In Memoriam: Piper Laurie, una carrera intermitente con capacidad de crear personajes icónicos

In Memoriam: Piper Laurie, una carrera intermitente con capacidad de crear personajes icónicos

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Querido Teo:

A los 91 años ha fallecido Piper Laurie, una de esas actrices que no necesitó estar en el estrellato para pasar a la cultura popular con más de un papel icónico. En su haber 3 nominaciones al Oscar, como protagonista por “El buscavidas” en 1962 y como actriz de reparto por "Carrie" en 1977 e “Hijos de un Dios menor” en 1987. Para rematar su trascendencia el papel de la malvada y enigmática Catherine Martell en "Twin Peaks" que le valió dos candidaturas al Emmy (de las 9 que consiguió en su carrera) y un Globo de Oro en 1991. Una actriz que era capaz de mostrar fuerza y vulnerabilidad pasando de personajes avasalladores a otros desvalidos con suma facilidad.

Su padre era un inmigrante polaco que se dedicaba a la venta de muebles. Su madre era norteamericana de origen ruso. Cuando tuvo seis años, la familia se trasladó a Los Ángeles. Laurie era una niña atractiva, con una llamativa cabellera rojiza, pero era muy tímida. Por ello, sus padres la enviaron a clases de dicción. Con el tiempo fue también a clases de interpretación en una escuela local de actuación que desembocaría en un contrato con Universal Studios a los 17 años.

El futuro no podía pintar mejor para una joven promesa de la industria que tenía una paga semanal de 2.000 dólares. Aun así tras la ilusión vino el desánimo cuando vio que no era más que una actriz encasillada en papeles de joven ingenua. “Luisa” (1950) fue su primera película, coincidiendo con Ronald Reagan, rodando después dos películas con Donald O’Connor, “The milkman” (1950) y “Francis en las carreras” (1951), y comenzando una relación profesional a lo largo de varias películas con Tony Curtis desde “Su alteza el ladrón” (1951).

Finalmente Laurie pudo marcharse sin mayores inconvenientes de Universal Studios y se trasladó a Nueva York para reiniciar sus estudios de interpretación aunque no paró de trabajar, especialmente en televisión o en películas como “Mujeres culpables” (1957), hasta que llegaría uno de esos papeles en cine que marcan una vida como el de Sarah Packard en “El buscavidas” (1961) de Robert Rossen, una mujer inválida y alcohólica que formaba junto al amoral Eddie Felson de Paul Newman una icónica pareja de perdedores.

En esa época Laurie se casó con Joe Morgenstern, con el que estuvo casada desde 1962 al divorcio dos décadas después, y cuando no recibía ofertas interesantes se retiraba a su casa de Woodstock, cerca de Nueva York, donde se dedicaba a las tareas domésticas y a su hija. Una vida placentera en la que la actriz nunca dejo de tener los pies en el suelo sin dejarse llevar por los oropeles de Hollywood. Eso le hizo estar más cómoda en trabajos televisivos (especialmente miniseries y telefilms) y en obras de teatro como “El zoo de cristal” de Tennessee Williams que representó en Nueva York en 1965 junto a George Grizzard, Maureen Stapleton y Pat Hingle.

Alejada ya de sus papeles de joven pizpireta se fue asentando como actriz dejando para la posteridad a dos madres inolvidables. Por un lado la maquiavélica y devota de “Carrie” (1976), toda una tortura para una hija que no es capaz de procesar el cambio físico y psicológico que implica para una mujer el tener el periodo menstrual debido al extremismo religioso de una madre castradora por la que la actriz consiguió su segunda nominación al Oscar. Era su sorprendente y laureado regreso al cine 15 años después de “El buscavidas”.

Seguiría siendo más habitual verla en la pequeña pantalla (siendo nominada al Emmy por sus trabajos en “El bunker” en 1981, “El pájaro espino” en 1983 o “Hospital” en 1984). El premio televisivo por antonomasia lo ganaría por “La promesa” en 1987, un telefilm junto a James Garner y James Woods, coincidiendo con su tercera y última nominación al Oscar por “Hijos de un Dios menor” (1986) dando vida a una madre arrepentida.

A pesar de una carrera intermitente no se puede decir que Piper Laurie no lograra meterse al público y a la crítica en el bolsillo ya que, además de sus tres nominaciones al Oscar y numerosos trabajos televisivos, la fama definitiva llegó con su papel de la enigmática Catherine Martell en las dos primeras temporadas de “Twin Peaks” (1990-1991). Globo de Oro, 2 candidaturas al Emmy y, en definitiva, un trabajo icónico.

El resto de la carrera de Piper Laurie continuó siempre con el respeto por lo conseguido como opción de prestigio en “El peso de la corrupción” (1992), “Trauma” (1993), “Vaya par de amigos” (1993), “Cruzando la oscuridad” (1995), “El arpa de hierba” (1996), “The faculty” (1998), “Enredos de familia” (2004) o “White Boy Rick” (2018).

Además de ello episódicos en “Urgencias” (1995-1996), “Diagnóstico asesinato” (1996), “Frasier” (1994-1999), donde consiguió su última nominación al Emmy (la novena) como actriz invitada, o “Will & Grace” (2000).

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Nacho Gonzalo

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