"Fire of love"

"Fire of love"

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La web oficial.

El argumento: Katia y Maurice Krafft amaban dos cosas: el uno al otro y los volcanes. Durante dos décadas, esta atrevida pareja de vulcanólogos franceses se dejó seducir por la emoción y el peligro de este elemental triángulo amoroso. Recorrieron el planeta, persiguiendo las erupciones y sus consecuencias, documentando sus descubrimientos en impresionantes fotografías y películas para compartirlos con un público cada vez más curioso a través de intervenciones en los medios de comunicación y giras de conferencias.

Conviene ver: “Fire of love” es una propuesta vanguardista en el que la vocación y el amor van la mano a través de unas poderosas imágenes de archivo que nos llevan al mundo de la vulcanología, no de manera sesuda sino a través de una pareja de franceses que encontraron en ello la llama que mantenía viva tanto su relación como la pasión por su oficio desde que se conocieron en la Universidad de Edimburgo con el Etna (ella) y el Stromboli (él) como los referentes de cada uno desde bien pequeños. A través de fotografías y metraje, propio de sus viajes y expediciones durante de la década de los 70, se nos transmite esa fascinación por lo desconocido y por la majestuosidad de una naturaleza inabarcable y que más que dominarla no podemos más que rendirnos ante ella y convivir de la mejor manera posible. Igual que el matrimonio Warren en Estados Unidos seguían a espíritus en este caso los Krafft, él geólogo y ella geoquímica, con sus gorras rojas que nos evocan a esa excentricidad naif de los personajes de Wes Anderson, difundieron sus imágenes y descubrimientos por todo el mundo siendo capaces de contagiar el interés ante el impacto de unas imágenes espectaculares que forman un collage subyugante en hora y media de éxtasis plástico en el que el humano y los caprichos de un planeta siempre por descubrir entran en comunión en un documental en el que la habitual denuncia de este tipo de trabajos se sustituye por el amor como elemento vertebrador en el que estos volcanes fueron el escenario y el leitmotiv de una relación de pareja que, durante ese recorrido movidos por el impulso avivado por el magma y tan imprevisibles en su día a día como el mundo que estudian, aprendió todavía más a conocerse y entenderse prefiriendo siempre una vida corta e intensa que monótona y larga. Todo ello les llevó al Monte Uzen en Japón en 1991 intentando conseguir el documental definitivo para concienciar a los gobernantes y a la población de los peligros de los volcanes.

“Fire of love” juega con la baza de lo desconocido con explosiones que dejan al espectador anonadado pero que no convierten esta apuesta en un documental árido o poco atrayente sino que a lo largo de su hora y media lo combina con el carácter tanto investigador como lúdico de la pareja protagonista, símbolos mediáticos de esa ciencia, que no dudaban en (de cara a acercar al mundo la magnitud de este fenómeno) quedarse a pocos centímetros de la lava para captar la imagen soñada. Un documental que asombra y que se aborda con sensibilidad explorando la belleza volteando ante la llegada de un destino que amenaza en el horizonte que aún añade más capas de lirismo, emoción y melancolía a este trabajo. La ciencia convertida en poesía a través de la cámara, que usa también zooms, imágenes animadas y una voz en off (de la directora Miranda July) que narra las notas y diarios de los aventureros para mostrar su carácter genuino, y de la determinación de dos personas que compartieron pasión en la vida y en la muerte, en cada uno de sus altibajos, arrojando momentos tan apabullantes como inquietantes. Un trabajo en el que hay mucho de Werner Herzog (que ya se interesó por este fenómeno en "Dentro del volcán" en 2016), por esa aventura quijotesca y sin garantía de supervivencia en el que esta pareja antepuso su persistente personalidad y un particular sentido del humor haciendo lo que más querían, lo que les hizo vivir una vida plena al asumir la finitud de la misma y moverse en un peligro constante, habiendo sido testigos de algo al alcance de sólo unos elegidos como ellos y que otros no verían ni en un siglo de vida. La cineasta Sara Dosa crea un trabajo clásico pero único centrándose en las imágenes grabadas por Maurice y Katia (que no necesitaron de drones para captar tanto la belleza como el drama asociado a la erupción por las personas próximas a las zonas y que pierden sus casas, su modo de subsistencia o directamente su vida) en el que también el uso de la música y las canciones (como el Je me sens vivre de Dalida) es un elemento más para convertir un recorrido vital, una relación a tres entre hombre, mujer y volcán, en toda una obra de arte ante la fuerza misteriosa que crea este vínculo y que les definió como personas y como profesionales. Un canto a vivir la vida y nuestras pasiones a través de la herramienta del documental que se erige como narrador invitándonos a mirar a nuestro alrededor más allá de encerrarnos en nosotros mismos en este trabajo más poético que científico sobre la conexión del hombre con un mundo por descubrir.

Conviene saber: Mejor montaje en la categoría documental en el Festival de Sundance 2022.

La crítica le da un SIETE

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