La Música Clásica De Nuestro Tiempo: "La habitación de al lado" // Alberto Iglesias

La Música Clásica De Nuestro Tiempo: "La habitación de al lado" // Alberto Iglesias

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Estamos escuchando The war in my head de Alberto Iglesias, para la banda sonora de "La habitación de al lado", la nueva película de Pedro Almodóvar, flamante ganadora del último León de Oro y una de las películas de la temporada. Hoy en la sección hablaremos de cómo Iglesias es uno de los compositores clave para entender la música del cine español, de cómo consigue una partitura cambiante y emocionalmente compleja, y de cómo Iglesias percibe en cierta forma su música, y la cultura en general.

Alberto Iglesias nace en Donostia en 1955, y se forma a nivel musical en estudios de piano, composición, contrapunto y música electrónica. Debuta a principios de los 80 en un cortometraje de Montxo Armendáriz, "Paisaje", y desde entonces trabaja junto a directores como Imanol Uribe o Julio Medem, hasta el año 1995 cuando se junta con Almodóvar para componer "La flor de mi secreto".

Desde entonces 15 películas junto al director manchego, que tampoco le han privado de trabajar con otros como los Moriarti, Bigas Luna, John Malkovich, Oliver Stone, Icíar Bollaín, Fernando Meirelles, Steven Soderbergh, Tomas Alfredson, Isabel Coixet o Luca Guadagnino. Por el camino, 4 nominaciones a los Oscar y 12 premios Goya (el último por este mismo trabajo). Sin duda la música de Iglesias es fundamental para entender la historia de las bandas sonoras en el cine español, pero sigue en un estado de forma ejemplar, y por ello pasamos a analizar su última y, quizá, una de sus mejores partituras.

Esa cuerda y piano con la que comenzamos en los créditos iniciales de "La habitación de al lado" es ya algo a los que estamos acostumbrados en el tándem Almodóvar/Iglesias, marcando de inicio el tono de la película, entre la sugestión, el misterio, la inquietud, el preciosismo y las emociones cambiantes, inestables y diversas que recorrerán la película. Un estilo tremendamente marcado pero que, al mismo tiempo, se siente único, para nada reciclado, y que comienza a merodear y a atravesar al espectador.

Por momentos se permite juguetear con el jazz en temas como The war in my head o Kitchen N.Y., recordando ciertamente a esa trompeta de Miles Davis que ya recorría "La flor de mi secreto" o "Madres paralelas". Volvemos al misterio y a la inquietud, volvemos a recorrer una inestabilidad que, por momentos, se puede sentir preciosista pero que no rehúye de la inevitabilidad.

El cello nos recuerda la situación que Martha e Ingrid están viviendo, el de un dramatismo inevitable desde la búsqueda de cierta aceptación. Iglesias recorre y fluctúa entre esas emociones y más, merodeando sin pudor entre el espectador de nuevo.

Es realmente curioso porque esa fluctuación es constante, y un buen ejemplo es el tema Pink colored snowflakes, donde comenzamos con unos violines y clarinetes que vuelven a meternos cierto mal en el cuerpo, cierta angustia, cierto recordatorio musical de esa inevitabilidad aterradora. Pero entonces la música para, e Iglesias, en el mismo tema, decide que unos cellos se hagan con la pieza, preciosistas, que sugieren de nuevo aceptación... Y entonces suenan los violines, casi como un abrazo, en los que vuelve a merodear que no pasa nada por lo que está a punto de suceder, y que, aunque la muerte sea el final, la hace sentir como un abrazo en vez de como una puñalada. Y es que la nieve cae tanto para los vivos como para los muertos.

Alberto Iglesias recalca que querían encontrar emoción desde la sencillez, buscando esa verdad y libertad que caracterizan siempre las obras del cineasta manchego. Y ese mismo impulso es el que Iglesias sigue notando después de todos estos años, el de buscar esa autenticidad en cada rendija para que el público también pueda sentirla. Él mismo dice que la música lleva la ola de las palabras a los oídos, y que concibe la cultura como esa manera de mirar a los demás, y de reflexionar sobre lo que tenemos y cómo comunicarlo.

De esta manera terminamos este breve análisis a una obra preciosa, sugerente y emocionante. Esto es Closing credits de Alberto Iglesias para la banda sonora de "La habitación de al lado".

Hasta la próxima banda sonora.

Iker González Urresti

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