó la determinación de ser un director de cine cuando vio “2001: Una odisea del espacio” (1968) de Stanley Kubrick aunque lo que estudió fue Diseño que le permitió comenzar a trabajar en la BBC, encargándose de la escenografía y las cabeceras de algunos programas y series de televisión, entre ellas “Doctor Who”. Realmente fue en la publicidad el mundo en el que Ridley Scott se desarrolló plenamente y adquirió las tablas para dar el salto al cine. Junto a su hermano, el malogrado Tony Scott, fundó una productora para rodar muchos anuncios y así llegaron campañas tan celebradas como las que hizo para Chanel nº5 durante la década de los 70, dándole una nueva vida a los spots televisivos del icónico perfume, mucho más pegados al lenguaje cinematográfico.  

Con una dilatada carrera en la publicidad y algunos cortometrajes, Ridley Scott dio el salto al cine a la edad de 40 años con “Los duelistas” (1977), un film ambientado durante las guerras napoleónicas que era una adaptación de “El duelo” de Joseph Conrad. Protagonizada por Harvey Keitel y Keith Carradine, la historia gira en torno a dos oficiales del húsar francés al que un incidente inicialmente menor les lleva a estar enfrentados y retados en duelo durante quince años. “Los duelistas” gozó de muy buenas críticas por su cuidada puesta en escena y su rigor histórico, le proporcionó por unanimidad a Scott el premio a la mejor ópera prima del Festival de Cannes pero su impacto en la taquilla fue mínimo. Afortunadamente el tiempo la puso en su lugar al convertirse en una obra de culto. 

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"Alien, el octavo pasajero" (1979)

Ridley Scott fue de los espectadores que se quedaron impactados al ver “La guerra de las galaxias” (1977), su interés por los relatos de ciencia ficción y el visionado de “2001. Una odisea del espacio” (1968) de Stanley Kubrick le llevaron a ser cineasta, así que viendo lo que había hecho George Lucas se quedó convencido del potencial en el avance de los efectos visuales. Dijo sí cuando la Fox le ofreció dirigir “Alien, el octavo pasajero” (1979) y se enfocó especialmente en cuidar su aspecto visual, algo que hizo que el Estudio aumentara su presupuesto no de muy buen agrado. Descrita como “la matanza de Texas de la ciencia ficción", “Alien, el octavo pasajero” resultó revolucionaria por convertir a su protagonista en una mujer. Fue una decisión tomada por los productores Walter Hill y David Giler el tener a un personaje femenino al frente de una producción de género de ciencia ficción que habitualmente está dominado por los hombres y ello se consiguió de una manera natural, sin hacer una exhibición de superioridad moral.

“Alien, el octavo pasajero”, que tuvo un presupuesto estimado en los 11 millones de dólares, se convirtió en la sexta película más taquillera del año 1979, con una recaudación mundial que superó los 100 millones. Una producción más que amortizada, que supuso un punto de inflexión tanto en el terror como en la ciencia ficción y que convirtió a Ellen Ripley en uno de los personajes más icónicos de la historia del cine y de paso a Sigourney Weaver, sin experiencia en la gran pantalla pero sí con recorrido en la escena neoyorquina, en una de las presencias más estimulantes de estas últimas décadas. 

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"Blade Runner" (1982)

Tras el éxito de “Alien, el octavo pasajero” (1979) Ridley Scott estuvo a punto de dirigir la adaptación cinematográfica de “Dune” antes de que el proyecto fuese a parar a las manos de David Lynch. Finalmente se decantó por la propuesta de la Warner Bros. de llevar a la gran pantalla la novela de Philip K. Dick, uno de los autores de referencia del cineasta, “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”. “Blade Runner” (1982) fue un desafío, una mezcla de distopía y cine negro con una puesta en escena retro futurista y una banda sonora hipnótica a cargo de Vangelis, que acababa de ser galardonado con el Oscar por “Carros de fuego” (1981). Scott supo extraer petróleo de los elementos, incluyendo la fotogenia y el talento de sus principales actores; Harrison Ford, Sean Young y Rutger Hauer. 

