Cine en serie: "Boglands", la turbiedad que emerge de la ciénaga para perforar conciencias

Querido Teo:

La ciénaga lo guardó todo. El cadáver, el silencio, la culpa. Pero también una forma de redención inesperada. “Boglands”, la nueva serie irlandesa estrenada recientemente, arranca con fuerza desde su primera imagen: el cuerpo de una mujer, desaparecida hace quince años, emerge de las aguas turbias de una turbera. A partir de ahí, comienza un thriller de intriga contenido y elegante, de esos que no necesitan estridencias para perforar la conciencia del espectador.

El hallazgo es personal para Conall Ó Súilleabháin, policía marcado por la desaparición de su madre, Sabine, quince años atrás. Cuando los restos hallados en la ciénaga apuntan a ella, la investigación se convierte en una obsesión que pone en jaque no sólo su carrera, sino su equilibrio emocional. Conall es contenido, reservado, pero lleno de aristas. A su alrededor, un pequeño pueblo lleno de secretos donde todos callan, y casi nadie olvida.

La serie despliega con sensibilidad cinematográfica un mundo húmedo, lleno de atmósferas, donde cada plano parece encerrar una historia pendiente de resolver. Pero entre los giros de la trama y las tensiones familiares, emerge un contrapunto inesperado: el humor. No es un humor fácil ni explícito, sino sutil, vinculado a personajes que parecen tomarse con sorna sus propios dramas.

Es el caso de Treasa, la periodista local que lanza un podcast sobre el caso. Su mezcla de sarcasmo, intuición y vanidad periodística la convierte en un personaje inolvidable. No sólo aporta ritmo y conflicto, sino también un componente paródico que pone en el punto de mira el fenómeno de los podcasts de crímenes reales. Treasa representa a esa nueva generación de narradores que convierten la tragedia en contenido. Pero su motivación va más allá del sensacionalismo: desea justicia, o al menos redención, aunque se disfrace de ego profesional.

La serie parodia un aspecto del mundo del podcast, lo muestra como una plataforma de contenidos donde argumentos sociales, médicos o psicológicos se convierten, con mucha frecuencia, en justificaciones de comportamientos oscuros.

Otros personajes clave ayudan a dar profundidad al relato. El sargento Quinn, equilibra la historia con su pragmatismo. tiene una filosofía rural que desarma. También Roisín, la hermana de Conall, aporta calidez y un contrapunto más emocional. Su papel es menor en términos de acción, pero crucial para la ética de la historia.

Banda sonora esperable y tan eficaz como hermosa. Conexión inmediata con el mundo que evoca. Son melodías que parecen susurradas por el propio paisaje, de aire melancólico. La música no sólo acompaña, sino que se superpone en primer plano a las imágenes más trabajadas. Los ecos de canciones tradicionales, con su carga romántica y social, funcionan como un acelerador emocional del relato. Hay violines que lloran sin aspavientos, guitarras que laten como un corazón, y coros lejanos y tristones, que parecen ya un código que viene de muy atrás. Es una banda sonora que no busca protagonismo, pero que acaricia la memoria.

“Boglands” consigue mezclar el thriller policial con el retrato social, el drama familiar y el comentario irónico. Todo sin perder elegancia ni caer en la afectación. Es una historia que tiene muchas capas. Algunas turbias. Otras, bellas o dolorosas. Cuando termina el último capítulo, no hay giro final estridente ni cierre perfecto. Sólo humano. Entretenida, comprensible, bien hecha y con todo lo necesario.

Vídeo

"Boglands" puede verse en España en Filmin

Carlos López-Tapia