La Música Clásica De Nuestro Tiempo: "Cónclave" // Volker Bertelmann
Estamos escuchando Overture of conclave de Volker Bertelmann, para la banda sonora de "Conclave", la nueva película de Edward Berger, director de la aclamadísima “Sin novedad en el frente” (2022). Hoy hablaremos del compositor alemán, de cómo ha pasado del experimentalismo a convertirse en un indispensable de Hollywood, y de cómo su composición en "Conclave" es tremendamente particular, medida, y que cuenta con ideas e instrumentos insólitos.
Cuando hicimos el análisis de las nominadas a los Oscar 2023, ya presentamos el perfil del compositor alemán, que firmaba anteriormente como Hauschka, y que, antes de ganar el Oscar por la anterior película de Berger, ya estuvo nominado por "Lion" (2016) junto a Dustin O'Halloran.
Desde que Bertelmann ganó el Oscar, no ha parado de trabajar, componiendo más de 22 bandas sonoras en menos de dos años, desde las series "Chacal", "Black mirror" o "Dune: La profecía", hasta las películas "Los niños de Winton" (2023), "El cuervo" (2024) o "Amateur" (2025). Lo próximo será repetir de nuevo junto a Edward Berger en "Maldita suerte" (2025).
Bertelmann se hacía fuerte en su composición de "Sin novedad en el frente" insuflando fuerza al minimalismo llevado a la máxima expresión: utilizar tres notas grandilocuentes, distorsionadas, usando un instrumento de más de 100 años de antigüedad. De esta manera atacaba el compositor al espectador. También lo emocionaba, pero este era el núcleo de la composición que luego emparentaba con el golpe emocional que era la película.
En "Cónclave" sucede algo similar. Más adelante hablaremos de los instrumentos utilizados, y de cómo vuelve a juguetear con viejos instrumentos, pero lo que hace Bertelmann es volver a los arpegios, en este caso de cuerda, repetitivos, creando de esa forma un delicado acto de equilibrio que al mismo tiempo desconcierta y alimenta un estado de ansiedad que se representa en la pantalla a través de la interpretación de Ralph Fiennes. Recordemos que un arpegio es una manera de tocar los tonos de un acorde: en vez de tocarlos de manera simultánea, se hacen oír en sucesión rápida.
Una película que tenga lugar entre las paredes del Vaticano podía tender al sonido de la eclesiástica música a través de los siglos, que reflejase de una manera más tradicional los sagrados pasillos, y ser obvio tendiendo a coros y música de órgano. Pero Bertelmann, que tiene experiencia en la música hip-hop y más experimental, donde cuenta con varios álbumes a ese respecto, se aleja de lo convencional bajando, en cierta manera metafórica, al barro.
Además, siempre hablamos de cómo un gran compositor también es el que sabe dónde incluir y dónde no incluir la música, el ritmo y el silencio siendo esenciales para la construcción de una banda sonora. Bertelmann recalca en un aspecto básico, que es que cuando tienes películas que están llenas de música, es muy difícil sentirla constantemente, sólo se siente que está ahí como de fondo, por lo que para el compositor incluir la música en el momento adecuado, para que pudiera respirar en condiciones, era fundamental, y aceptar también el silencio. Y así es, porque cada vez que suena la música en "Conclave" retumba más grande que la vida.
Cuando una puerta cierra, la música comienza, o cuando algo cae, la música para, en este oleaje constante se mueve Bertelmann, introduciendo también música de forma muy sutil en los diálogos, con pequeños crescendos de cello para que el espectador sienta que hay algo destructivo sucediendo.
Mencionaba antes que Bertelmann usó un instrumento de más de 100 años de antigüedad en "Sin novedad en el frente", hablaba del armonio, un instrumento de viento con teclado, de la familia del órgano, pero sin tubos y mucho más pequeño. Para "Conclave", Bertelmann buscaba un instrumento acústico, pero que también sonara como un sintetizador o algo electrónico.
Evidentemente, en la composición también utilizó instrumentos más tradicionales, donde tocaba acordes de Bach de forma destructiva, con los cellos, utilizándolos como chasquidos, incluso como si estuviera frotándolos. Esta especie de gemidos del cello y las cuerdas, era la forma de Bertelmann de encontrar un sentimiento de anhelo del ser humano, como si alguien estuviera en una habitación constantemente y sientes que no existe una comodidad; sentimiento constante que se transmite perfectamente en la película.
Esto nos lleva al instrumento clave que encontró para el filme, el Cristal Baschet. Un instrumento de apariencia espectacular, del que te recomiendo buscar imágenes porque es realmente sorprendente, desarrollado por dos hermanos franceses en 1952, que consta de 56 varillas de vidrio afinadas cromáticamente, y emiten un sonido tremendamente singular amplificado por grandes hojas de metal. Lo curioso también es que se toca frotando las varillas de vidrio, que tienen que estar húmedas, mojadas con agua.
De esta manera, las varillas comienzan a emitir un sonido distorsionado, que es el que se escucha en los momentos más reflexivos de la película, celebrando según Bertelmann un sentimiento religioso, una fuerza y creencia interior que es lo más importante para los humanos. Pero al mismo tiempo, conjuga una ambigüedad emocional porque también sirve para usarlo como sonido algo desagradable en ciertos momentos.
Llegamos así al final, después de haber analizado la obra del que para mí es uno de los músicos más interesantes y estimulantes de los últimos años, donde se notan sus inicios más experimentales, y que le ayudan a diferenciarse y a sentir que sus composiciones siempre son únicas, dando formas interesantísimas a las películas que compone. Un compositor que, desde ya, un servidor siempre se encuentra alerta a lo próximo que compone.
También me gustaría recomendar al oyente otro compositor en el caso de que te interese la figura de Volker Bertelmann, que de distinta manera, mucho más experimental, comparte ciertas raíces y peculiaridades con Bertelmann, y que aún no he tenido el placer de analizar nada suyo en la sección pero que quiero mencionar brevemente. Es Cristobal Tapia de Veer, compositor de partituras como "The White Lotus" (2021-2025) o "Smile" (2022), composiciones tremendamente únicas e interesantes.
Esto es Postlude of conclave, de Volker Bertelmann, para la banda sonora de "Cónclave", una pieza que suena en los créditos finales y en la que Bertelmann se permite ciertas licencias y expande la música a niveles que, dentro de lo que es la película, no tenían lugar, pero que resuenan de una manera preciosa, melancólica y vigorosa, siendo mi pieza favorita de la composición y, probablemente, uno de mis temas favoritos del año.
Hasta la próxima banda sonora.
Iker González Urresti





















