"Jone, a veces"

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El argumento: Bilbao, pleno agosto. Jone, 20 años, vive con su padre y su hermana pequeña Marta. Aitor, el padre de Jone, ha tenido que dejar su trabajo debido a las consecuencias de su Parkinson. Al mismo tiempo, empiezan las fiestas de la Semana Grande de Bilbao en las que Jone se enamorará por primera vez. Durante este verano, Jone vivirá entre la sensación de inmortalidad que transita con Olga, la chica de la que se enamora, y el miedo a quedarse sola debido a la enfermedad de su padre.

Conviene ver: “Jone, a veces” es el despertar iniciático de una joven durante la celebración de la Semana Grande de Bilbao que durante esos días tiene que lidiar con la enfermedad de su padre, un Parkinson que van en progreso, y que también se descubre a sí misma enamorándose por primera vez de una chica, la cual le supone un impulso frente a la oscuridad e incertidumbre rutinaria en la que vive. La directora Sara Fantova cuenta la historia de una joven que comienza a vivir pero que, a su vez, ha tenido que enfrentarse de golpe a la realidad propia de asumir en paralelo a la asunción de responsabilidades propias de la reciente muerte de su madre y tener que cuidar de su padre y hacerse cargo de su hermana pequeña mientras se mueve entre la ilusión por el descubrimiento amoroso y la culpa por sentir lo que siente teniendo la situación que tiene en casa. La necesidad y obligación de los cuidados como acto de amor pero también de sacrificio que lleva a que el peso y la responsabilidad impida que emerja una vida por desarrollar, definir y disfrutar. Una película que habla sobre el procesamiento del duelo, la incomunicación entre padres e hijos y una vida en interrupción de manera indefinida debido a las circunstancias.

Un guión inteligente, sutil y orgánico que da vía libre al realismo y a la espontaneidad apostando por lo íntimo en una ópera prima libre, conmovedora y audaz sostenida en el trabajo de la debutante Olaia Aguayo como esa joven responsable y dedicada pero que, ante un vacío impregnado de rabia y dolor, también siente la pulsión del amor, la necesidad de salir con las amigas, bailar, enamorarse y de vivir su propia vida más allá de las obligaciones respecto a los demás. Un trabajo lleno de humanidad en el que contrasta el drama personal y familiar con la ebullición festiva que le rodea en su ciudad. Un idealismo como escape fruto de la edad que tiene pero también como efímero espejismo vital pero al anclaje del rol que se espera de ella en un momento delicado para su familia. Una combinación de ilusión, miedo e incertidumbre a través de un contagioso espíritu por vivir que nos descubre a una nueva voz a tener en cuenta abrazando lo existencial, lo sensorial y lo social con suma delicadeza, profundidad y certeza.

Conviene saber: Mención especial del Jurado en el Festival de Málaga 2025.

La crítica le da un SIETE