"Relay"
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El argumento: Ash es un negociador especializado en conflictos entre grandes empresas y denunciantes. Frío, metódico y casi invisible gracias al sofisticado sistema de comunicaciones, de nombre Relay, con el que trabaja. Pero su mundo da un giro cuando recibe la llamada de Sarah, una ex empleada de una farmacéutica que posee información peligrosa y teme por su vida. Lo que empieza como un caso más se transforma en una carrera contrarreloj: filtraciones, persecuciones y traiciones que los arrastran a ambos a una peligrosa conspiración.
Conviene ver: "Relay" se presenta como un thriller corporativo de corte moderno que intenta equilibrar intriga tecnológica, tensión psicológica y acción contenida. La película se inspira en la estética de "Drive" (2011) y el cine de acción de Jason Statham o Liam Neeson, pero su ambición va más allá de la pura espectacularidad: David Mackenzie propone un universo conspiranoico donde las decisiones y secretos corporativos se entrelazan con la vida de sus protagonistas. El dispositivo narrativo del sistema Rekay funciona de manera doble: como herramienta de comunicación y como metáfora del aislamiento de Tom/Ash (Riz Ahmed), un "fixer" que opera en los márgenes del poder y la legalidad. Este recurso dota al relato de identidad y aporta un elemento de tensión tecnológica poco explotado en el género. Uno de los grandes aciertos de la película es Riz Ahmed, cuya interpretación dota de complejidad y humanidad a un personaje que, por su rol profesional, podría haber quedado plano y distante. Mackenzie también demuestra una notable habilidad para construir atmósferas densas: la fotografía grisácea y los escenarios urbanos transmiten control y frialdad, mientras que el ritmo, aunque pausado, genera una intriga sostenida y mantiene al espectador pendiente de los movimientos estratégicos de los protagonistas. El minimalismo formal y la banda sonora contenida contribuyen a crear una sensación de vigilancia constante y peligro latente, consolidando la tensión del relato. Sin embargo, "Relay" evidencia problemas narrativos que limitan su potencial. El arco de Sarah (Lily James) resulta errático: la transición de víctima a antagonista se siente forzada y resta credibilidad a la historia, transformando un posible comentario sobre manipulación corporativa en un simple juego de giros sorprendentes. La película evita explorar de manera profunda las implicaciones éticas de la biotecnología y la corrupción empresarial, relegando estos elementos a meros accesorios de la trama. Sam Worthington, pese a su presencia física, encarna un estereotipo recurrente, el perseguidor implacable, mientras que los personajes secundarios carecen de desarrollo y apenas contribuyen al conflicto central. El clímax, apresurado y dependiente de un giro narrativo poco convincente, diluye la tensión acumulada y deja una sensación de oportunidad desaprovechada. La película se centra más en sorprender al espectador que en profundizar en la dimensión humana de sus personajes, lo que resta densidad dramática y convierte a "Relay" en un thriller funcional, más digno que memorable. Aunque se puede valorar su elegancia visual, la construcción de suspense y la capacidad de Riz Ahmed para sostener el relato, el conjunto carece de filo y no logra dejar un impacto duradero en el espectador.
Conviene saber: El nuevo trabajo de David Mackenzie pudo verse en el Festival de Toronto 2024.
La crítica le da un SEIS












