"La matanza de Texas", el miedo detrás de la máscara de cuero
Querido Teo:
El pasado año se cumplieron 50 años del estreno de “La matanza de Texas” (1974) de Tobe Hooper, la obra de terror cumbre de asesinos en serie, que matan porque sí, y aunque aquí el maníaco asesino cuenta con una troupe de secuaces, tan hilarantes como macabros, el que acaba cortando el bacalao, a moto sierra por supuesto, es Gunnar Hansen y su cara de cuero, convirtiéndose es uno de los personajes más reconocibles de la historia del cine de terror. Todo un bombazo en el que lógicamente la censura se cebó.
La película, como otras legendarias del mejor suspense, “Psicosis” o “El silencio de los corderos”, tuvo su inspiración en los crímenes que tuvieron lugar en la década de los cincuenta por el asesino en serie Ed Gein, que pasó a formar parte de la cultura popular estadounidense por lo tétrico de sus actos. En “La matanza de Texas” está clara la incidencia de la historia real de Ed Gein, pues éste profanaba tumbas para robar los cadáveres con los que fabricaba objetos para decorar su casa, tal y como ocurría en aquella pestilente estancia en la que moraban abuelo y nietos.
Explorar lo irracional, lo subversivo, lo esotérico… siempre fue inquietud del ser humano. Y es que detrás de aquella máscara de cuero podría esconderse cualquiera. El miedo vendrá, llegado el caso, en averiguar a quién podríamos descubrir tras ella…
Nacho Gonzalo












