Eva Marie Saint, el símbolo de la discreción y la dignidad
Querido primo Teo:
Uno de los momentos más memorables de la ceremonia de los Oscar de 2018 fue la aparición de una esplendorosa Eva Marie Saint con 93 años para entregar el Oscar a “El hilo invisible” como mejor diseño de vestuario. Su presencia en aquella gala sirvió para homenajear a los supervivientes de aquel Hollywood que hizo grande a la industria cinematográfica, especialmente a quienes fueron un signo de discreción y de dignidad. A lo largo de su carrera, Eva Marie Saint fue precisamente eso, alguien que estando en las antípodas de las grandes divas del séptimo arte destacaba por su elegancia y su capacidad para sumergirse en cualquier tipo de papel. Debutó por la puerta grande dando vida al vehículo de la redención de Marlon Brando en “La ley del silencio” y se llevó por ello el Oscar a la mejor actriz de reparto, además se convirtió en una de las rubias más fascinantes que pasaron por las manos de Alfred Hitchcock en “Con la muerte en los talones”. El pasado 4 de julio de 2025 Eva Marie Saint cruzó con creces lo que es ser centenaria cumpliendo 101 años.
Nació en Newark (New Jersey) en el seno de una familia de clase media y no tardó demasiado en mostrar interés por la actuación. Estudió en la Universidad de Bowling Green en Ohio, donde se graduó en 1946 con una licenciatura en Artes. Durante su tiempo en la universidad, participó activamente en producciones teatrales. Su carrera como actriz profesional comenzó en la NBC, participando en programas de variedades, al igual que intervenía como actriz en seriales radiofónicos. Logró debutar en Broadway con la obra de Horton Foote “Regreso a Bountiful”, que le permitió la posibilidad de trabajar con Lillian Gish y Jo Van Fleet, y fue galardonada por los críticos en 1953.
El éxito teatral le permitió dar el salto al cine ya que fue seleccionada por Elia Kazan para dar vida a Edie Doyle en “La ley del silencio” (1954), desbancando a otras intérpretes muy bien posicionadas como Claire Trevor, Nina Foch, Jan Sterling y Katy Jurado. A Kazan le fascinó la presencia de Eva Marie Saint, alguien que sabía que era guapa y que no sentía la necesidad de depender de su belleza para ser cautivadora, sino que se valía de su capacidad para dotar de sensibilidad y ternura a una historia muy dura. Edie Doyle es una joven de clase trabajadora cuyo hermano ha sido asesinado y que termina enamorándose del hombre que es clave para dar con sus responsables.
“La ley del silencio”, una justificación de Elia Kazan de su delación durante la Caza de Brujas, fue un enorme éxito que terminó materializando 8 premios Oscar, entre ellos los correspondientes a mejor película, dirección, actor para Marlon Brando y actriz de reparto para Eva Marie Saint que, a sus 29 años, a muy pocos días de dar a luz a su primogénito, y con su debut en el cine, ya tenía a la industria enamorada.
En esa misma edición de los Oscar fue premiada Grace Kelly por “La angustia de vivir”. Si la que posteriormente se convirtió en la princesa Gracia de Mónaco era una joven bellísima perteneciente a la alta sociedad de Filadelfia, pero demasiado alejada de la humanidad, Eva Marie Saint podía ser su versión mundana. Era distinguida y sofisticada, alguien que no desentonaría en las fiestas más lujosas de la jet set de la Costa Este pero que tampoco lo haría como la elegante vecina de un barrio residencial de una gran ciudad. Pese a su éxito en el cine no dejó de trabajar en la televisión, siendo candidata al Emmy en 1955 y 1956 por las adaptaciones de “En la mitad de la noche” y “Our town”.
