"Anatomía de una caída"

"Anatomía de una caída"

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El argumento: Sandra, una escritora alemana, vive con su marido Samuel y su hijo ciego, Daniel, en un chalé en medio de los Alpes franceses. Cuando Samuel fallece en misteriosas circunstancias, la investigación no puede determinar si se trata de un suicidio o de un homicidio. Sandra es arrestada y juzgada por asesinato, y el proceso pone su tumultuosa relación y su ambigua personalidad en el punto de mira.

Conviene ver: "Anatomía de una caída" es uno de los ejercicios más estimulantes y lúcidos del cine reciente con dos horas y media llenas de ingenio, humor negro y solidez convirtiendo una premisa de culebrón en un "true crime" que deriva en el mejor cine judicial. Sandra es una escritora alemana que vive con Samuel, su marido, y Daniel, su hijo parcialmente ciego de 11 años, en un chalé en medio de Los Alpes franceses y que es acusada de asesinato cuando su esposo aparece muerto sobre la nieve al precipitarse por el balcón siendo descubierto por su hijo y su fiel perro de raza collie, testigo silente de lo sucedido. Acusada de haberlo matado, y sin saber el espectador que ha pasado realmente, nos encontramos con un adictivo drama en el que, a través de las tácticas y vicisitudes de la vista judicial, emerge más que la verdad una maraña de dudas, incertidumbres, inseguridades, celos y episodios del pasado a través de grabaciones, revelaciones y confesiones en el que la duda sobre la culpabilidad o no de la ambigua protagonista sobrevuela en todo momento.

"Anatomía de una caída" parte de una crisis matrimonial para no sólo hacer una radiografía de egos artísticos sino de una clase social burguesa que se cree que está por encima del bien y del mal, mirando a los demás con condescendencia, y no sólo manteniendo una intriga propia de Hitchcock sino que es una deconstrucción de la pareja que se revela en la recreación de una grabación en la que se muestra una discusión muy fuerte entre ambos y en la que se oyen insultos, gritos y golpes mostrando que entre ellos no era oro todo lo que relucía viniendo de una relación sórdida y tóxica. Es ahí cuando, independientemente o no de la culpabilidad de la mujer y las punzantes interpretaciones del fiscal para cimentar la culpabilidad de la misma en el caso, encontramos todos esos reproches cimentados en una pareja que en principio lo tiene todo para ser feliz y exitosa pero que está carcomida por la rutina, el desprecio y la envidia y que por momentos nos evoca a "Historia de un matrimonio" (2019) en su vertiente de pareja y a "Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly" (2022) en su nada efectista representación ante el estrado.

Ambos son escritores y si él vive acomplejado por el mayor éxito de su compañera ella es la que le echa en cara haber tenido que abandonar su país para trasladarse a vivir con él dejando atrás su cultura y su idioma, teniendo que sustentar la relación de ambos en inglés lo que fomenta todavía más esa separación entre ambos. Más todavía cuando sobrevuele la culpa del marido por ese suceso que ha limitado la visión al hijo de ambos. Además de ello la diferencia de caracteres (el carácter sociable de él y el gélido de ella) y los celos tanto profesionales como sentimentales. Los "first world problems" de una familia de clase burguesa que deriva en un accidente (o no) sobre la nieve o más bien en una autopsia de una relación sobre un estudio de personajes fascinante, ejemplar y milimétrico, a través del foco de un sistema judicial marcado también por el machismo, el prejuicio y la burocracia en el que se cuestiona la apariencia, la forma de vivir y amar y se utilizan como arma las pistas que generan sus propios trabajos como escritora para sustentar las bases de su hipotético crimen.

Una cinta que va más allá del clásico thriller judicial, jugando con los géneros y ofreciendo una película de esas que pretenden hacer activo al espectador e interpelarlo sobre en lo que se cree y en lo que no y en hasta qué punto la sombra de la sospecha (independientemente de la sentencia) marcará para siempre la relación entre los personajes, especialmente en cómo mira de ahora en adelante ese niño a una madre que no sabe si es una víctima de un sistema patriarcal o la maquiavélica causante de un crimen. Es por ello que no sólo es interesante el papel de ella sino el de ese crío que, además de sus limitaciones, es expuesto entre la espada y la pared sin saber en qué ni en quién creer y viendo su confort de seguridad dinamitado con su perro como único fiel compañero para un sistema que más que preocuparse de su bienestar lo utiliza como elemento clave para cimentar la causa y hacer que la verdad (no se sabe si la real o la figurada) termine de erigirse como definitiva.

Una cinta minuciosa y amarga que no sólo se hablará de ella por el talento de una directora en manejar tiempos, espacios, palabras y sonidos insuflando vida a sus personajes, tanto con sus contradicciones como con sus miserias, sino por el descomunal trabajo, tan enigmático como vulnerable, de Sandra Hüller, actriz que ya era una directora de cine desquiciada en el anterior trabajo de Triet y que desde "Toni Erdmann" (2016) es una de las mejores intérpretes del cine europeo haciendo esta temporada doblete con "La zona de interés" de Jonathan Glazer. Ella es el puntal de una cinta en la que nadie sabe muy bien qué pasa por una cabeza y un rictus tan pétreo como herido, asustado y determinado en el que también tendrá que entrar no sólo el espectador sino también un viejo amigo que la defenderá en el papel de abogado y sobre la que se depositan, tanto por parte del jurado como de la opinión pública, todos los prejuicios por su personalidad seca, su criticada forma de vivir, su carácter extranjero que hará que el idioma sea una barrera y el que haya expuesto aspectos de su vida más íntima en su obra como escritora.

Una cinta de orfebrería a cargo de Justine Triet y su coguionista Arthur Harari en la que todo encaja desde el ritmo bailable que imprime brillantemente el PIMP de Bacao Rhythm & Steel Band, machacón y bailable pero también extraño e inquietante, con el que se abre la película, así como diálogos vibrantes y llenos de significado, acidez, humor negro y capacidad manipuladora, introduciéndonos en uno de esos juegos entre directora y espectadores en el que lo más importante no es saber qué es lo que ha pasado sino lo que ha llevado a un hecho que hace saltar todos los fantasmas de una pareja que nadaba en las apariencias y que van desde la masculinidad herida por quedarse el hombre al cuidado de la casa, el egoísmo al que parece dirigir el talento creativo y un sistema que juzga pero no siempre acierta al depender de la volatilidad de los indicios y de la carga probatoria llevando a generar entre los afectados más confusión que paz. Toda una gozada inteligente, perversa y sugerente que demuestra que el cine siempre puede ir más allá revirtiendo claves pero dándoles un enfoque que alterne lo efectivo con lo genuino sin olvidarse de lo más importante, entretener y hacernos cómplices y testigos de lo que vemos en pantalla en una bofetada a nuestros convencionalismos morales.

Conviene saber: Palma de Oro en el Festival de Cannes 2023, en la sección Perlas del Festival de San Sebastián 2023 y 4 nominaciones en los premios del cine europeo 2023.

La crítica le da un OCHO

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