San Sebastián 2024: La precariedad obrera en un mundo deshumanizado, musical apocalíptico y la Cenicienta de extrarradio

San Sebastián 2024: La precariedad obrera en un mundo deshumanizado, musical apocalíptico y la Cenicienta de extrarradio

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Querido Teo:

Un drama obrero con austeridad formal y honda denuncia al sistema se une al grupo de películas que salen bien paradas de la sección competitiva de San Sebastián. En Perlas asistimos al atonal musical distópico "The End" de Joshua Opppenheimer y a la flamante ganadora del Festival de Cannes 2024; "Anora" de Sean Baker. 

"On falling" (Laura Carreira) // Sección Oficial

Aurora es una mujer portuguesa que trabaja en un gran almacén de Escocia. Atrapada entre los muros de su centro de trabajo y la soledad de su piso compartido, Aurora trata de resistir al aislamiento, la alienación y la charla trivial que comienzan a amenazar su consciencia de sí misma. En un entorno dominado por una economía basada en algoritmos y diseñada para mantenernos separados, "On falling" explora la lucha silenciosa y vital por encontrar sentido y conectar en el primer largometraje de una cineasta nacida en Oporto pero afincada en Escocia en el que además del sistema opresivo reside la intención de encajar en el mundo.

La película se adentra en una inmigrante que trabaja en una gran cadena de distribución tiene que ir catalogando pedidos para que sean enviados con urgencia sin apenas interactuar con sus compañeros y rezando por no tener gastos imprevistos que lo arrastre todo. Una vida en la que se vive para trabajar y no trabajar para vivir sin posibilidad de establecer relaciones con los demás (lo que permite la deshumanización y la perpetuación de ese sistema) en una vida marcada por la rutina y el consumismo que lleva a que el capitalismo y la precariedad arrase con todo incluso lo que uno es y lo que podría aspirar a haber sido minando psicológicamente y haciendo perder por el sumidero esas aptitudes desaprovechadas.

"On falling" propone un ejercicio de sobriedad austera en su azote al capitalismo y las cadenas de montaje en la que la empatía es quimera y lo máximo a conseguir una barrita de chocolate y no quedar en la calle aunque muchos se queden por el camino. Da donde duele con suma sencillez pero profunda hondura sin efectismos, dogmatismos ni intentos aleccionadores con una puesta en escena tan sencilla como pretendidamente fría con el fin de crear una sensación de pesar, agotamiento y desolación que, al margen de su devastación, enarbola cierto mensaje sobre la creencia de la fuerza de la comunidad en un mundo de alienación laboral en la esclavitud del sistema engullidos por el capital y por la imposibilidad de ocio en una existencia en la que se está más preocupado por sobrevivir, permanecer cuerdo y poder llegar a fin de mes.

"The End" (Joshua Oppenheimer) // Sección Oficial

"The End" es el primer proyecto de ficción de Joshua Oppenheimer siendo un documental existencialista y ecologista que también se plantea hablar de la diferencia de clases y de los traumas marcados por una burbuja de aislamiento y protección pero también de desconfianza, frustración y desesperanza.

Todo se centra en una familia que vive, aprovechándose de una mina de sal, en un búnker bajo tierra tras la llegada del fin del mundo, un ecosistema en el que un matrimonio ha criado entre algodones a su hijo; ahora un joven veinteañero, condicionado por el pasado y vacío de ilusión como un esbozo que nunca terminará de definirse, que ante la llegada de una chica negra empieza a sentir emociones desconocidas y se plantea tanto el sentido de su existencia como la del futuro que se presenta en una prórroga de aparente felicidad, comodidad y lujo marcada por la fatalidad que también comparten con amigos de confianza de la familia que ejercen de cocinera y ama de llaves, mayordomo y médico.

Un musical atonal a lo Stephen Sondheim y con el espíritu de Rodgers y Hammerstein, en el que los personajes expresan sus dudas y temores, inspirado en la Edad de Oro del género que ilustra la degradación de esos ricos, raídos por su ego, culpa y secretos, que viven su particular descenso a los infiernos, por un fanatismo bañado de instinto protector mal entendido, en una contrarreloj hacia ninguna parte marcada por la rutina banal, la apariencia caduca y el autoengaño en la que el joven no ha tenido otras referencias y por ello ha sido víctima fácil para creerse a pies juntillas aquello que le han contado.

