Paul Newman y Joanne Woodward, una pareja aspiracional
Querido primo Teo:
En el caluroso verano de 1952 el despacho del agente de la MCA Maynard Morris estaba lleno de aspirantes a actores que buscaban una oportunidad en los seriales de la televisión o en el teatro. Eran jóvenes que se ganaban la vida como camareros o modelos mientras se formaban en los talleres del Actors Studio con la esperanza de seguir los pasos de Marlon Brando que en ese momento se había convertido en el paradigma del nuevo actor de Hollywood gracias al éxito de “Un tranvía llamado Deseo” (1951). Entre los principiantes destacaba un joven de Ohio que parecía haber sido esculpido por un artista del Renacimiento y con muchísimas ganas de nutrir su currículum. En la agencia también estaba una chica de Georgia, con bastante talento pero con un acento sureño tan fuerte que corría el riesgo de no encontrar trabajo como actriz para ser una secretaria más de la ciudad.