Cannes 2024: Una edición iniciada con amargura, añoranza, reivindicaciones y una Meryl Streep estelar
Cannes 2024: Una edición iniciada con amargura, añoranza, reivindicaciones y una Meryl Streep estelar
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Querido Teo:
Cannes es una parada de cine anual que de vez en cuando recuerda que no está al alcance de todos. Es lo que ha pasado a esta humilde página que, a pesar de su trayectoria, ha visto como en esta ocasión (con todos los bártulos preparados) el barco no ha zarpado. Cannes precisa llegar tan en forma como un atleta, para aguantar casi dos semanas de mucho placer cinéfilo pero también inclemencias y avatares, y ese fondo físico no ha acompañado (sea por destino, infortunio o maldición) lo que hace que no se sepa si en estos momentos están más bajas las fuerzas o las ilusiones. Eso se evidenciará en unas reflexiones desde la distancia quizá más sucintas y bañadas de amargura y añoranza.
Para otro tono recomendamos el resto de la armada española (en mucho mejor estado físico parece para poder acudir puntuales, voraces, jolgoriosos e impertérritos) o a los que desde su casa, entre hilos de tuits y vídeos compartidos, ponen en jaque las futuras dietas y coberturas de los medios tradicionales cuando algún ejecutivo lumbreras quiera recortar gatos y se cuestione la forma en cubrir un festival de cine en época de estímulos rápidos y fugaces en los que el análisis y el reposo (y en verdad la presencialidad) cada vez tiene menor cabida.
Cannes ha sido rico en polémicas a lo largo de 77 ediciones de historia y desde luego en un mundo tan incierto como el que nos movemos no ha sido ésta una excepción. Al margen de la siempre criticada selección (que ha vuelto a dejar de lado tanto a un mayor número de directoras como al cine de determinadas cinematografías) las reivindicaciones salariales del colectivo “Sous les écrans, la dèche" ("Bajo las pantallas, la miseria") han estado presentes sustentadas en la precariedad de un sector de trabajadores de festivales que trabaja intermitentemente y que no está protegido ni por subsidios de empleo ni teniendo unas condicionales salariales dignas. Eso sí, todo ello no parece que vaya a ir más allá de las pancartas de turno en un certamen que no parece que vaya a verse afectado en su rutina diaria.
Non Jane, on n’a pas le droit de boire sur les plateaux télé en France ! 😅#CàVous pic.twitter.com/s65EAiQdYG
— C à vous (@cavousf5) May 14, 2024
Un tono que parece ir más allá del reivindicativo en esta ocasión para una Francia (más tarde que en otros países) que ha espoleado conciencias buscando purgar desmanes y agresiones tal es el caso de la carta abierta de nueve mujeres a la revista Elle denunciando las agresiones del productor Alain Sarde o la carta firmada en Le Monde. El corto “Moi aussi” de la propia Godrèche es la mejor percha para ello en la apertura de Una cierta mirada aunque habrá que ver si esos escándalos salen a a luz finalmente durante el certamen o no.
Eso sí, el Jurado ha dejado claro que no quiere entrar en polémicas (Frémaux sigue preservando el cine por encima de todo como si no existiera nada más) aunque con Greta Gerwig como presidenta desde luego que en la rueda de prensa inicial ha tenido que hacer mención.
Cannes Film Festival jury president Greta Gerwig on #MeToo rumors surrounding the festival: "I think it's only moving everything in the correct direction to keep those lines of communication open." https://t.co/gL281D9Lf3 pic.twitter.com/Yx1NyanRmG
— Variety (@Variety) May 14, 2024
Quentin Dupieux se ha quedado a las puertas de competir por primera vez en el Festival de Cannes (ya llegará su momento) pero el inclasificable director sí que ha visto como “Le deuxième acte” es la cinta que inaugura una edición que para ello tiene que cumplir el requisito de estrenarse, de manera simultánea, en cines franceses. El director ya presentó “Rubber” (2010) en la Semana de la Crítica, “La chaqueta de piel de ciervo” (2019) en la Quincena de Realizadores y “Fumar provoca tos” (2022) en las Proyecciones de medianoche.
