Las cinco secuencias de... Luis García Berlanga

Las cinco secuencias de... Luis García Berlanga

1 Sarcofago2 Sarcofagos3 Sarcofagos4 Sarcofagos5 Sarcofagos (3 votos, media: 5,00 de 5)
Cargando...

Deja tu comentario >>

Querido primo Teo:

En el centenario de uno de los cineastas más importantes de la Historia del cine español, parece obligado repasar la carrera del gran Berlanga a través de sus cinco secuencias más destacadas. Precisamente tal día como hoy se ha desvelado lo que Berlanga dejó depositado como legado en el casillero 1.034 de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes hace 13 años. Nada más y nada menos que un guión inédito, una nueva entrega de la saga Nacional llamada "¡Viva Rusia!".

Luis García-Berlanga Martí nació el 12 de junio de 1921 en el seno de una familia valenciana de terratenientes. Su abuelo, Fidel García Berlanga, miembro del partido liberal de Sagasta, había sido diputado, mientras que su padre, José García Berlanga, militó en el mismo partido y luego en el Partido Radical de Lerroux y la Unión Republicana, con la que fue Gobernador Civil. Para evitar la represión por el cargo de su padre, Luis García Berlanga se unió a la División Azul logrando que le conmutaran la pena de muerte por prisión y, de paso, hizo méritos a los ojos de una chica. A la vuelta de las trincheras rusas, estudió Derecho y Filosofía y Letras, pero pronto se enfocaba en su verdadera vocación entrando en la recién fundada Escuela Oficial de Cine, entonces con el nombre de Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, donde coincidiría con Juan Antonio Bardem, aunque este último no lograría el diploma. Fue en esta institución donde rodó sus primeros cortometrajes y pronto llegaría su debut a cuatro manos junto a Bardem con la película “Esa pareja feliz” (1953). Pero pronto asumiría el cargo en exclusiva para crear la primera de sus obras maestras.

¡Bienvenido, Mister Marshall! (1953)

Tras la Segunda Guerra Mundial buena parte de Europa había quedado devastada, lo que unido al avance del comunismo en Europa del Este permitió a Marshall convencer al presidente Truman de crear un ambicioso plan de ayudas. Pero, tras la Guerra Civil, la política proteccionista del Franquismo dejó fuera del plan a España. Finalmente en 1953, los usamericanos decidieron ayudar a España a pesar de su gobierno fascista ya que al menos éste era una garantía de no sufrir influencias comunistas. Y en este momento tan oportuno llegó la sátira escrita por Berlanga junto a Bardem (también aparece Miguel Mihura acreditado como guionista, pero parece que su colaboración fue mínima más allá de aportar un nombre conocido). La historia, llena de crítica soterrada a la situación política y económica del país, logró superar de milagro la censura, que sólo ordenó retirar una secuencia del sueño de la maestra por su carga erótica y política (sería rodada como corto en 2002). Puede que no se dieran cuenta de su carga crítica encubierta, pero lo cierto es que decidieron tolerar el film para mostrar al mundo que no había censura y así podemos disfrutar de momentos memorables como el pregón del alcalde, interpretado por un Pepe Isbert en estado de gracia. Tan inolvidable es que el Ayuntamiento de Guadalix de la Sierra, lugar que se convirtió en Villar del Río para la película, hizo construir una estatua de Isbert en su balcón. La película se estrenó en el Festival de Cannes con gran éxito, obteniendo el premio a la mejor comedia así como un reconocimiento especial a su guion. Fue un rodaje complicado con broncas entre Berlanga y algunos actores, pero aún peores con el director de fotografía Manuel Berenguer, llegando a discutir a puñetazos en la escena del duelo del Oeste. Pero todo esto no impidió la creación de esta obra emblemática. Como también lo es la canción que interpreta Lolita Sevilla con los habitantes del pueblo, en la secuencia que puedes escuchar a continuación.

Vídeo

Calabuch (1956)

La cuarta película de Berlanga casi parece más una de Capra que suya. Tanto es así que era de las que menos le gustaba al director valenciano, diciendo que era demasiado tierna y amable para su gusto. Y es que la película llegó tras múltiples rechazos a guiones anteriores, ya sea por la censura o por otras dificultades. El propio Truffaut criticó duramente el film deseando que la bomba cayera sobre la cabeza del director. También tuvo que hacer muchas concesiones en el guion retirando mucha de la acidez que le caracteriza en favor del buenismo de los personajes. Como dice el protagonista: “Calabuch es un lugar donde todo el mundo hace lo que le gusta”. Pero esto no quita que siga siendo un retrato certero de esa España de los años 50, donde de nuevo vemos personajes como el alcalde, el cura o la maestra; junto a estos toques de genialidad, como el torero que viaja con su toro a cuestas y que cuida como a un hijo, las partidas de ajedrez telefónicas entre el cura y el farero o la celda de la cárcel que se abre por dentro. Y está rodada, contada y montada de tal forma que no puedes despegar la vista de la pantalla durante todo el visionado. Se rodó íntegramente en Peñíscola, aunque en una primera versión del libreto iba a desarrollarse en el interior. El que por entonces era un pequeño pueblo de pescadores se transformó durante los días del rodaje con la llegada de los del cine. Y como en Guadalix también los lugareños se implicaron como extras mezclándose con naturalidad con los protagonistas. El mal genio del director volvió a aparecer y está documentado un buen puñetazo al actor italiano Franco Fabrizi. El científico protagonista fue encarnado por el actor británico Edmund Gwenn en la que sería su última participación en la gran pantalla. Su limitado conocimiento del castellano hizo que sus diálogos fueran doblados. El resultado final funcionó tanto entre los espectadores que acudieron a verla como entre la crítica que le llevó a estrenarse en el Festival de Venecia y ganar allí un premio.