Cuando han pasado algo más de 40 años de su estreno nos cuesta creer que “Blade Runner” supusiera un fracaso tanto de crítica como de público. Su lanzamiento en vídeo y los sucesivos pases en televisión lograron revalorizar al film de Scott, así como los múltiples reestrenos en los que se ha querido modificar el montaje original. Hoy en día, “Blade Runner” es una obra capital del cine de ciencia ficción y probablemente si el adolescente Ridley Scott la hubiera visto en pantalla grande diría “yo quiero hacer eso”. Por eso mismo él considera que de toda su filmografía es su obra más completa y personal. 

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"Thelma & Louise" (1991)

Ridley Scott no fue nominado al Oscar por la dirección de “Alien, el octavo pasajero” (1979) ni por la de “Blade Runner” (1982). Su primera candidatura al Oscar le llegó con “Thelma & Louise” (1991), a priori muchísimo menos ambiciosa que las anteriores pero sí igual de desafiante. Scott apostó por la historia de una debutante, Callie Khouri, sobre dos mujeres que se convierten en prófugas de la justicia cuando acaban con la vida del agresor sexual de una de ellas y que otros en Hollywood prefirieron ignorar porque aquello sería veneno para la taquilla. “Thelma & Louise” hablaba de la violencia contra las mujeres y del empoderamiento a través de la historia de una aburrida ama de casa que, gracias al ejemplo de su mejor amiga y a sus vivencias junto a ella durante un frenético fin de semana, aprende a valorarse a sí misma. 

“Thelma & Louise” estaba protagonizada por Susan Sarandon y Geena Davis, ambas jamás han estado mejor, y supuso el descubrimiento de Brad Pitt que de manera automática pasó a convertirse en la fantasía sexual que mejor se rentabilizó de la década de los 90. La película tuvo un éxito descomunal, llegando incluso a ser un fenómeno social, muchas mujeres se identificaron con Thelma y dijeron "¡basta!" para construirse una vida mejor para ellas. A nivel cinematográfico “Thelma & Louise” parecía que iba a ser la primera de muchas películas sobre personajes femeninos fuertes y lamentablemente fue una fiebre que se pasó pronto. 

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"Gladiator" (2000) 

Recientemente Ridley Scott se comparó con Martin Scorsese diciendo que en el período en el que se ha tenido lista “Los asesinos de la luna” a él le ha dado tiempo de rodar tres películas, incluida “Napoleón”. Pese a que está en una edad que supone un obstáculo para recibir el visto bueno de las aseguradoras, ya son 86 años, Scott no tiene problemas para sacar sus proyectos adelante con las principales compañías del sector audiovisual. La película que volvió a situar a Ridley Scott en la primera línea fue “Gladiator” (2000). Un péplum sobre la venganza de un general contra el emperador que le hizo caer en desgracia. La cinta supuso su primer encuentro con Joaquin Phoenix, protagonista de “Napoleón”, y le llevó a iniciar un tándem artístico con el neozelandés Russell Crowe, que a finales de la década de los 90 se había autoproclamado el mejor actor del mundo, el heredero más directo de Marlon Brando y Richard Burton y había sido declarado el chico malo oficial de la siempre pacífica comunidad de Tinseltown.

La contundente interpretación de Crowe como Máximo Décimo Meridio le llevó a ganar el Oscar al mejor actor, a convertirse en el prototipo del empotrador dosmilero y pudo haber sido el gran actor del Hollywood del siglo XXI si hubiera sido más dócil con la industria. “Gladiator” se llevó el Oscar a la mejor película y su incontestable éxito parecía que iba a revitalizar el péplum, ese género que brilló en el Hollywood clásico y que se hacía para abarrotar las salas de cine, pero no fue así. Cualquier intento en este siglo XXI de equipararse a lo hecho por Ridley Scott en la épica “Gladiator” se ha quedado a medio gas, ni siquiera el propio Scott pudo conseguirlo con “El reino de los cielos” (2005) o “Exodus: Dioses y reyes” (2014). 

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Mary Carmen Rodríguez 

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