Léa Seydoux, Vincent Lindon, Louis Garrel y Raphaël Quenard protagonizan una cinta en la que varios desconocidos coinciden en un restaurante en mitad de la nada. Todo en un rodaje caótico en el que quien manda es la Inteligencia Artificial con todo lo de agudeza crítica que tiene ello para un festival como Cannes.
Un trabajo políticamente incorrecto e irreverente, tan caótico como autocomplaciente, jugando con la cultura de la cancelación y el concepto de "woke", en el que se desmonta el cariz de la comedia en un juego de metaficción en el que los propios personajes parecen interactuar con los actores que los interpretan e incluso con el cliché que tiene el público de ellos. Personajes que de deconstruyen saliendo y entrando de sí mismos mientras azotan a las hipocresías morales de nuestro tiempo confundiendo lo que es realidad y ficción o, mejor dicho, marinándolo entre sí para encontrar ese tono exacto que tiene la vida.
Una manera de cuestionar el papel del propio cine en un mundo en el que ya parece que cada vez menos cosas importan y en el que choca la película que se aspira a ser con la que emerge de las entretelas en las que hay envidias, egos, pasiones, precariedad y desmanes. Una invitación a dejar de lado las percepciones de cada uno y a explorar esa forma de ser, aparentar y soñar que conforma toda ella nuestra propia realidad y que no por fabulada cobra menos autenticidad para nosotros que la rutina del día a día. Aun así una cinta que no puede evitar quedarse en una premisa sugerente para terminar quedando encallada.
Aunque no haya sido una sátira especialmente memorable, se recordará el guiño sorpresa a Netflix y que proclame a Paul Thomas Anderson como el mejor director del mundo, se puede decir que por las opiniones vistas ha sido ese estímulo desengrasante que no molesta y que sirve para abrir boca antes de todo el maremágnum de películas tan difícil de procesar conformando una irreverencia melancólica y absurda con la que Dupieux, en cierta manera, es capaz de no renunciar a su estilo siendo capaz de hacer una película más accesible e identificable para una industria como la del cine que en citas como en Cannes es cuando más queda expuesta.
Aunque si ha habido una protagonista de la jornada inaugural de Cannes esa no ha sido otra que Meryl Streep que ha sido la receptora de la Palma de Oro honorífica por toda su trayectoria recibiéndolo de una emocionada Juliette Binoche: "Has cambiado la forma de ver a las mujeres y de cómo nos vemos a nosotras mismas”. Un encuentro posterior al día siguiente no ha hecho más que dar perlas sobre su vida, su carrera y la forma de encararlos enarbolando la vida tranquila que lleva alejada de todos los fastos y destacando el hecho de volver a Cannes 35 años después.
"Tu nous as donné une nouvelle image de nous-mêmes".
Juliette Binoche rend hommage à Meryl Streep. Un beau moment d'émotion. ❤️#Cannes2024 pic.twitter.com/kZMjvccqC0
— france.tv cinéma (@francetvcinema) May 14, 2024
También emoción la de la sorpresa dedicada a Greta Gerwig como presidenta del Jurado cuando se ha interpretado en la sala el Modern love de David Bowie, leitmotiv de su película “Frances Ha” (2012).
"Le cinéma est sacré pour moi. L’art, les films sont sacrés pour moi.
J’ai hâte de partager tous ces films avec vous."Greta Gerwig, très émue durant son discours. ❤️#Cannes2024 pic.twitter.com/TpsUa9ZKof
— france.tv cinéma (@francetvcinema) May 14, 2024
El momento ‘Modern Love’ de la gala de Cannes es pura excepcionalidad francesa: un gusto exquisito siempre al borde del ridículo, resuelto con un je ne sais quoi ante el que no cabe pega. Como ese inglés afrancesado macarrónico y delicioso. pic.twitter.com/vBNsd77xAR
— alberto lechuga (@AlbertoLechugaG) May 15, 2024