Vídeo

Plácido (1961)

Como contrapunto de “Calabuch” (1956), y cuatro años después de su quinta película, la también excelente “Los jueves, milagro” (1957), pues la censura impidió el rodaje de otras muchas ideas, llega otra obra maestra de Berlanga y esta vez sí cargada de un humor negrísimo. Inspirada en una campaña del régimen Franquista de “Siente un pobre a su mesa”, así se iba a titular la película hasta que lo impidió la censura, hace en su crítica a la falta de verdadera caridad un trabajo sobre la incomunicación. Sin duda, un aspecto clave de la certeza del guion sería la incorporación del gran Rafael Azcona, el cual había debutado en el cine con la adaptación de dos novelas suyas, “El pisito” (1958) y “El cochecito” (1960), ambas a cargo de Marco Ferreri. Y se demostró ser todo un acierto el mezclar la historia del pago de la letra del motocarro con las de todos los demás personajes que van apareciendo por la película. Rodada en Manresa, para los interiores hubo que utilizar decorados en casi todas las secuencias, pues ninguna persona de la alta sociedad quiso prestar su salón al director. El único comedor real que aparece en la película era el de un director de Barcelona amigo de Berlanga. La gran destreza técnica alcanzada por el realizador se demostraría con el plano-secuencia en el que se cruzan la caravana de los pobres, los ricos y los artistas de cine con un sepelio. Billy Wilder le llegaría a preguntar a Berlanga como había hecho para rodar la secuencia para gran orgullo del director valenciano. El film concursó en el Festival de Cannes y fue nominado al Oscar a la mejor película extranjera.

Vídeo

El verdugo (1963)

La máxima expresión del talento de Berlanga llegaría con su octava película: “El verdugo” (1963). Este inteligente alegato contra la pena de muerte es también un feroz retrato de la pérdida de la libertad individual frente a la sociedad, y fue un milagro que se salvara de la censura. A pesar de lo transgresor de su argumento, los primeros informes de la censura sobre el guion escrito junto a Azcona y el italiano Ennio Flaiano fueron bastante benévolos. La inclusión de este último escritor así como la de dar el papel protagonista al actor Nino Manfredi obedecían a una estrategia de Berlanga para dificultar que echaran abajo sus películas si comenzaban a rodarse, dado que al tratarse de una coproducción hispanoitaliana obligar a cortar la película podría causar un conflicto internacional. También los festivales de cine, como Venecia donde la película terminó ganando el prestigioso premio FIPRESCI, exigían la proyección de las cintas sin cortes de censura. Pero cuando la película iba a llegar a las salas, la actualidad del país estaba marcada por la condena de muerte de Julián Grimau, que terminó siendo fusilado. Al ver el film, el embajador en Roma lo tachó de comunista y escribió para pedir su retirada, pero ya era tarde para esto sin dañar la imagen exterior del régimen franquista. La secuencia de la ejecución se inspiró en el caso real de “la envenenadora de Valencia”, la última mujer condenada a muerte en España. Ejecutada por garrote vil, el verdugo se negó a realizar su trabajo al conocer que la víctima era una mujer y terminó acudiendo medio borracho y llevado a rastras al patíbulo.

Vídeo

La escopeta nacional (1978)

Desde el estreno de “El verdugo” (1963) hasta la muerte de Franco, Berlanga sólo pudo estrenar un par de películas en nuestro país, así que es normal que con la muerte de éste quisiera aprovechar para burlarse de las miserias del tardofranquismo. Y un hecho que le inspiró esta película fue descubrir un incidente en una cacería con el mismísimo general Franco. En ésta el dictador invitó al Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga y, por supuesto, éste no pudo negarse aunque nunca había participado en una, y con tan mala suerte que los perdigones que deberían servir para capturar una perdiz terminaron impactando en el trasero de Carmen Franco, hija del caudillo. Con la creación del guion la anécdota desapareció, pero dio lugar a otras muchas situaciones disparatadas y divertidas que retratan muy bien aquellos años. También se retratan las pugnas políticas entre los partidarios de la Falange y los del Opus Dei para desesperación del protagonista, que ve cómo sus planes se esfuman con la destitución del ministro. Por otro lado, la relajación de la censura también permitió que el director valenciano incluyera en sus películas ciertas dotes de erotismo y temas que nunca antes podían ser tratados (inolvidable la historia de la “colección” del marqués). La vertiente erotómana de Berlanga también se vio en la creación de una colección y un premio de literatura erótica en Tusquets Editores. El éxito de “La escopeta nacional” llevó a Berlanga a crear dos secuelas, “Patrimonio nacional” (1981) y “Nacional III” (1982), en lo que se conoce como la saga de los Leguineche o la trilogía Nacional, en las que continuaba riéndose de la situación política, esta vez entrando en la Transición tras la muerte del dictador.

Vídeo

Luis García Berlanga siguió rodando unos cuantos años más. Entre sus títulos más destacados de su etapa final está “La vaquilla” (1985), y que se basaba en un guion ambientado en la Guerra Civil escrito muchos años antes siendo prohibido por la censura, y también “Todos a la cárcel" (1993) con la que la Academia del Cine Español pudo homenajear a uno de los más grandes de su filmografía de la mejor manera posible: dándole los premios a la mejor película y el mejor director. Falleció el 13 de noviembre de 2010 a los 89 años de edad.

Tu primo.
Email_Galicia

¿Compartes?:
  • email
  • PDF
  • Print
  • RSS
  • Meneame
  • del.icio.us
  • Facebook
  • Google Bookmarks
  • Twitter
  • FriendFeed
  • LinkedIn

Comentarios

Suscríbete
Notificar
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Me encantaría conocer tu opinión, comenta.x
()
x