"Lazos"

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El argumento: Nápoles, principios de los años 80. Aldo y Vanda están a punto de separarse después de que él confiese que tiene una aventura. Sus dos hijos pequeños se debaten entre sus padres sumidos en un torbellino de resentimiento. Pero los lazos que unen a las personas no desaparecen, ni siquiera cuando ya no hay amor.

Conviene ver: “Lazos” es la nueva cinta de Daniele Luchetti, responsable de títulos como “Mi hermano es hijo único” (2007), “La nostra vita” (2010) y “La alegría de las pequeñas cosas” (2019), sigue apostando por un cine tan costumbrista como melancólico a raíz de la desmembración de una pareja y de cómo eso afecta a sus hijos desde la infancia. “Lazos” nos lleva al Napolés y a la Roma de primeros de 1980 y al día a día de un matrimonio y sus dos hijos pequeños. Ella es profesora y él tiene un programa radiofónico en la RAI centrado en audiolibros y poemarios, pero todo se desmorona cuando él confiesa que se ha acostado con una mujer más joven, compañera suya de trabajo, y que además se ha enamorado de ella. Un torrente de sensaciones, reproches y desilusiones se ven en la mirada de una esposa que ha cimentado su vida en él y los pequeños, dejando sus orígenes de lado, para formar una familia que ella creía sólida y sin fricciones, así como en unos hijos que desde sus inocentes ojos tienen que acostumbrarse a lo que supone vivir con sus padres separados repartiéndose el tiempo entre unos y otros.

“Lazos” tiene la efervescencia italiana que se nota en la forma de expresarse de sus personajes y en ese ambiente neorrealista y verbenero pero también pasional y dramático cuando la complicidad se ha marchado para no volver. El drama de una pareja rota ha sido contado muchas veces en el cine, desde “Kramer contra Kramer” (1979), “Nader y Simin, una separación” (2011) o “Historia de un matrimonio” (2019), pero pocas habían dado igual de importancia a las dos vertientes, tanto la de los adultos como los pequeños. Los primeros no tienen  tan fácil poner tierra de por medio, siempre haciendo concesiones aunque sólo sea por poder seguir viendo a sus hijos, mientras que los segundos, aunque se les ponga una coraza como protección emocional, estarán siempre marcados por este hecho tanto en su forma de ver la vida como en sus futuras relaciones. Quizás por eso la cinta se enfoca también desde la cierta rebeldía por parte de esos hijos que tienen en los objetos del hogar familiar, en unas fotos o en una pieza decorativa difícil de encajar, así como en las anécdotas del pasado, su principal recuerdo de una infancia deslucida y desilusionada por esa falta de seguridad y confort cuando el pequeño no siente su hogar estructurado en un momento clave para la configuración de la personalidad de cada uno.

Hay buenos mimbres en la película pero es una pena que la cinta no termine de encajar el fluir de las historias de los personajes, narradas en diferentes momentos a lo largo de 40 años, a pesar de que por separado hay conversaciones y momentos muy estimables permitiendo también el lucimiento de sus actores. No sólo la historia es poco novedosa, así como errática y repetitiva, sino que su desarrollo se presenta tosco y demasiado retórico, entre la fábula del recuerdo del pasado y la inevitable frustración del presente, lo que hace que la cinta reste puntos a pesar de los buenos trabajos de Luigi Lo Cascio y Alba Rohrwacher por un lado y Silvio Orlando y Laura Morante por otro, interpretando al matrimonio tanto en la década de los 80 como en la actualidad, así como la versión adulta de los hijos, a cargo de Adriano Giannini y Giovanna Mezzogiorno, en su vertiente más catártica. La brega marital por salir adelante, y ver si la culpa y la monotonía son suficientes losas para hacer descarrilar la relación o no, tiene más de concepto que de arco emocional lo que deja una sensación de oportunidad desaprovechada. Un melodrama en el que la mirada desconcertante y la rabia femenina se enfrentan al cliché masculino de abrazar la tentación a pesar de que eso suponga tirar el futuro por la borda dejando la curva de confianza por los suelos.

Conviene saber: Película inaugural en el Festival de Venecia 2020 y vista en el Festival de Toronto 2020.

La crítica le da un SEIS

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