Conexión Oscar 2026: Amy Madigan, la reivindicación de otra manera de encarar el oficio

Conexión Oscar 2026: Amy Madigan, la reivindicación de otra manera de encarar el oficio

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Querido Teo:

Hay afirmaciones que cuando se dicen en alto parecen una broma pero que, con el paso de las semanas, pasan a cobrar un cariz de realidad. Es lo que ocurre con las posibilidades al Oscar de Amy Madigan que parece dispuesta a meterse de lleno en la carrera de premios como así certifica The Hollywood Reporter en un amplio reportaje propio de una actriz en campaña. Amy Madigan, a sus 75 años, puede revolucionar la categoría de mejor actriz de reparto por su trabajo como la tía Gladys en "Weapons". Un reconocimiento a una actriz atípica que es más que necesaria y que coexiste en esa feria de vanidades que es un Hollywood que no sólo vive de estrellas rutilantes. 

El foco se ha puesto al fin en una actriz que podría refrescar una temporada de premios siempre tendente a personajes más arquetípicos y canónicamente dramáticos. Las películas de género no suelen encontrar acomodo en las grandes citas, y mucho menos para sus actores, pero la tía Gladys de Amy Madigan no sólo no se olvida sino que es la auténtica dominadora del tercer y definitivo acto de la película de Zach Cregger, la cual no ha dejado de ser una de las revelaciones de la temporada por su éxito de crítica y público que bien podría tener reflejo en los Oscar en algunos apartados como película, guión original y, por supuesto, actriz de reparto.

268 millones de dólares en todo el mundo han superado todas las expectativas de una cinta que, además de su intriga, sus sustos y su crítica social como poderoso alegato en contra del uso de armas en una sociedad como la estadounidense embebida de ello, nos presenta a un personaje con el que Madigan logra la difícil tarea de que se mueva en una línea perfectamente equilibrada entre lo perturbador y lo vulnerable, lo inquietante y lo paródico. Su estética a lo Bette Davis en “¿Qué fue de Baby Jane?”, rindiendo incluso culto a la iconografía “trans”, ha sido carne de Halloween este año.

En verano suelen abundar los saltos de fe a la hora de predecir los Oscar (más de un año se ha pedido nominación para algún actor de Marvel o de alguna película especialmente exitosa) pero en el caso de Amy Madigan sí que estamos ante una posibilidad real ya que, a las puertas de los veredictos de las Asociaciones de Críticos, sus opciones no se han disipado sino que dan la impresión de que no han hecho más que crecer. Hollywood parece dispuesto a ayudar a ello ya que muchas voces de la industria no han dudado en calificar la interpretación de Madigan como una de las mejores del cine reciente y ya una referencia para el cine de terror.

Amy Madigan es una de esas intérpretes que no ha buscado el estrellato fácil sino que ha construido una carrera centrada en sus convicciones y manteniendo siempre la dignidad por el oficio. Eso lleva a menos notoriedad y visibilidad pero, en caso de que el destino se ponga de su parte, también en una corriente de afecto y reconocimiento que, bien sea a efectos de compensación por años de trabajo o simplemente de valorarla como se merece, puede llevarle en volandas, al menos, a la nominación.

Nacida en Chicago el 11 de septiembre de 1950, inicialmente se interesó por la Filosofía pero se trasladó a Los Ángeles en 1974 para desarrollar sus primeros pasos en el mundo artístico como la cantante de la banda de rock Jelly. La década de los ochenta le esperaba para ser un nombre recurrente en los repartos de películas como “Cartas de amor” (1983), “Calles de fuego” (1984), “En un lugar del corazón” (1984), “La mujer de hierro” (1987), “Un príncipe en América” (1988), “Campo de sueños” (1989) o “Solos con nuestro tío” (1989).

En todos esos trabajos, fueran más o menos anecdóticos, siempre demostró personalidad, fuerza y garra consiguiendo la nominación al Oscar como actriz de reparto por “Dos veces en una vida” (1985), drama sobre una familia sureña en la que interpretaba a una mujer atrapada en un matrimonio infeliz y robando el interés de una cinta que tenía en nómina a Gene Hackman, Ellen Burstyn o Ann-Margret.

Sí que se hizo con el Globo de Oro a la mejor actriz de reparto en su tercer intento (tras “Hija del amor” en 1983 y “Dos veces en una vida” en 1986) con el telefilm “Más allá de la justicia” en 1990 después de que meses antes su compañera de reparto Holly Hunter (allí ambas competían como protagonista) se hiciera con el Emmy. En todo caso, eso siempre ha sido lo de menos para una actriz con pocas veleidades de premios, nulo interés en alfombras rojas y lucir modelos, y más interesada en la coherencia en su carrera y en lo comprometido en su faceta personal.

A raíz de sus posibilidades de formar parte de la carrera de premios se ha recordado en las últimas semanas como ella y su marido, Ed Harris, fueron de los pocos que no aplaudieron la entrega del Oscar honorífico a Elia Kazan en los Oscar de 1999 en protesta por la delación cometida por el director de “La ley del silencio” durante la época de la Caza de Brujas. Ello fue criticado airadamente por más de uno pero el tiempo ha demostrado que la pareja, con rostro serio y cruzados de brazos, no hacían más que seguir fieles a sus principios y no caer en mandamientos de la hipocresía.

Ed Harris ha sido el fiel compañero de Amy Madigan durante más de cuatro décadas desde que se conocieron en el montaje de una obra de Tennessee Williams en 1981. Se casaron dos años más tarde durante un descanso del rodaje de “En un lugar del corazón” (1984), el primero de los 15 títulos en los que han coincidido destacando especialmente aquellos en los que han ejercido de protagonistas, tal es el caso de “La bahía del odio” (1985) de Louis Malle y el telefilm “El jinete púrpura” (1996), así como "Pollock" (2000) o "Adiós, pequeña, adiós" (2007). Ambos tienen una hija de 32 años.

Tal y como declaró la propia Madigan en The New York Times Harris ha confiado siempre, más que ella misma, en que su momento estaba por llegar. No lo fue en la década de los noventa, aunque se pueda reseñar “Perversiones de mujer” (1996) frente a Tilda Swinton, pero sí que construyó un personaje de culto como la Iris Crowe de “Carnivàle” (2003-2005). Hizo doblete en series de médicos en “Anatomía de Grey” (2008-2009) y “Urgencias” (2009) pero también estuvo en episódicos de “Mentes criminales” (2007), “Ley y orden” (2010) o “Fringe” (2010-2011).

Además de un emotivo y revelador papel en “Rebuilding” (2025) de Max Walker-Silverman este es sin duda el año del “comeback” de Amy Madigan cuatro décadas después de su primera y única nominación al Oscar. En realidad ella no ha vuelto de ningún sitio, siempre estuvo ahí demostrando que hay otra manera de encarar la profesión de actriz más allá de los efectismos de postureos, memes, virales y glamour impostado.

Algo que agradecer a la tía Gladys que ha vuelto a demostrar, frente a aquellos que analizan las carreras como una fórmula matemática a base de trailers, imágenes y simplismos, que no existen papeles de Oscar de por sí, sino que lo que hay son intérpretes que los hacen merecedores de ello.

Nacho Gonzalo

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