Formó un triángulo amoroso junto a Elizabeth Taylor y Montgomery Clift en la folletinesca “El árbol de la vida” (1957) y coprotagonizó el drama sobre la drogadicción “Un sombrero lleno de lluvia” (1957) que le llevó a ser nominada al Bafta (había sido nominada como revelación por "La ley del silencio"). Un lustro después de su lanzamiento al estrellato, la carrera de Eva Marie Saint corría el riesgo del estancamiento y en ese momento fue seleccionada por Alfred Hitchcock para interpretar a la seductora Eve Kendall en “Con la muerte en los talones” (1959).
La actriz fue una apuesta del director británico, en lugar de Cyd Charisse, que era quien quería la Metro-Goldwyn-Mayer y, gracias a eso, se le permitió la oportunidad de explorar nuevas posibilidades interpretativas, alejándose de los personajes sufridores en los dramas más mundanos.
Pese al éxito cosechado por “Con la muerte en los talones”, Eva Marie Saint optó por dejar su carrera en un segundo plano para dedicarse a su familia. En 1951 se casó con el director y el productor Jeffrey Hayden, el padre de sus dos hijos, y con quien compartió su vida hasta que él falleció en 2016.
Sus apariciones en la pantalla fueron limitadas pero en proyectos tan importantes como “Éxodo” (1960) de Otto Preminger. Basada en la novela homónima de Leon Uris, sobre la fundación del Estado de Israel, la interpretación de la actriz como una enfermera estadounidense que se involucra en la lucha por la independencia de Israel contribuyó a consolidar su reputación como actriz talentosa y versátil.
Eva Marie Saint siempre demostró que estaba a favor de obra, aunque era plenamente consciente de que su nombre no era el que llevaba a los espectadores a las salas. Dio lo mejor de sí en el drama “Su propio infierno” (1962), en “Castillos en la arena” (1965), que se aprovechaba del tirón de la pareja formada por Elizabeth Taylor y Richard Burton, en la comedia satírica “¡Que vienen los rusos!” (1966), y consiguió algunas de las mejores críticas de su carrera por “Loving” (1970) de Irvin Kershner en la que interpreta a una mujer de un ilustrador que se da cuenta de que su marido tiene una vida paralela. La película no tuvo el impacto comercial deseado y eso lastró sus posibilidades de volver a estar presente en los Oscar como actriz de reparto.
A finales de la década de los sesenta Hollywood cambió, rompiendo con todo lo anterior y fueron muy pocos los que lograron adaptarse, el resto pasó a la televisión, se fue a trabajar a Europa o simplemente se retiró. Eva Marie Saint se centró en la televisión, siendo nominada al Emmy por “La conquista del Oeste” en 1977 y por la comedia “Taxi!!” en 1978, ganando el premio finalmente por su quinta y última nominación gracias a la miniserie “Crimen de élite” en 1990.
En la pequeña pantalla volvió a trabajar con Karl Malden en el telefilm “Visión fatal” (1984) e interpretó a la madre de Cybill Shepherd en la icónica serie “Luz de luna” (1986-1988) y también dio vida a la madre de Roz Doyle en la emblemática “Frasier” (1999).
También se mantuvo activa en los escenarios, destacando sus trabajos en “Verano y humo” de Tennessee Williams en 1973, “Duet for one” de Tom Kempinski en 1982 y “Cartas de amor” de A.R. Gurney de 2001. Destacable fue la presencia de Eva Marie Saint en “Superman returns” (2006) de Bryan Singer como Martha Kent y la última vez que la vimos en la gran pantalla fue hace una década en “Cuento de invierno” (2014) de Akiva Goldsman. Su voz ha estado presente en series de animación como “La leyenda de Korra” (2012-2014) y en podcasts que rememoran la historia del teatro.
No todos pueden presumir de ser una leyenda viva del cine clásico de Hollywood y todo un ejemplo de dedicación al oficio y también de normalidad, convirtiéndose en alguien excepcional en un mundo dominado por los egos. Eva Marie Saint siempre tuvo los pies en el suelo, probablemente por las convicciones religiosas inculcadas por sus progenitores, y pese a un éxito inmediato no se vio engullida por ese monstruo llamado fama.
Mary Carmen Rodríguez

