Un desolador retrato que hace crecer una espesura sombría en el que lo que importa no es lo que hay allí fuera sino ese microcosmos en el que una compleja convivencia lleva a que todo se vaya oscureciendo conforme el egoísmo y el privilegio, potenciando un aislamiento frente al colapso colectivo, contaminan cualquier idealismo ilusorio e insuflan un decidido espíritu pesimista que termina agotando al espectador ya que, a pesar del esfuerzo de un reparto encabezado por Tilda Swinton, Michael Shannon y George MacKay y una ambientación exquisita, ni los números ni las canciones arrebatan (quedándose por momentos cerca de despegar pero nunca sin lograrlo) en una historia plúmbea y extraña, casi como la agonía de toda una civilización, que no puede evitar que su pretendida alegoría y crítica social caiga en saco roto por su falta de ritmo, su espíritu bizarro y su conjunto tedioso siendo más una rareza que una futura película de culto.

"Anora" (Sean Baker) // Perlas

"Anora" supone el título de consagración para Sean Baker que a lo largo de su todavía corta filmografía se ha especializado en retratar las miserias y resiliencia de la clase obrera usamericana, usualmente llamada “white trash”, y que en su cine es capaz de encontrar voz, respaldo y algo de esperanza bien sean prostitutas transexuales, madres solteras sin oficio ni beneficio, niños abandonados a su suerte o actores porno en paro. Sean Baker lleva a cabo su película más divertida y juguetona pero no por ello le quita un ápice a su mirada analítica y descorazonadora.

Sean Baker es uno de los nombres clave del cine independiente usamericano de los últimos años alejándose de impostura, clichés y fórmulas repetidas por aquellos que han abrazado este tipo de películas. Es por ello que primero con A24 y ahora con NEON ha encontrado el respaldo para ofrecer un cine libre que sabe denunciar las condiciones de aquellos marginados del sueño americano, al que sólo podrán intuir desde la distancia, pero también ofreciendo la esperanza y el calor humano que hace que sus personajes conecten de manera evidente y efectiva con el público.

Es lo que ocurre con una cinta especialmente inspirada y sostenida no sólo en la interpretación de Mikey Madison (que ya es una de las incontestables revelaciones del año) sino en esos personajes que, a pesar de estar en el otro bando, están más cerca de su mundo y por ello la comprenden frente a la percepción de parásito que tiene la familia oligarca destacando la conexión que la joven establece con el silente y sobrio Igor que encarna Yura Borisov o con el robaescenas Toros por un Karren Karagulian con algunas de las mejores frases de la cinta.

“Anora” es la historia de una Cenicienta de extrarradio que se toma en serio su trabajo, por muy cuestionado que sea, y que no quiere despertarse de una ilusión que parece que va a hacer cambiar su vida y llenarla de lujo y glamur en una huida hacia delante y contrarreloj frente un sueño usamericano que se prepara para dar la bofetada de realidad teniendo por ello que ir asumiendo poco a poco este hecho para que la caída sea lo más dura posible encontrando quizá a la persona menos esperada como amortiguador en una espiral que llevara a la joven de vuelta a un “status quo” del que parece condenada a no salir, primero por clase y segundo por el hecho de una juventud en ese momento desbordante pero que no durará para siempre.

“Anora” es una de esas películas que quedan y que, sobre todo, ayudan a consolidar a un cineasta que ha hecho de la causa de su cine virtud y necesario alegato para aquellos ocultos por la sociedad pero con mucho que contar y, por supuesto, con derecho como cualquier otro a aspirar a encontrar la felicidad aunque las cartas vengan marcadas y muchas veces sólo quede la fuerza de la resiliencia y el convencimiento de la resignación para unos personajes que, más que rebelarse sobre su suerte, sólo pueden seguir braceando ante los oleajes de una vida que les dará muestras de manera persistente del lugar que la misma tiene reservados para ello encontrando la felicidad en asumirlo dejando de lado delirios de grandeza o promesas vacías del poderoso caprichoso.

Nacho Gonzalo

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