"Faruk"

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El argumento: Faruk, un hombre de 90 y pico años, se convierte en el protagonista de la película de su hija sobre la inminente demolición de su bloque de pisos en Estambul. Al mismo tiempo, Faruk asiste a las reuniones de la comunidad de propietarios con la esperanza de retrasar el proceso de demolición del edificio en el que ha vivido durante décadas. Poco a poco, la realidad y la ficción se entrelazan y la línea que las separa comienza a difuminarse.

Conviene ver: "Faruk" es una docuficción personal en el que la directora turco-alemana Aslı Özge sigue a su padre, Faruk, un hombre de más de noventa años, frente a la inminente demolición de su edificio en Estambul. Rodada a lo largo de siete años, la película combina humor, ternura y una mirada crítica sobre la transformación urbana y sus efectos en las personas mayores, pero no está exenta de limitaciones narrativas y formales. La película arranca como un metarrelato: Özge instruye a su padre sobre cómo posar frente a un espejo, mientras la cámara y el equipo aparecen visibles en pantalla y los créditos muestran sus funciones. Esta ruptura de la cuarta pared y el uso de tomas repetidas generan un efecto de distanciamiento que recuerda a la Nouvelle Vague, al tiempo que establece la relación entre padre e hija y la implicación de Faruk en la trama. Sin embargo, algunos espectadores pueden sentir que estas técnicas, aunque divertidas, se prolongan demasiado, restando ritmo y cierta claridad narrativa a la historia central. La historia sitúa a Faruk en medio de un programa de Transformación Urbana que busca reemplazar edificios antiguos por lujosos apartamentos, aunque él se muestra en contra de la demolición de su vivienda, que no representa peligro alguno. A medida que se enfrenta a burocracia, exámenes de aptitud mental y propuestas de poder notarial, la película inserta un humor absurdo y situaciones críticas que aportan ligereza, aunque en algunos momentos esta combinación de ficción y documental puede resultar dispersa o demasiado auto-reflexiva. La película también refleja el aislamiento y la vulnerabilidad de los mayores: cuando un vecino muere tras pasar horas inadvertido en el metro, Faruk contempla su propia fragilidad en una escena visualmente potente y cargada de tensión. Sin embargo, este enfoque más introspectivo y simbólico puede parecer lento o incluso repetitivo para ciertos espectadores, dado que la acción externa es mínima y la película depende sobre todo de la paciencia del público para apreciar los silencios, los gestos y la atmósfera. A nivel formal, la fotografía de Emre Erkmen y la música de Karim Sebastian Elias crean una atmósfera íntima y detallada, con planos que destacan los espacios urbanos y domésticos de Estambul, mientras que el montaje pausado de Andreas Samland refuerza el tono contemplativo. No obstante, la densidad de capas narrativas y la alternancia entre documental y ficción podrían descolocar a quienes busquen un relato lineal más tradicional. En su núcleo, "Faruk" es tanto una reflexión sobre la memoria, la dignidad y la resistencia de las personas mayores frente a la especulación urbana, como un homenaje a la relación entre padre e hija y a la vida cotidiana que resiste los cambios de la ciudad. La película combina humor negro, ironía y ternura, pero exige al espectador un compromiso activo y paciencia para disfrutar de su ritmo deliberadamente lento y de su estructura híbrida. "Faruk" es una obra emocionalmente rica, ingeniosa y profundamente humana, capaz de generar risa y reflexión, pero que también puede desafiar al espectador por su forma experimental, su metarrelato prolongado y su estilo contemplativo. Una película pequeña en apariencia, pero grande en su capacidad de capturar la complejidad de la vida, el paso del tiempo y la transformación urbana desde la mirada de un hombre que resiste y observa con dignidad.

Conviene saber: Nuevo trabajo de la directora Aslı Özge tras "La caja de cristal" (2023). 

La crítica le da un SEIS