Espresso: "The brutalist", la poderosa epopeya de Brady Corbet sobre las víctimas del capitalismo
Querido Teo:
"The brutalist" se ha convertido en la película acontecimiento de este principio de temporada desde su proyección en el Festival de Venecia 2024 alzándose con el premio a la mejor dirección. El antes actor Brady Corbet está detrás de una película que no sólo ha hecho más que confirmar las buenas sensaciones que dejaron sus anteriores trabajos detrás de las cámaras; “La infancia de un líder” (2015) y “Vox lux” (2018).
Una epopeya en un portentoso despliegue visual de 215 minutos (más intermedio), combinando formatos y alternando la ficción con falsos noticieros de la época, en el que es un drama sobre la inmigración a partir de la historia que narra cuatro décadas en la vida de un visionario arquitecto judío de origen húngaro llamado László Toth y su esposa Erzsébet que huyen de los campos de concentración y de la Europa de posguerra para reconstruir su legado y presenciar el nacimiento de la América moderna. Sin embargo, sus vidas son cambiadas para siempre por un cliente misterioso y rico. Un empresario hecho a sí mismo.
Brady Corbet escribe el guión junto a su compañera Mona Fastvold pero lo que más se ha destacado de la cinta es una apabullante puesta en escena que deja sin aliento y que rememora a grandes clásicos como Francis Ford Coppola, Bernardo Bertolucci, Sergio Leone, Michael Cimino o Paul Thomas Anderson, especialmente a la hora de retratar la etapa fundacional de un país así como el asentamiento del capitalismo y los claroscuros del llamado sueño americano.
A través del pasado reciente de la Europa de posguerra y un Estados Unidos en reconstrucción aprovechándose de la mano de obra inmigrante, “The brutalist” presenta, haciéndose valer del poder que desprenden sus imágenes, la metáfora de la construcción de un edificio por parte del arquitecto protagonista que le lleva a explorar con pesadumbre política la decadencia de un sistema que no fomenta ese estado de bienestar que propugna y del que muchos han ido en su búsqueda dejando todo atrás tanto por una cuestión de supervivencia como de esperanza.
Una película presentada en formato de 70 mm y calificada de inabarcable, poseedora de secuencias propias de un genio pero en la que es imposible no tener que dejar reposar tras su visionado, para que coja su poso debido a su densidad y complejidad inherente que hace que el espectador no sólo se vea arrollado sino que también tenga la sensación de que su vista no es capaz de retener toda la detallista propia visual que propone Corbet de manera lúgubre, melancólica y recargada sobre como el arte y la belleza es capaz de trascender cualquier época e ideología, quedando ante todo la libertad del creador y el papel que éste juega en una sociedad en el que la política, la religión y la ideología atrapa y asfixia.
La historia de un hombre que huyendo del fascismo cayó en el capitalismo y que no sirve más que para que resuene en el presente como Estados Unidos, y los grandes países, siguen tratando a los refugiados. Un viaje en busca de una libertad que derivó en explotación y marginación. Un hombre que intenta reconstruir su identidad para ver como la misma volverá a ser derruida por el poder, la ambición y el dinero.
Adrien Brody no ha hecho más que llevarse elogios captando en su rostro la ilusión y la determinación pero también la rabia y la desesperación. Un papel que le podría llevar a su segundo Oscar como un hombre víctima de un país podrido y miserable en el que el esfuerzo no sirve de nada si no se pone la otra mejilla y se está dispuesto a transigir con el capitalismo más feroz. Todo ello mientras arrastra su propio trauma de desarraigo recomponiéndose del dolor vivido y que es lo que aprovecha el sistema para hacer con él lo que quiera y dejarlo a su merced.
Felicity Jones, Guy Pearce, Joe Alwyn, Raffey Cassidy, Stacy Martin, Emma Laird, Isaach De Bankolé, Alessandro Nivola y Jonathan Hyde completan el reparto. A24 (siempre haciendo gala de su personalidad y audacia) se ha hecho con los ansiados derechos de distribución de la cinta más admirada del momento dispuesta a iniciar con ella un recorrido que la lleve a lo más lejos posible en la temporada de premios. De momento tras lo vivido en Venecia también han caído rendidos en Toronto y a buen seguro ocurrirá lo mismo en Nueva York.
Nacho Gonzalo