"Indomables"

La web oficial.

El argumento: Años 50. Los recién casados ​​Muriel y Lee dejan su hogar en Kansas para comenzar una nueva vida en San Diego, con trabajos estables y una casa en la que pueden formar una familia. Mientras tanto, el hermano de Lee, Julius, regresa de la Guerra de Corea sin ningún plan de futuro. Con talento para el póquer, termina en Las Vegas. Durante este tiempo, Muriel y Julius se escriben, aunque ninguno se da cuenta de lo mucho que tienen en común. Aburrida de servir mesas, Muriel comienza a apostar en las carreras de caballos en secreto... y a ganar. Muriel y Julius se encontrarán en viajes paralelos que involucran transgresiones clandestinas que podrían ponerlos en un peligro mayor del que ninguno de los dos esperaba.

Conviene ver: “Indomables” es una epopeya épica en clave de drama romántico que si bien estimula al espectador por ofrecer un tipo de película cada vez menos habitual en el cine termina quedando lastrada al pretender abarcar demasiado jalonando el drama romántico de pinceladas de cine negro a través de carreras de caballos, corrupciones y ambigüedades morales y un fatalismo que inunda una de esas historias de amor imposibles. Lee (Will Poulter) regresa de la Guerra de Corea con el propósito de vivir una tranquila vida en la soleada California junto a su mujer Muriel (Daisy Edgar-Jones), aunque todo se irá al traste cuando aparezca en escena Julius (Jacob Elordi), un tipo magnético y testosterónico del que Muriel pronto se sentirá atraída. Un tipo de vida disoluta, apasionado de las apuestas, y que mantiene una relación clandestina con otro hombre, Henry (Diego Calva), al que conoce en un casino en Las Vegas. Una relación escapista y en paralelo a la que mantendrá también en secreto su cuñada con su vecina Sandra (Sasha Calle) entre apuestas en las carreras y miradas furtivas. Hay dolor congénito en una historia plasmada de manera irregular y plúmbea, con demasiadas subtramas (es más interesante la historia de ellas que la de ellos a pesar de su escasa duración durante el metraje), pero que sabe transmitir de manera convincente la desolación que desprende con una puesta en escena elegante y clasicista partiendo de una historia de amor que, a pesar de que se explaye en un melodrama que no siempre convence, sabe desenvolverse hacia un final efectivo, bello y doloroso que abraza la melancolía del Hollywood clásico luciéndose con la fotografía de Luc Montpellier a la hora de plasmar tanto mensajes áridos como el caos vistoso de Las Vegas. Una película que, a pesar de sus ingredientes y potencial, se antoja desaprovechada ya que alguien como, por ejemplo, Todd Haynes podría haber hecho maravillas con una cinta ambientada en el Estados Unidos suburbial de la década de los 50 a través de unos personajes que no encajan en el paradigma que se ha diseñado para ellos y que pretenden encontrar su propio camino aunque eso les lleve emprender una huida hacia adelante sobre los márgenes del convencionalismo social. Un elegante y fatalista drama romántico interesante y solvente pero que se queda a medio camino y que, quizá en otras manos, podría haber aspirado a más.

Conviene saber: Daniel Minahan adapta la novela de Shannon Pufahl que pudo verse en el Festival de Toronto 2024.

La crítica le da un CINCO