"El gran teatro del mundo"

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Astérix y Obélix se sitúan en la gran tradición de obras históricas que, dando un rodeo por el pasado, describen su propia época; sus páginas enseñan que el futuro ya no es lo que era. En cambio, sí se sabe que no todo está sometido a la misma historia de tiranía, que es posible oponer resistencia y vivir de otra manera. «Toda la Galia está ocupada por los romanos. ¿Toda la Galia? ¡No!» Ahí está la grieta para la esperanza de Blom y la de muchos de nosotros. Un libro breve y excelente.

Título: "El gran teatro del mundo"

Autor: Philipp Blom

Editorial: Anagrama

Philipp Blom nació en Hamburgo, estudió Historia en Oxford, hizo periodismo radiofónico y literario en Londres y París; y se estableció en Viena, desde donde actualmente sigue ejerciendo como filósofo, historiador de la cultura y novelista.

Blom es un polímata, una persona con intereses muy amplios que puede escribir un libro combinando el cambio climático de hace cuatro siglos con las raíces intelectuales de la edad moderna, "El motín de la Naturaleza"; o una historia amena y divertida sobre la pasión por el coleccionismo, "El coleccionista apasionado"; para a continuación embarcarse en "Lo que está en juego", una radiografía de los males que aquejan a nuestra sociedad, un grito de alerta sobre la necesidad de un cambio de rumbo, como también hizo no hace mucho Fred Vargas, la novelista de policiacos que lo dejó para sumarse a una situación que nos conduce a gran velocidad a muy malos lugares.

Acaba de publicar este libro pequeño en extensión, "El gran teatro del mundo". Va sobre el poder de la imaginación en tiempos de grandes cambios, donde Blom reúne sus intereses y preocupaciones por encargo de los responsables del Festival de Salzburgo, con motivo de la celebración de su centenario.

Blom intenta hacernos ver el punto de la Historia en que nos encontramos, que nos parece una frontera, conscientes cada vez más de que caminamos hacia un precipicio en que ni la fe en viejas religiones ni la ciencia, parece poder salvarnos. Un terreno fértil desde hace siglos para ejercer la filosofía, que no es otra cosa que un hombre pensando en sí mismo y sus semejantes. Blom habla del escenario donde hoy se interpreta nuestro presente: el clima, la contaminación, los totalitarismos y las derechas extremas, el egoísmo nacionalista y el posible futuro más o menos tecnológico al que nos llevarán personas que apenas están naciendo.

La lectura está llena de "stop", frases o ideas que merecen apoyar el libro para reflexionar o subrayar un párrafo, con intenciones de compartirlo. Pero no solo de ideas vive el filósofo moderno. Blom acuña datos precisos: «Esto es una guerra», dijo un amigo, un científico que estudia la ecología de los ríos y la conservación de hábitats y biosistemas naturales, en la terraza del Café Korb en Viena. «Conquistamos y ocupamos un territorio y explotamos y destruimos lo que contiene. Nadie nos detiene porque aún no han nacido los que deberían defenderlo. Libramos una guerra contra el futuro».

"Mi amigo es un hombre de cifras y demostraciones, y estas le dan la razón. La humanidad explota hoy más materias primas que nunca, consume cada año más petróleo, produce año tras año más CO2, tanto que hace tiempo que son una realidad los cambios que se han predicho para los sistemas naturales. Hace más calor, los desastres naturales se acumulan, el hielo polar se derrite rápidamente, el nivel del mar sube. Y todo ha ocurrido en poquísimo tiempo, la mayor parte en lo que llevo de vida, aun cuando empezara a acelerarse unos diez años antes de que yo naciera. En cualquier caso, basta con comparar la situación actual con la de 1970.

En 1970 se produjeron a escala mundial 35 millones de toneladas de plástico; en 2015, 381 millones, es decir, más de diez veces la cantidad de 1970. Solo en 2016 se vendieron en todo el mundo 480.000 millones de botellas PET (20.000 por segundo), y una vez usadas se reparten por todo el mundo para su eliminación o reciclaje".

En términos teatrales, con este libro Blom no ha escrito una comedia sino un drama, aunque sin olvidar que las mejores comedias siempre son dramáticas, y Blom podría buscar en la Viena donde vive el fantasma de Billy Wilder para confirmarlo. Pero no es menos cierto que en los mejores dramas no falta un momento de alivio, un espacio para la sonrisa. Blom lo encuentra en su propia juventud, en las lecturas que lo conducirían hasta los libros y de ahí hasta aquí, a filosofar

"Los relatos dramáticos en los que viví inmerso cuando era niño procedían de distintas fuentes. Una de ellas eran las historietas de Astérix de mi padrastro, de las que yo me apropiaba con su tácita aprobación. Con ellas aprendí a leer, y las viñetas fueron para mí la primera ventana al ancho mundo y, más tarde, a la Antigüedad; las trifulcas que allí se contaban me entusiasmaban, los detalles históricos me fascinaban, la ironía a veces me dejaba perplejo, pero con ganas de saber más, pues intuía que ahí había otra dimensión que yo no comprendía.

Entre esos chistes que no entendía recuerdo una viñeta, en El Adivino, o, más exactamente, una foto insertada en la viñeta, que provocaba un cambio brusco de estilo que me molestó, sobre todo porque era una fotografía sin nada especial en la que se veía un barrio de rascacielos -más tarde supe que era La Défense, cerca de París, emblema de la modernidad urbana francesa-. A René Goscinny, el autor, le interesaba precisamente la fealdad de esa fachada arquitectónica inhumana, y desde la perspectiva del siglo I Antes de Cristo presentaba lo que los adivinos predecían del futuro, en concreto, todos esos rascacielos, como un absurdo total.

Astérix y Obélix se sitúan en la gran tradición de obras históricas que, dando un rodeo por el pasado, describen su propia época; sus páginas enseñan que el futuro ya no es lo que era. En cambio, sí se sabe que no todo está sometido a la misma historia de tiranía, que es posible oponer resistencia y vivir de otra manera. «Toda la Galia está ocupada por los romanos. ¿Toda la Galia? ¡No!»

Ahí está la grieta para la esperanza de Blom y la de muchos de nosotros. Un libro breve y excelente.

Carlos López-Tapia

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