Conexión Oscar 2024: Cillian Murphy, el irlandés tranquilo, sólido y eficaz

Conexión Oscar 2024: Cillian Murphy, el irlandés tranquilo, sólido y eficaz

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Querido Teo:

Sin ser un ejemplo de carisma ni necesidad de explotar su imagen en redes Cillian Murphy ha logrado convertirse en uno de los actores más apreciados por un público amplio. Desde el más erudito y crítico, al haber transitado por el cine de autor, hasta el más comercial y taquillero gracias a sus incursiones en el cine de Christopher Nolan (con el que ha trabajado en seis ocasiones) y especialmente la serie “Peaky Blinders”, una de las que más fandom ha generado a su alrededor trascendiendo incluso a la cultura popular. Ahora el destino, o más bien un rodillo que arrasa con todo, le ha puesto en el mejor lugar para alzarse con el Oscar al mejor actor.

Hay una teoría que dice que, en caso de duda, suele ganar el Oscar al mejor actor el más popular. Es algo que este año queda en entredicho (teniendo en cuenta que Bradley Cooper está en liza con “Maestro”) y tampoco parece que la flecha vaya a señalar al prestigio y la dignidad por el oficio que representa el Paul Giamatti de “Los que se quedan” en la que es, por otro lado, una interpretación empática y emocional. Cillian Murphy aparece en prácticamente todas las escenas de "Oppenheimer" de manera abrumadora y siendo el rostro visible de lo que va a suponer la consagración de Christopher Nolan se antoja a estas alturas bastante inviable que el Oscar no recaiga también en él.

Cillian Murphy es uno de esos actores que sin aspavientos y sin toda la parafernalia que rodea a Hollywood, no hay más que ver la incomodidad que siente y que intenta disimular en los grandes eventos en los que transmite que ese no es su hábitat natural, ha logrado posicionarse como favorito al Oscar con el Globo de Oro, el Bafta y el Gremio de Actores (SAG) de su lado. Nada mal para este irlandés de Cork en su primera nominación conseguida a los 47 años.

Cillian Murphy sigue siendo ese tipo sencillo que declara que prefiere estar comiendo queso en casa que ejercer de relaciones públicas o estrella fotogénica por la alfombra roja. El trabajo habla por él aunando personajes tan vulnerables como excéntricos con los que el intérprete ha potenciado una versatilidad que le ha hecho explorar muchas facetas a pesar de que su característico rostro le parecía abocar a unos determinados personajes, en su mayoría tortuosos y marginales.

Primero fue la música, formó la banda The Sons of Mr. Green Genes junto a su hermano, nombre inspirado por la canción homónima de Frank Zappa, después el mundo de la abogacía para el que se formó con mal resultado ante su desinterés en la materia, y a la tercera lo definitivo. Un interés por la actuación que brotó en él tras acudir a una representación teatral de “La naranja mecánica”.

Tras algunas experiencias en el teatro el papel que puso un punto de inflexión en su vida y carrera fue “Disco pigs” en 1996, iniciando una larga gira que le hará dejar atrás tanto la universidad como su banda y que terminaría incluso con versión cinematográfica en 2001. No pasaría más de un año para que con “28 días después” (2002) se revelara al mundo como ese superviviente de una pandemia en la cinta que ampliaba la revolución que había supuesto en el panorama cinematográfico el británico Danny Boyle y que dejó alguna imagen icónica para ese cine llamado distópico.

Encadenaría varios papeles en “InterMission” (2003), “Cold Mountain” (2003) o “La joven de la perla” (2003) pero su carrera no iba a ir más que al alza. Primero recibiendo el bautismo en el cine de Christopher Nolan (como Dr. Jonathan Crane/Scarecrow en las trilogías de Batman quedando Nolan encantado con su audición aunque en un primer momento optaba a ser el protagonista) y después contribuyendo a la tensión más inquietante sacando partido a una penetrante y gélida mirada haciéndoselo pasar mal a Rachel McAdams en "Vuelo nocturno" (2005) demostrando que en el caso de Wes Craven quien tuvo retuvo.

A continuación llegaron dos papeles que asentaron todavía más el talento y certificaron la versatilidad de Cillian Murphy. El primero fue "Desayuno en Plutón" (2005), la historia de un chico que se sabe diferente a los demás desde su dura infancia en las calles de Irlanda en una de las cintas que mejor ha tratado el tema de la transexualidad. Una comedia dramática con la que Neil Jordan no abandonaba cierto humor y que sabía que se sustentaba en la sensibilidad que imprimía al personaje un Murphy que consiguió nominación al Globo de Oro.

