"Antes de que lleguen las nubes"

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Pocos visitantes renuncian a tomar el ferry para pasar unas horas en la pequeña Farö, al norte de Gotland, lugar de peregrinaje para encontrarse con el espíritu de Bergman, el célebre director sueco que la convirtió en su musa, su hogar y su tumba; su legado es la principal excusa, pero se está poniendo de moda entre los surfistas. El aeropuerto de Gotland está sólo a tres kilómetros de la ciudad principal, rodeada por una muralla construida en el siglo XIII con más de tres kilómetros y medio de longitud, una de las murallas mejor conservadas de Europa, erizada de torres, con la catedral de Santa María, también del siglo XIII, con sus tres altas torres bien conservadas. Es el lugar favorito de muchos suecos, los que pueden permitírselo, para pasar el verano. Para el invierno es la Costa del Sol. Jungstedt acaba de iniciar una nueva serie y ha elegido precisamente Málaga para situarla.

Título: "Antes de que lleguen las nubes"

Autor: Mari Jungstedt

Editorial: Maeva

Suecia es el país más poblado de Escandinavia y donde se encuentran más escritores de género negro; Kerstin Mari Jungstedt es parte de la trilogía sueca más reconocida junto a Henning Mankell y Camilla Läckberg. Es una periodista que camina hacia los 60 años y que se reveló con historias que transcurren en la "Málaga sueca", la isla de Gotland, donde la autora y su marido pasan las vacaciones.  

Los suecos fueron pioneros en la Costa del Sol y actualmente hay más de 30.000 residentes en la zona. Casi todos los suecos tienen conexión con España, tanto porque viajan de vacaciones como por tener una casa o conocer a alguien que la tiene. El sueco está más apegado a los amigos que a la familia y pueden perfectamente vivir en Málaga, trabajar desde su casa y coger cada dos o tres semanas un vuelo para mantener reuniones de trabajo.

Con toda naturalidad es lo que decide una traductora y profesora sueca de español, cuando su marido se enamora de una joven y termina con su matrimonio. Cumple su sueño de tener casa en España, en un pequeño pueblo donde comenzar a construir otra vida: "A Lisa siempre le había encantado España, un país que visitaba a menudo desde la adolescencia. Tenía pensado ganarse la vida dando clases de español por internet, haciendo traducciones y encargos de interpretación, si le surgía alguno, ya que también había estudiado Interpretación. Con el tiempo, tal vez pudiera incluso buscar trabajo en el Colegio Sueco de Fuengirola. Se las arreglaría. Además, ahora mismo haría cualquier cosa por alejarse de todo".

Al comienzo de la historia tres suecos visitan la ciudad de Ronda... "allí se dirigían los cuatro amigos, a Ronda, situada a poco más de 100 kilómetros de Málaga, un auténtico tesoro cultural y una de las ciudades más antiguas de España. Hacía mucho que tenían planeado ese viaje de fin de semana.

Florián Vega, que iba al volante, era el único español del grupo. Había nacido y se había criado en la provincia malagueña, y tenía fama de ser un fiscal muy combativo. Estaba casado con una sueca, Marianne, a la que había conocido en un vuelo entre su ciudad y Las Palmas hacía más de treinta años, cuando ella era azafata. Fue un flechazo, y Florián se le declaró seis meses después. Marianne aceptó la idea de irse a vivir a Málaga y tuvieron tres hijos bastante seguidos. Todos ellos eran ya adultos y se habían independizado.

Miró de reojo a Marianne, que iba a su lado en el coche. También a ella empezaban a notársele los años. Florián se había percatado de que le habían aparecido nuevas arrugas alrededor de la boca y en el cuello. Y también el pelo, teñido de henna roja, se veía ahora más escaso.

Iba mirando por la ventanilla con las gafas de gruesa montura redonda, y se preguntó en qué estaría pensando. La relación entre los dos estaba algo tensa. Él esperaba que no se notase. Era muy consciente de que a Eva y Peter, sus amigos suecos, les hacía mucha ilusión pasar un fin de semana con ellos y divertirse. Nunca habían estado en Ronda, y él esperaba que el viaje transcurriera sin riñas ni contratiempos entre su mujer y él. Sus amigos habían vendido la empresa de decoración de interiores que tenían en Suecia y se habían mudado hacía un año, de modo que aún eran bastante novatos en Málaga y les faltaba mucho por ver y por disfrutar".

Florián Vega insistirá en visitar el puente de Ronda, en pleno acantilado, y con no muy buen tiempo. De los cuatro solo regresarán tres, y pronto se sumarán otras desapariciones que en apariencia no tienen relación.

El otro elemento clave de la historia es un policía español... "Héctor Correa estaba encantado en el piso de principios de siglo de la Plaza de la Merced, en el corazón mismo del casco antiguo de Málaga. Era un lugar de reunión festivo y popular, rodeado de restaurantes y bares que permanecían abiertos de la mañana a la noche. Allí acudían músicos callejeros, gente que paseaba a su perro, niños que correteaban y jugaban al fútbol, jóvenes con el patinete cruzándose entre los grupos de turistas que, procedentes de los diferentes cruceros que atracaban en la ciudad, corrían ansiosos para poder hacerse la foto junto a la estatua de Picasso".

Héctor es viudo desde hace ya algún tiempo... "ya habían pasado cinco años desde que Carmen murió y él la echaba de menos a diario a pesar de todo. Tenía su retrato colgado en la pared, sobre un aparador en el que conservaba sus candelabros favoritos. Eran bastante altos, con una forma muy elegante y hechos de hormigón gris. Los compraron un verano en un viaje que hicieron a Suecia. Tomaron el barco en tierra firme y cruzaron al paraíso estival que era la isla de Gotland, donde vieron los candelabros en un taller de cerámica que visitaron en la campiña. Carmen se fijó en ellos enseguida, y al volver a casa decidió que eran los que quería poner en la mesa. A partir de ese día, nunca usó otros. Era como si aquellos encerraran para ella algo mágico".

Listos los dos personajes principales y la primera víctima, Mari Jungstedt enlaza a todos ellos en busca de un asesino con un móvil muy especial, que nace varias décadas antes, el otro espacio temporal de la novela. La escritora mantiene el interés y nos oculta lo necesario para que lo compartamos. Se lee con facilidad, se reconocen los ambientes y los caracteres sin caer en tópicos fáciles sobre la Costa del Sol o las peculiaridades españolas. Apetece saber que nos planteará esta escritora sueca en el segundo libro de su nueva serie a la española.

Carlos López-Tapia

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