"El libro de las soluciones"

"El libro de las soluciones"

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La web oficial.

El argumento: Tras pelearse con unos productores que no entienden nada de su trabajo, Marc, un excéntrico director de cine, huye con su película para terminarla. Acompañado de su fiel equipo, se esconde en un pequeño pueblo rural de Francia con su tía Denise, su mejor consejera. Allí, su creatividad se manifiesta en un millón de ideas que lo sumergen en un extraño caos. Consumido por su neurosis, Marc comienza a escribir “El libro de las soluciones”, una guía de consejos prácticos que bien podría tener la respuesta a todos sus problemas.

Conviene ver: “El libro de las soluciones” es uno de los trabajos recientes más inspirados de Michel Gondry, director que cada vez ha ido perdiendo más crédito cuando ya hace casi dos décadas de la cinta que le aupó a nivel internacional (“¡Olvídate de mí!”). Su carrera no ha estado a la altura de esas expectativas y eso le llevó a volver a Francia donde ha encadenado una serie de títulos entre lo irregular y lo intrascendente. Salvando las distancias su nuevo trabajo podría hacerle volver a conectar en parte con el público gracias a una película entrañable y muy disfrutable que se centra en un neurótico y destructivo director que intenta ser tomado en serio y encontrar el apoyo y el respaldo para dar rienda suelta a su creatividad y cimentar su carrera a pesar de los continuos enredos que se mete entre los bajos presupuestos y llevando por la calle de la amargura a su fiel equipo que lo soporta entre una mezcla de cariño y admiración por un lado y de condescendencia y desesperación por otro.

Marc es un cineasta pretencioso, hiperactivo y paranoico que pierde el favor de los ejecutivos de su productora que deciden tomar el control de la película porque, textualmente, no se entiende nada. Con la ayuda de tres abnegadas colaboradoras se traslada a la casa de campo de su tía en las Cevenas con el fin de llevar a cabo el montaje final de la que es su segunda película y rodar una serie de escenas adicionales para así mantener la pureza del proyecto que pretende sacar adelante a su manera sin la intervención de los productores. Todo en una conjunción de gags en el que hay mucho de redención para un Gondry que llevaba varios años alejado de los largometrajes y que, en cierta manera, construye aquí un alter-ego con el que se libera de fantasmas recuperando brío e ingenio centrándose en lo que precisamente más conoce, su pasión por la creación de imágenes y también sus propias manías en un ejercicio lleno de patetismo y de luz que es también un homenaje a todos los que le ayudaron a salir adelante en un momento de bache creativo y personal.

Pierre Niney, imprimiendo una desbordante y desaforada creatividad, tiene una vis cómica estupenda dando vida a un personaje tan excesivo en sus obsesiones como nervioso y frágil en una personalidad tendente de atención y apoyo no siendo más que un niño grande que quiere cumplir su sueño y que tiene que enfrentarse a sus miedos en forma de llegar al momento del montaje final en el que teme que los productores tuvieran razón. Una película ingeniosa, divertida y tierna que brilla por su simpatía y encanto con unos gags que en su mayoría rallan a buena altura aunque la cinta vaya de más a menos siendo más interesante todo lo relacionado con el rodaje de su película y las interacciones con su equipo (y ese libro de soluciones con el que intenta guiar sus pasos con mantras como no escuchar a los demás con el fin de mantener su identidad) que cuando deriva en una comedia romántica entre desencuentros de dos almas solitarias y consideradas raras a ojos de los demás.

Un entretenimiento tan extravagante como entrañable que no sólo nos devuelve a la mítica Françoise Lebrun sino que deja dos momentos para recordar como es el de la grabación con la orquesta de la banda sonora (con un Niney magistral en el recurso físico) o el de la aparición de Sting (o Gordon para los amigos). Toda una sorpresa llena de frescura y personalidad sirviendo como autoterapia para el director pero sin olvidar a lo más importante, el público, en su regreso al cine tras años de series, vídeos musicales, cortometrajes y demás proyectos audiovisuales que aunque le hayan tenido alejado de los medios sí que certifican su imperiosa necesidad de crear, una pasión febril que es el leitmotiv de un trabajo tan entretenido como entrañable, fórmula que no siempre Gondry ha terminado de afinar y que aquí solventa con nota.

Conviene saber: En la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2023.

La crítica le da un SIETE

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