“Vivir el momento”
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El argumento: Almut y Tobias se conocen en un encuentro inesperado que cambia sus vidas. A través de pasajes de su vida en común (se enamoran, construyen un hogar, forman una familia) se nos revela una difícil verdad que amenaza con sacudir sus cimientos. A medida que emprenden un camino que los límites del tiempo desafían, los protagonistas aprenderán a apreciar cada momento del inusual camino que ha tomado su historia de amor, que abarca una década.
Conviene ver: “Vivir el momento” es un drama introspectivo que explora la naturaleza fragmentada de las relaciones humanas, preguntándose cuánto de nuestras vidas reside en los momentos cotidianos que parecen triviales, pero que nos definen. Una historia de amor sobre los tiempos que nos cambian y los tiempos que nos hacen dirigida por John Crowley y con un guión de Nick Payne, detrás de cintas de similar perfil como "El sentido de un final" (2017) o "La última carta de amor" (2021), la película utiliza una narrativa no lineal para reflejar la discontinuidad de la memoria y las emociones. La historia parte del encuentro fortuito tras un accidente de Tobias (Andrew Garfield), un hombre tranquilo que ya viene de un fracaso matrimonial, y Almut (Florence Pugh), una chef ambiciosa y estresada, cuya relación a lo largo de una década atraviesa la atracción pasional, las tensiones de la vida en común y la inevitabilidad de la pérdida tras un diagnóstico que transforma sus vidas. Garfield aporta sutileza a un personaje que lucha entre el apoyo incondicional y sus deseos internos, mientras Pugh destaca con una interpretación llena de matices y determinación. Aunque la química entre los actores es notable, el guión tiende a eclipsar a Tobias en favor de la intensidad de Almut. Está dirigida con sensibilidad y ternura, capturando la belleza de lo ordinario a través de gestos, miradas y silencios entre la pareja, aunque algunas decisiones estilísticas y simbolismos sobre el tiempo pueden sentirse forzados y demasiado alegóricos. La banda sonora de Bryce Dessner y la dirección de fotografía naturalista de Stuart Bentley refuerzan la autenticidad del relato, pese a una ocasional falta de diversidad visual para distinguir líneas temporales que hace encallar una historia de amor contemporáneo pero cuyas decisiones formales le restan naturalidad. Los protagonistas hacen digerible esta trillada historia de amor trágico que bordea el telefilm y que se pasa de intensa y cruel por sus giros melodramáticos en algunos momentos y de poética y fragmentada en otros de ello quedando la emoción sólo para algunos destellos como la escena del parto, el concurso de cocina o el patinaje en la pista de hielo gracias especialmente al empeño de los actores. Comparada con “¡Olvídate de mí!” (2004) y “(500) días juntos” (2009), por su manera de afrontar el amor maduro y las dificultades de las relaciones sentimentales, “Vivir el momento”, con sus reflexiones sobre el amor, las elecciones y la naturaleza transitoria del tiempo compartido, habla de los recuerdos que quedan, el sacrificio hacia el otro y de la finitud del tiempo, elevándose por sus interpretaciones y su capacidad para encontrar la emoción en lo cotidiano, aunque se ve afectada por problemas de ritmo y desarrollo de personajes en un elegante drama romántico que no cae en la sensiblería pero que sí termina siendo confuso y desigual.
Conviene saber: La película pudo verse en el Festival de Toronto 2024 y fue clausura fuera de concurso en el Festival de San Sebastián 2024.
La crítica le da un SEIS