"El viento que agita la cebada" (2006) lo encaró como un proyecto tributo a sus antepasados y a la cultura revolucionaria de todo un país adentrándose en la historia de dos hermanos que se alistan en la guerrilla para combatir contra las tropas británicas que intentan impedir la independencia de Irlanda en la década de los 20 del siglo pasado. Cillian Murphy daba vida a uno de esos hermanos, un médico que lo deja todo para luchar por la libertad. Una de las cintas de referencia de Ken Loach, con toda la esencia de su cine y su espíritu combativo, que consiguió la Palma de Oro del Festival de Cannes.

A partir de ahí fue el físico Robert Capa en “Sunshine” (2007), repitiendo de nuevo con Danny Boyle pero ahora en el reverso del fiasco, formó parte del cuarteto pasional y musical de “En el límite del amor” (2008), se convirtió en el heredero de un gran imperio en "Origen" (2010), se enfrentó a Justin Timberlake en “In time” (2011) y protagonizó "Luces rojas" (2012), intriga de Rodrigo Cortés entre charlatanería y parapsicología junto a Sigourney Weaver y Robert De Niro.

Pero si hay un antes y un después en la trayectoria de Cillian Murphy, y en su capacidad de trascender en la cultura popular, eso se debe a "Peaky Blinders" (2013-2022), serie de Steven Knight sobre un clan de gangsters irlandeses de origen gitano que marcan su ley en las calles de Birminghan. Seis temporadas y casi una década de trabajo bordeando el auge, la caída y los descensos al averno de la locura y de la perdición moral de un tipo ambicioso, corrupto, sediento de poder y que no admite un “no” por respuesta.

Su Thomas Shelby es historia de la televisión reciente, con un éxito notable de crítica y público, aunque sólo consiguiera una nominación al Bafta por la última temporada de serie. Una serie de culto, emulando muchos jóvenes inconformistas el característico corte de pelo de la banda, que con sus anacronías y contundencia fue mejor ponderada y considerada en el continente europeo que más allá del charco aunque la misma haya supuesto un balón de oxígeno para un Cillian Murphy que encontró aquí ese rol de antihéroe (tan propio de las historias contemporáneas) al que asociar un rostro que muchos ya no podrían olvidar.

No hay que olvidar que Cillian Murphy, fascinado por la complejidad de un Thomas Shelby que será muy difícil que no sea para siempre el papel de su vida, tuvo que arremangarse para conseguir el personaje ya que el mismo estaba previsto para un Jason Statham mucho más rotundo a nivel físico. Eso no desalentó a un Cillian Murphy que tiró de persuasión y de insistencia haciendo valer su condición de actor para que Steven Knight considerara que era mejor alguien que desde las antípodas del personaje pudiera crearlo desde el origen.

Las intensas condiciones de rodaje y los compromisos de la serie condicionaron sin duda una carrera cinematográfica en la que, hasta este año, no había llegado un papel que consagrara también a Cillian Murphy en este campo a nivel global. No ayudó que se sucedieran los fracasos de “Transcendence” (2014), “En el corazón del mar” (2015), “Free fire” (2016) u “Operación Anthropoid” (2016).

Tampoco trascendió con el drama teatral de personajes “The party” (2017) o la agotada fórmula de Luc Besson en “Anna” (2019) pero Christopher Nolan siempre ha estado ahí convirtiendo a Murphy en su actor fetiche tanto en "Dunkerque" (2017) como en un "Oppenheimer" (2023) que le ha llevado a tocar las puertas confiando en que éstas se abran y reciba la estatuilla.

Cillian Murphy es uno de esos actores que, sin estridencias y con humildad, dignifica el oficio. Sin ínfulas de estrella y con los pies en la tierra gracias a no abandonar cierta timidez que le hace estar más cómodo entre amigos y conocidos que entre sus compañeros de gremio poniendo una sonrisa e intentando ser ingeniosos mientras se hace campaña llegando incluso al hartazgo y la sobreexposición.

Es por ello que se agradece que los Oscar también se fijen en un tipo de actor que siempre ha cumplido, independientemente del proyecto que fuera, y que en la película de Nolan no necesita más que el poder de su mirada para transmitir toda la complejidad y dudas de ese científico atrapado por las circunstancias de su tiempo, la presión imperialista de los que mandan y los dilemas éticos en los que recae su conciencia. Algo al alcance de unos pocos y que, de confirmarse ese Oscar y ya liberado de compromisos con una serie de larga duración y costosa producción, abre una fascinante nueva etapa de Cillian Murphy por ofrecer al espectador.

Nacho Gonzalo

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